Capítulo 1: Verdades y secretos

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Había salido de su departamento con su rumbo fijo. Esmoquin recién planchado, un buen peinado y el cautivante olor de su colonia seguro la iban a dejar impresionada. Ciego, tomó las llaves, miró sus zapatos y los vio brillantes. Aseguró la puerta y siguió por el pasillo hasta el elevador. Subió y marcó el sótano.

Era una noche tranquila en Londres, el tráfico no era mucho por lo que llegó en poco tiempo.

-Payne. – Le dijo al hombre en la entrada.
-Por aquí, por favor.

Lo guió hasta su mesa y corrió su silla, permitiéndole sentarse. Pasó un minuto sentado, cuando se le acercó un joven mesero de piel morena con una botella de champagne en sus manos.

-¿Desea un trago, señor?

-Sí, muchas gracias

Agradeció y pagó un par de libras al joven como propina quien después se marchó.

Una hora había pasado y ella aún no llegaba. Miraba el reloj, llamaba una y otra vez a su teléfono sin conseguir respuesta, le enviaba un mensaje de texto, le dejaba un mensaje de voz, pero nada, ella no respondía. Desesperado y sintiéndose traicionado, tomó su saco, pagó el monto de las bebidas y regresó a su auto. Subió al vehículo y lo cerró de un portazo, sacó las llaves y encendió el auto pero no fue capaz de ponerlo en marcha. Recostó su cabeza contra el volante y suspiró un par de veces antes de soltar un llanto mezclado con un grito mientras las lágrimas empezaron a correr por sus mejillas.

Aclaró su mente y condujo de regreso a su departamento. Cuando llegó se quitó toda su ropa hasta quedar solo en ropa interior. Tomó un vaso de agua y se sentó en el sofá a ver una película en televisión. El teléfono empezó a vibrar en el cojín del sofá. Tomó el teléfono y lo contestó.

-Hola, Li – Era ella.

-¿Qué quieres? – Dijo él, molesto.

-¿Estás molesto? – Intentó suavizarlo.

-¿Tú qué crees? ¿Qué estar una hora sentado en una mesa, bebiendo como alcohólico, esperando a tu novia es algo bonito?- Regañó con todo el sarcasmo posible.

-Ay, Li, por favor, perdóname. No fue mi intención. –Suplicó ella.

-No ruegues por algo que no tendrás.

-Liam, ¿Qué quieres decirme? – Dijo preocupada.

-Que terminamos, Sophia. Tú y yo no vamos más. – Colgó el teléfono sin darle la oportunidad de decir palabra alguna.

Despertó en la mañana por un ruido proveniente de la cocina. Se levantó medio dormido y abrió la puerta de su habitación. Caminó hacia la cocina en busca del ruido.

-¿Qué carajos estás haciendo? – Dijo. Frotándose los ojos y con la voz ronca por apenas haberse despertado.

-En mis tierras acostumbran a decir “Buenos días”, Liam. – El rubio le lanzó una mirada sarcástica.

-No te hagas la perra educada, duende. – Rió.

-Al menos ponte algo, Payne.

-Tengo ropa interior. Creo que es suficiente. – Abre el refrigerador y sacó el envase del jugo del cual tomó un sorbo.

-¡Oye! ¡Pendejo! – Suelta un chillido. – ¡Los dos bebemos de ese jugo!

Lo soltó y puso de regreso en el refrigerador.

-Entonces, Niall, ¿Por qué demonios estás cocinando tan temprano en la mañana?

-¿Temprano, Liam? ¡Es mediodía!

Culpable (Ziam Mayne)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora