Capítulo 6: La Condena

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Consiguió dos trabajos de medio tiempo, usó todos sus ahorros, Zayn le consiguió unos miles más otros que Liam le había prestado. Fue un mes de trabajo bastante arduo, pero aun así no había conseguido más de la mitad de la deuda. Tenía la diminuta esperanza de que Big M. le diera el privilegio de una prórroga y se aferraría a ella.

Decidió que iría al día siguiente a entregarle el dinero. Decidió que tomaría un descanso y fue a rentar películas para pasar la tarde junto con Sam. Llegó al centro comercial vistiendo unos jeans ajustados de color blanco junto con una camiseta sin mangas de color negro que estaba debajo de una camisa del mismo color que su pantalón.

Buscó el local de Bernard, donde siempre va a rentar sus películas.

-¡Harry Styles! ¡Tiempo sin verte, mi hermano! – Se entusiasmó Bernard al ver a Harry. Ya hacía tiempo que Harry no iba a rentar películas.

-Hola, Bernard – Sonrió. – Lo sé, ha pasado tiempo.

-¿Qué clase de película vienes a buscar hoy?

-No sé. Creo que revisaré que tienes. – Volvió a sonreír. Sus dientes blancos se robaban las miradas, cualquiera con solo verlo se enamoraría de su sonrisa.

-Siéntete libre de buscar.

Caminó alrededor de los mostradores buscando distintos tipos de filmes. Comedia, drama, terror, suspenso, acción, entre otros géneros. Ninguna le llamaba la atención. Caminaba desprevenido por los pasillos del local mirando distintas cajas y casi chocando con los otros clientes.

-¿Ya has encontrado algo interesante, Harry? – Dijo Bernard cuando lo vio cerca de la caja.

-No, aún no. – Dijo lamentándose un poco. – Iré al baño, Bernard, regreso pronto.

Styles salió del local con rumbo a un baño que había cerca. Entró y se lavó su cara con un poco de agua. Estaba cansado, demasiado. No había dormido bien durante la semana y su plazo se vencía. Big M. podría enviar a cualquier matón en cualquier momento y asesinarlo. Sam sabía de su situación pero él no sabía cómo hacer sentir a Harry o cómo calmarlo. De todo intentó, pero nada le ha resultado. Luego, Harry recordó que tenía cerca de la mitad del dinero.

-Es bastante dinero – Murmulló mirándose al espejo. – A lo mejor lo acepte. – Big M. era impredecible. Podía ser misericordioso o una bestia cuando se lo propone. Todo y nada le está saliendo bien a Harry.

Se apresuró a salir del baño. No miraba por donde iba. Abrió la puerta y sintió que chocó con algo. No supo que fue.

-Oops! – Harry escuchó una suave voz. Entonces se dio cuenta de que había chocado con alguien. Levantó la mirada lentamente hasta que chocó con los ojos de la persona ahí enfrente de él. Eran azules como el mar, tenía el cabello marrón y vestía unos pantalones negros ajustados junto con una chaqueta de jean y una camiseta blanca por debajo. Era un chico con unas facciones muy delicadas, realmente precioso a la vista. Harry quedó casi mudo frente a aquél chico ojiazul

-Ho… Hola – No fue capaz de decir más. La belleza del muchacho lo tenía sorprendido, anonadado, hipnotizado. “¡Qué imbécil eres, Harry!” se dijo a sí mismo cuando se dio cuenta de que le había tirado algo que llevaba entre sus delicadas manos. Se agachó y lo recogió. No distinguió muy bien lo que era, pero se dio cuenta de que era una película. En un giro rápido, logró ver el título de ésta. – Oh, Grease. – Harry no era tan fan de aquél tipo de películas, pero Grease era bastante buena.

-Sí, es una de mis favoritas. – Dijo el muchacho de ojos azules que aún estaba parado en frente de él. – Ehm, ¿podrías devolvérmela? – Pregunta el muchacho. Harry se apena un poco. Algo le causaba aquél desconocido.

-Oh, claro, ten. –Le entregó el paquete en sus manos que logró sentir por un breve momento. Eran tan suaves, tan cuidadas. Harry sintió que todo se desvanecía y que solo era él y esas manos tan suaves como la seda o como la brisa de una tarde de verano. No pasó mucho tiempo para que su mente volviese a su cuerpo. Lo miró de nuevo a sus ojos. Se sentía raro, nada similar le había pasado cuando conoció a Sam, quien es su primer novio, ni cuando conoció a ninguna de sus otras novias. Es raro. Sentía que debía decirlo, pero un nudo en la garganta se le había formado. Mandó todo al diablo. – Por cierto… Mucho gusto, me llamo Harry. Harry Styles. – Sonrió con ternura. Al parecer, el joven se sintió agradado por la bella sonrisa de Harry y fue cuando lo escuchó decir algo.

-Soy Louis. Louis Tomlinson. Encantado de conocerte, Harry. – Harry sonríe inmediatamente al escuchar a Louis pronunciar su nombre. Siente el rubor invadir sus mejillas.

-¿Quieres que te invité algo de beber? – Su boca estaba fuera de control. Nunca quiso decir eso. Bueno, sí lo quería, pero no de manera tan repentina. Vio como Louis se sorprendió un poco, pero no pareció molestarle.

-Claro. Espérame aquí afuera. Debo entrar primero.

Harry le cedió el paso y esperó afuera. - ¡Sí! – Se dijo a sí mismo en voz casi inaudible.

Harry se despidió de Louis en el centro comercial. Intercambiaron teléfonos y Harry tomó su rumbo. No había rentado ninguna película después de todo. Fue a casa a tomar un merecido descanso pero sabía que era cuestión de tiempo y que debería darle la cara a Big M. en unas pocas horas. Las posibilidades lo atormentaban. Big M. podría aceptar su trato o asesinarlo justo en frente  sin decir palabra, no sabía y el no saber era lo que lo estaba matando.

Llegó a aquella bodega donde él sabía que Big M. se escondía junto con sus mejores secuaces. Hombres altos, musculosos y claramente fríos. Mercenarios, ladrones, asesinos. De toda clase de criminal había ahí adentro, vio a Mark, un estafador mucho más alto que él quien lo dejaría muerto con tan solo un golpe de sus brazos.

-Pero sí es la mariposita de Styles. – Se mofó el estafador rubio.

-Vengo a verlo. – Se puso realmente serio.

-No puedes verlo a menos que vengas a pagar, insecto.

-A eso vengo, Mark.

Se movió y le abrió la puerta. Entro a la oficina que estaba realmente bien decorada. Adornos caros, alfombras ostentosas, metales preciosos, y todo, absolutamente todo manchado con el sufrimiento y la sangre de inocentes. La silla estaba volteada.

-Harry Edward Styles. Si mal no recuerdo tu plazo está por vencerse.

-Precisamente vengo a hablar de ello, Marlon. Tengo el dinero…

-Entonces, entrégamelo. – Se dio la vuelta dejando que la poca luz iluminase su pálido rostro y sus ojos grises oscuros que reflejaban maldad se clavaron en los hermosos ojos verdes de Harry.

-La cosa es que no lo tengo completo. – El salió desde atrás de su escritorio. Harry sentía que iba a morir mientras Big M. caminaba a su alrededor.

-Eso es un problema, Styles. – Se le acercó por detrás y le susurró al oído.

-Te… tengo un poco menos de la mitad.

-Te diré algo, Styles. Dámelo y te daré el tiempo que necesites para conseguir el resto. Claro, habrá un costo.

-¿Cuál es el costo? – Tragó saliva.

-Eso no importa ahora. Solo dame mi dinero. – Harry obedeció y se apresuró a salir. Respiraba muy rápido ¿Costo? ¿Qué clase de costo? Iba a enloquecer. Pero lo recordó, lo recordó a él, una imagen de la hermosa sonrisa de él y sus hermosos ojos invadieron su mente. Se tranquilizó al pensar en Louis.

-¿Qué? - Se agarró su pelo enrulado.

Culpable (Ziam Mayne)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora