Capítulo 4: La Verdad en Color Ámbar

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No durmió aquella noche. No lo podía negar, el beso que le dio Liam fue de su agrado. Aún sentía el dulce sabor mezclado con el del alcohol de los labios del castaño sobre los suyos. Ahora sí lo recordaba. Fue el mismo tipo que le pagó veinte libras de propina, fue el mismo tipo que se quedó una hora bebiendo hasta que se fue. Fue el mismo tipo de aquella noche de Enero.

Eran las tres de la mañana. Aún sin cerrar los ojos, deambulaba por la habitación pasándose los dedos por su sedoso cabello y mirando hacia la iluminada ciudad de Londres desde su ventana en su departamento. Nada más pasaba por su mente, solo el beso que Liam le plantó en sus labios, el aroma de su alcoholizado aliento, la textura de los labios ajenos, la sensación que sentía al rozar la barbilla suya contra la de él y sentir los pocos vellos de su barba creciente. Pero nunca llegó a estremecerse, ni siquiera a excitarse con aquél beso. Sintió algo, pero no fue nada que pudiese describirse.

Su celular interrumpió su calma. “¿Será él?” Pensaba, debido a que le dio su número antes de caer ebrio en la fiesta. No, no era él.

-¿Qué quieres ahora? ¡Son las tres de la mañana, joder! – Dijo enojado.

-Vamos, amigo. Necesito tu ayuda. – Dijo susurrando. Algo no estaba bien.

-¿Qué pasó, Harry? – Cambió su tono a preocupado. Harry era realmente un imbécil que nunca aprendía.

-He metido la pata y ahora le debo a Big M. quinientas libras. – Aun susurrando.

-¡¿Cómo mierdas pasó?!

-Luego te cuento, Zayn. Por ahora lo que necesito son al menos doscientas cincuenta libras para pagarle un adelanto.

-No tengo ese dinero. ¿Por qué no le pides un prorroga, sacas dinero de tu cuenta y le pagas a Big M. mañana?  

-No puedo, Zayn. Solo tengo ciento cuarenta. – Siguió, esta vez, susurrando más bajo.

-Veré que puedo hacer por ti, Harry. – Soltó un suspiro. No era la primera vez que Harry dependía de Zayn para zafarse de un problema. Le saldrá caro.

Tomó su auto y se dirigió a donde Harry le dijo para que le entregara el dinero. No importaba cuantas veces fuese a socorrer a Harry, siempre había tenido miedo. Esa gente era peligrosa. Asesinatos, secuestros, robos y otra de otra gran cantidad de crímenes son acusados pero han sabido evadir la justicia. Siempre ha temido por la vida de Harry, Big M. no es alguien con quien se pueda jugar.

Sus manos sudaban y se resbalaban en el volante. Las calles estaban vacías y una pequeña nevada caía sobre las calles. Zayn conducía en la oscuridad y cada vez se dejaba llevar más por el temor. “¿Qué habrá hecho este idiota ahora?” Decía en su mente, sin embargo no podía dejarlo solo. Habían sido amigos desde hace mucho, en las buenas y en las malas, jamás se habían dejado cada uno por su cuenta. Desafortunadamente, para Zayn aquello podría costarle la vida.

Estacionó y ahí estaba él parado junto a un poste y con un sujeto desconocido a en el otro lado. Bajó la ventanilla y llamó a Harry, le entregó el dinero a este quien se devolvió y se lo dio al sujeto.

Solo quería salir de ahí. Pisó el acelerador y en un santiamén ya estaban en marchas en las solitarias calles de una noche de invierno londinense. Se detuvo y se estacionó a un lado de la calle.

-¡¿Qué mierdas te sucede, Styles?! – Aquí venía uno de sus famosos discursos.

-Solo tenía un poco de diversión. – Hizo una expresión en su rostro insinuando que no fue la gran cosa.

-¿Diversión, Harry? ¿Diversión? ¡Harry, tu “diversión” puede costarnos la vida! – Marcó las comillas con sus dedos. Suspiró. - ¿A caso no piensas en nadie más que ti mismo?

-¡Claro que sí lo hago, Zayn!

 -¿Entonces por qué no lo has dejado? – Zayn suavizó su tono. - ¿A caso no has pensado en que te pueden hacer a ti? ¿A mí? ¿A tu mamá? ¿A Sam?

El rostro de Harry se tornó apagado. Zayn había tocado una fibra sensible en él. Ahora si parecía que.

-Vámonos, Zayn – No quiso continuar hablando. Zayn tampoco lo obligó. Continuaron su camino.

Harry sintió lo que Zayn le dijo. Él sabía que meterse con la gente de Big M. no es algo con lo que se pueda jugar. No eran muchas las personas que de verdad le importaran a Harry. Solo su madre, Zayn y Sam. Samuel, o Sam como le decían todos, le hacía sentir algo que nunca sintió con Zayn ni su madre. Se sentía feliz. Sí, Samuel Welbeck era el novio de Harry. Nunca supo cuando empezó a sentirse atraído por los chicos ¿o solo había sentido eso por Sam? No lo sabía. Lo cierto es que Sam probablemente no será el primero.

Se quedó callado por bastante tiempo hasta que al fin soltó unas palabras.

-¿Za…Zayn?

-¿Sí?

-Discúlpame – Dijo entre pequeños sollozos. Su cabello largo y enrulado no dejaba ver sus ojos pero Zayn notó una lágrima que descendía por su mejilla. – Nunca fue mi intención meterte en esto, ni a mamá, ni a Sam. No sé qué pasaba por mi mente cuando me endeudé con Big M. – Ya se notaba plenamente su llanto.

-No hay problema, Harry. Eres mi mejor amigo, haría lo que fuese por ti. – Sonrío Zayn. – Debe de haber alguna manera de arreglar todo este embrollo.

-Pagando lo que debo. –Dijo con la cabeza abajo.

-Ok, no hay problema. Conseguiremos el dinero. – Zayn vio una esperanza en las palabras de Harry. Una vez pagada la deuda, podrían volver a vivir felices. - ¿Cuánto les debes?

Harry sollozó un poco más. Se limpió los ojos y miró a Zayn apenado.

-Casi sesenta mil libras, Zayn. – El moreno frenó en seco.

Era una mañana como cualquier otra. Zayn despertaba solo en su departamento y como era de esperarse, esta vez tampoco había dormido bien. Dos cosas atormentaban su mente. ¿Cómo conseguiría las sesenta mil libras para ayudar a Harry? ¿Qué pasa si no logran conseguir el dinero? Prácticamente estaba a punto de arrancarse el cabello. Y él. El borracho de aquella noche. El borracho de ojos marrones, de barba en crecimiento, de grandes brazos, de suaves labios. Liam Payne no había abandonado su cabeza.

Harry irrumpió en el departamento de Zayn de repente. Se veía asustado, agitado, preocupado y aterrorizado. Zayn corrió a ver qué era lo que le sucedía a Harry.

-¿Qué te pasó? – Preguntó preocupado

Harry estaba hiperventilado pues había corrido lo más rápido que pudo para llegar al hogar de Zayn.

-Me… me llamó… - Hablaba entre suspiros. Tragó saliva e intento guardar la compostura. – Me llamó uno de los hombres de Big M. – Volvió a suspirar para intentar recuperarse. Pausó.

-¡¿Qué te dijeron?! – Zayn solo se estaba espantando más y más con cada segundo que pasaba.

-Un mes. – Ya parecía estar mejor.

-¿Un mes qué?

-Tenemos un mes para pagarle a Big M. sesenta y cinco mil libras.

Zayn simplemente se derrumbó. Estaban en una carrera contra el tiempo.

-¿O si no?

-Exacto, Zayn.

Culpable (Ziam Mayne)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora