Capítulo X

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Termino de anudar mi pareo en las caderas para luego tomar mis auriculares junto el móvil. -El cual es supervisado por Patrick-, los lentes de sol y una toalla, para así poder salir de la habitación.

Una joven de limpieza ha venido unos minutos antes a informarme que el desayuno estaba listo y que sería servido en la alberca del jardín. Que el señor Lombardi había solicitado que todos asistiereis con vestuario adecuado para estar en dicho espacio. Así que después de sonreirle adormiladamente y responder que les acompañaría en diez minutos, los cuales se convirtieron en veinte. Me encuentro de camino en llegar a la primera planta por lo menos.

Mis pies dejan de bajar por los escalones dado que he llegado al salón principal. Encontrándome accidentalmente con un Alexandre en unos shorts azúl, chinelas de baño, lentes rayban y mostrando todos sus oblicuos excelentemente trabajados puesto que no lleva nada que le cubriese la parte superior de su cuerpo.

— Buenos días princesa— Saluda muy sonriente al verme aparecer dentro de mi vestido de baño negro de una pieza pierna alta.

— Buenos días señor Cooney. — Contesto a su saludo muy escuetamente, mientras continuo mi camino por un pasillo que conduce hacia algún lugar trasero de la mansión.

— Ey muñeca! Es por acá. — Le escucho decirme en voz alta mientras está de pies al lado de otro pasillo con su típica sonrisa de chulo.

Arqueo una ceja mientras asiento en actitud agradecida.

— Necesito un mapa de este lugar. — Menciono mientras paso a la par de él y me encamino por el otro pasillo.

— Si gustas puedo hacer de guía turístico y darte un tour por toda la mansión. — Menciona mientras clava su mirada con cierto descaro en mis pechos.

— Creo que con el mapa será más que suficiente. — Concluyo colocándome los auriculares para así no tener que escuchar ni una sola palabra más de él, ni de nadie en realidad. El día de hoy amanecí completamente asocial y no me siento mal al respecto.

Un enorme jardín aparece frente a mi dejándome con un rostro de sorpresa.

— Wow, que grande y hermoso. — Susurro en voz alta en lo que me dirijo por un camino de rosas hacia un área en donde se encuentran un grupo de personas.

— Y eso que no me has visto desnudo muñeca. — La voz de Alexandre se cuela por mi oído después de haberme quitado uno de los auriculares para decirme esto.

Le dediqué una mirada  asesina mientras tomaba asiento en las tumbonas traseras de donde ellos se encontraban. Sofía y Densel quienes conversaban alegremente no se percataron de mi llegada, al igual que una Margot que se aplicaba bloqueador sobre una tumbona frente a la alberca.

— Ya llegó tu Capitán América para cubrirte de bloqueador todo ese cuerpo escultural   dulzura. — Las palabras de Alexandre llamaron la atención de todos mientras depositaba un beso en los labios de Margot.

Pierre quien aún no se ha enterado de mi presencia, aplazó la conversación con un par de hombres que se encontraban con él en otro extremo de la alberca para hablar con un mesero que estaba cerca de ellos.

— Ordena que sirvan el desayuno. Ya estamos todos. —

— Aún falta Alize. — Mencionó Densel de inmediato.

El mesero se detuvo al escuchar esto y dirigió su mirada nuevamente a Pierre en espera de alguna nueva orden de su jefe.

— No importa. No vamos a esperarle toda la mañana. Ya desayunara cuando decida venir. — Concluye mientras reanuda su conversación con los hombres que a las ocho de la mañana ya se encontraban con un trago en sus manos.

Amargo Espejismo.      Donde viven las historias. Descúbrelo ahora