Mi madre ||KarmaGisa||

Capítulo 13

La pelirroja sonrió con victoria. Finalmente había encontrado la ubicación de Karma.

—»Maldita Saori «—pensó mientras salía por la puerta de entrada de su vivienda.

Iría a casa de la psicóloga y probablemente fingiría no saber nada para no ser echada inmediatamente de la casa.

También tenía la idea de que Nagisa y Hiromi se encontraran allí, no estaba segura de ello, pero era bastante obvio para sí misma.

•••

Tocó el timbre un par de veces y casi al mismo instante, Saori salió.

Su cara era una expresión esperada. Tami reía internamente al ver aquel rostro de la psicóloga.

—¿Ta-Tami? —tartamudeo, evidentemente asustada y con un deje de nerviosismo.

La pelirroja fingió tener una expresión de tristeza. Saori rogaba porqué no supiera nada y mucho más porqué no entrara a la casa.

—Saori, sigo sin encontrar a Karma y ya he buscado donde pude —colocó su mano sobre su boca. Estaba cabizbaja—. Estoy muy preocupada, no sé donde pueda estar y temo que algo le pase.

Saori suspiró.

—Tami, yo ya te dije: Posiblemente él esté en un lugar mejor que contigo —Su miedo se había esfumado de repente y ahora sonaba muy segura—. Si me disculpas yo... —estaba por cerrar la puerta, pero Tami la detuvo.

—No, por favor —pidió—. ¿No podemos hablar? Quiero arreglar las cosas contigo.

La castaña sentía sinceridad en las palabras de la contraria. Pero por más cierto que pareciera, no podría ceder.

—No, Tami. Sabes lo que has hecho y arreglar todo no es fácil —desvió la mirada.

—Claro que puede serlo. De verdad me siento mal por cómo te traté esa vez.

—No me importa si me trataste mal, si te disculpas o no —suspiró—. Lastimaste a Karma, eso es lo que me importa.

Tami continuaba insistiendo, en medio de la conversación incluso llegó a pedir entrar a la vivienda de la psicóloga. Obviamente ella se negó y ahora Tami insistía por eso.

—¿Me dejarías usar el baño al menos?

—No —negó de manera fría. Debía sonar así para no levantar sospechas y para no ceder fácilmente.

Ya harta de la insistencia de la pelirroja, simplemente le cerró la puerta en la cara —de manera fuerte, claro—.

Tami gruñó molesta. Supuso que ahora tendría que usar la fuerza.

•••

—¡Mamá, Karma y yo vamos a salir! —gritó y abrió la puerta principal—. ¡Ya volvemos!

Ambos salieron de la vivienda de Saori.

Solo que no contaban con que una madre entrometida los estuviera vigilando desde una distancia no muy lejana.

Esta los seguía por detrás sin hacer ningún sonido.

Tomó desprevenido a su hijo y agarró fuertemente su muñeca.

—Ya te encontré Karma —frunció el ceño con una sonrisa—. Vienes conmigo —Lo jaló.

—¿Mamá? —trataba de zafarse del agarre.

Sin pensarlo mucho, Nagisa golpeó a la mujer en el rostro de manera fuerte. Esta se vio obligada a soltar a Karma.

Nagisa sabía que estaba mal golpear a Tami, pero simplemente ambos no tenían elección.

—Karma huye —Le ordenó Nagisa.

—Pero tú...

—No importa, no quiero que ella vuelve a alejarnos. Prometo que te buscaré después.

No muy convencido, el pelirrojo huyó del lugar.

De verdad, no le quedaba más opción.

Tami —casi no recuperada del golpe—, empujó a Nagisa y corrió rápidamente siguiendo a Karma.

—¡Karma corre! —gritaba Nagisa a lo lejos.

Karma corría lo más rápido que podía. Su madre era bastante veloz, estaba algunos centímetros atrás de él.

En un momento tenía que pasar por una carretera, los vehículos pasaban a gran velocidad. El logró esquivarlos, pero Tami...

—¡Ah! —Un auto la arrolló.

Karma no podía darse el lujo de aprovechar la oportunidad y huir. Odiaba a su madre, pero no podía dejarla morir en medio de la calle.

—¡Mamá! —gritó y se lanzó al suelo a abrazarla. No le importó que estuviera cubierta de la roja sangre. Aún la amaba.

Minutos después Nagisa hizo aparición. Entre ambos chicos llamaron a la ambulancia siendo auxiliados también por algunas personas que observaron la escena.

—Karma —colocó su mano derecha sobre la espalda de este—, de verdad lo lamento tanto.

El pelirrojo se lanzó a los brazos de Nagisa. Lo abrazaba de manera muy fuerte mientras fuertes sollozos se escapaban de sus labios.

—N-No mi mamá n-no puede morir —repetía esto una y otra vez entre sollozos.

Ellos aún estaban en esa calle mientras que Tami era llevada al hospital más cercano del lugar.

Bien, aquí está el tan esperado karma para Tami.

Espero que estén felices de eso porque yo no lo estoy por completo.

Aunque es necesario.

Probablemente se estén preguntando porqué publiqué de nuevo todos los capítulos. Bueno, la respuesta es sencilla, los edite porque hace unos días leí uno de los primeros y tenía una ortografía del asco, así que me decidí a corregir todo ese cáncer visual. ￣ω￣

Oh, y del hecho escribí unos capítulos extras a los que habían antes.

Espero que les haya gustado y les agradezco por leer.