Capítulo 4

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—Mamá  tengo una idea
—mencionó el peli-celeste y los dos presentes le pusieron atención—. Mamá, deja pasar a Tami-san mientras trató de esconder a Karma y por favor distraela —Le pidió.

Hiromi salió de la habitación dejando a ambos adolescentes solos en la habitación del mas bajo.

—Y... ¿dónde crees que puedo esconderme? —preguntó el pelirrojo con una pizca de burla.

—Hmm —pensó—. Si quieres bajo mi cama o en el armario.
—sugirió—. ¿Cuál escoges?

—Bajo la cama —respondió sin rodeos y con algo de prisa Karma se ocultó en el lugar anteriormente mencionado. Ahora solo debían actuar naturalmente.

•••

—Buenas noches Hiromi-san
—saludó amablemente la pelirroja entrando a la vivienda de la nombrada.

—Buenas noches Tami-san, si gusta puede sentarse. Le traeré algo de beber —mencionó la peli-azul. Tami tomó asiento en uno de los sillones de la sala mientras Hiromi le traía jugo de uva en un vaso.

—Muchas gracias —dijo Tami recibiendo la bebida y Hiromi tomo asiento frente a ella.

¿Cómo harían para deshacerse de ella y alejarla de Karma?
Sin dudas no sería para nada fácil.

—¿Y... dónde esta Karma?
—preguntó. Bien, ahora sí venia lo difícil—. Tenemos que irnos, lo siento es que tengo algo de prisa —agregó la pelirroja, aunque aquello era mentira.

No tenía prisa para nada, mas bien quería alejar a Karma de esas personas lo mas pronto posible.

—No se preocupe, y... Karma...
—No tenía excusa perfecta. Pero luego recordó que Nagisa escondería a Karma, así que tal vez no habría problema en decir la verdad—. Está en la habitación de Nagisa —confesó con algo de nervios en su voz, cosa que Tami no pasó para nada en alto.

—¿Puedo ir yo por él?

—Claro, está en el segundo piso, es la primera puerta —indicó. Tami con una sonrisa en su rostro se retiró de la sala y subió al lugar indicado.

Dio unos leves golpes a la puerta seguido de un "con permiso" y entró a la habitación encontrándose a un Nagisa tranquilo sentado en la cama de la habitación.

—Buenas noches Nagisa-kun
—Lo saludo con un tono bastante frío. El peli-celeste empezaba a asustarse por aquel tono tan amenazante.

—Buenas noches Tami-san —devolvió tratando de sonar tranquilo.

—¿Dónde está Karma? —preguntó aún con ese tono. ¿Ahora que se inventaría?

—Él... se fue —inventó.

—¿Cómo que Se Fue? —resaltó lo ultimo acercándose a Nagisa con una mirada fulminante a su parecer.

—Sí, el salió. Pero mi madre no se dio cuenta.

—¿Y adónde se fue? —Se acercó a la puerta de la habitación aún con su mirada verdosa en el chico.

—No lo sé, solo se despidió y salio —Tami fue cerrando poco a poco la puerta.

—Bien, necesito hablar contigo Nagisa-kun —mencionó acercándose nuevamente al menor y tomando asiento a su lado.

—Claro... —El nerviosismo estaba a punto de salir de su voz.

—Sé lo que le hiciste a mi hijo
—¿Qué significaba eso?

—¿A qué se refiere? —preguntó ante la duda.

—Lo convertiste para lo que más odio y asco me da —Ahora lo entendía. Entendió finalmente a que se refería.

Karma aún escondido solo escuchaba atento la conversación, esperaba a que su madre no cometiera ninguna locura hacia Nagisa.

—Tami-san —La nombrada lo miró fijamente, esa mirada si que daba miedo—. Sé que a usted no le gusta la gente así, pero lo que nosotros sentimos es amor. —explicó—. Cosa que posiblemente usted no entiende.
—dijo aquello con tono suave para no sonar tan mal, pero aun así sonó ofensivo para la pelirroja.

—¡¿Cómo que yo no lo entiendo?! —demandó entre gritos—. ¡Esto no es amor! ¡Le hiciste un gran daño a mi hijo, pequeño mocoso! —gritó a la cara de Nagisa.

Ahora si que no podría contra ella, se dio cuenta que Tami mantenía muy bien sus opiniones y no dejaría que nadie le llevara la contraria.

Karma ya sacado de quicio por aquellos gritos que su madre le dio a su novio y mas insultarlo de tal manera, salió sigilosamente de su escondite por el otro lado de la cama —en el que no estaban Nagisa ni Tami— y tomó a su progenitora desde la parte de atrás por los hombros.

—¡No llames a Nagisa así! —Le gritó en la cara y Tami solo fruncio el ceño molesta. Iba a protestar, pero Karma se le adelantó—. ¡Si vuelves a llamarlo así, no saldrás viva! —amenazó.
Nagisa solo observaba la escena culpable. No era por que ser homosexual es malo, si no que por su culpa ahora madre e hijo se estaban peleando.

—¡Cállate Karma! —gritó levantándose del lecho y tomándolo bruscamente del brazo—. ¡Nos vamos! —ordenó arrastrando al pelirrojo hacia la salida de la habitación, este solo forcejeaba. Tami notó esto, su hijo era muy fuerte y se resistía, así que se dio la vuelta encarnándolo y le dio una bofetada en su mejilla izquierda.

Nagisa no sabía que hacer. Quedarse quieto, ver como obligan a su novio a hacer algo que el no quiere y que lo alejen de él o... ayudarlo, enfrentar a Tami y poder estar con él. Obviamente con una idea en su cabeza iría por la segunda opción.

—Señora, por favor cálmese
—Le dijo Nagisa tocando levemente su hombro para poder tranquilizarla.

—¡No me toques! —exigió apartando la mano del peli-celeste de su hombro.

—Mamá, suéltame —pidió Karma forcejeando aún.

—Suéltelo —dijo Nagisa igualmente ayudándolo a forcejar.

—¡Tú no te metas! —le gritó al peli-celeste y con su otra mano hecha puño lo golpeo en la cabeza haciendo que la soltara.

Hiromi quien escuchaba los gritos desde la primera planta, solamente subió para saber lo que ocurría.

—¿Qué esta pasando aquí? —preguntó Hiromi angustiada al ver a su hijo sobándose la cabeza y a Tami tomando bruscamente a Karma de su brazo.

—Tami-san ¡¿Qué es lo que hace?! —Le exigió y Tami al ver que estaba mostrando su lado malo y no "su buena faceta" soltó rápidamente a Karma ganándose las miradas de todos los presentes sobre ella.

Mi madre ||KarmaGisa|| Donde viven las historias. Descúbrelo ahora