Capítulo 39: La arpía de mi ex

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Ian lleva tres días sin hablarme y cada vez que veo sus historias de Snapchat con Linda me dan ganas de agarrar un cuchillo y clavárselo a cada uno de los almohadones decorativos del sillón, o agarrar una Barbie, pegarle la cara de la pelirroja y retorcer tanto su cuerpo hasta que no quede nada más que un montón de plástico. Okey, se puede decir que soy un tanto satánica.

Esta semana la tenía libre ya que el curso se había suspendido porque el hospital estaba con refacciones. Noah no había parado de insistirme con vernos, así que finalmente terminé accediendo.
Subí a mi habitación y cambié las pantuflas que llevaba en mis pies por mis zapatillas Superstar. Mientras me soltaba el pelo para cepillármelo un poco, el timbre sonó. Bajé los escalones corriendo y abrí la puerta a un alegre Noah con su habitual campera de cuero negra, pero esta vez había cambiado los jeans gastados por unos pantalones de hacer ejercicio de Adidas que le quedaban para morir.
-Hola gruñona, veo que estás más despeinada que de costumbre -dijo conteniendo la risa
Puse los ojos en blanco y abrí la puerta invitándolo a entrar.
-¿Pensas aprender a andar en bicicleta con pollera? A pesar de que me encantaría ver el color de tu ropa interior, no creo que te sientas muy cómoda.
No pude evitar sonrojarme así que le pegué en el hombro. No pensé que cuando dijo eso de enseñarme a andar en bici iba en serio, así que me puse una falda negra que había comprado en el viaje. Sentí una punzada de dolor al recordar que Ian la había elegido.
-Voy a cambiarme. Podes sentarte si queres, pero no robes nada. Llevo cuenta de cuantas cosas hay en l casa, así que si no quieres terminar en un correccional te recomiendo que mantengas tus manos quietas.
Se llevó las manos al pecho como señal de que lo había ofendido y reprimí una sonrisa.
Una vez ya cambiada, bajé corriendo y lo encontré mirando una foto mía y de Aria de cuando éramos chicas.
-Te dije que no tocaras nada -Dije sacándosela de las manos
-¿Siempre son fan maleducada? Deduje que una de las nenas sos vos, pero ¿quién es la otra?
-Mi prima Aria, la dueña de la bicicleta y de la mayor parte de las cosas de la casa.
-¿Y tan bien se llevan?
-Somos como hermanas -dije sonriendo
Él asintió.
-Ya sé que vivís con tu mamá y tú hermana, pero nunca hablas de ellas.
-¿Qué queres que te cuente?
Me senté a su lado y agarré uno de los vasos de agua que había servido.
-¿Nombres? ¿Edades? ¿Ocupaciones? Hay miles de opciones.
Noah suspiró.
-Bien. Mi mamá se llama María y tiene cuarenta y cinco años, trabaja en un Starbucks como camarera así que te imaginarás que no gana muy bien. Solamente se ocupa en trabajar así que no tiene tiempo para buscarse un novio, por lo que está sola y deprimida desde que mi papá nos abandonó. Con respecto a mi hermana, se llama Melody y tiene ocho. Va al instituto y es muy inteligente. Le gusta bailar pero no podemos pagarle las clases así que mira vídeos de YouTube y los imita. Lo hace realmente bien.
Al ver su sonrisa supe que ama mucho a su hermana. Seguramente pretende ser el padre que no tienen y me alegra saber que esa nena va a crecer con una figura muy similar a una paterna.
-Espero algún día conocerlas -dije

Luego de media hora intentando mantener en la bicicleta más de dos minutos, ya llevaba todas las piernas adoloradas de la cantidad de veces que había caído al suelo e imaginé los enormes moretones que tendría mañana.
-Creo que me rindo -Dije sentándome en el pequeño escalón de la entrada.
-Vamos, un último esfuerzo -puse los ojos en blanco - ¿y si te compro helado?
Me levanté inmediatamente y agarré la bicicleta. Esta vez, con un poco de ayuda de Noah, logré conducir la cuadra entera sin caerme.
Noah aplaudía y mi primer impulso fue abrazarlo. Al principio se sintió incómodo pero luego me devolvió el abrazo.
-Creo que es bastante bici por hoy, vayamos caminando hasta la heladería - dijo cuando nos separamos.

Tenía las piernas tan débiles que ante un empujón de Noah caí al piso, lo cual fue producto de unas sonoras carcajadas. Le devolví el golpe y así llegamos hasta la heladería más cercana, y me di una trompada mentalmente por no haberlo recortado. Desde la vitrina podía ver la cabellera pelirroja de Linda, pero ya era tarde para decirle a Noah que vayamos a otro local, porque él ya estaba dentro y por su expresión creo que a él tampoco le agradaba la presencia de aquella chica.
-¿Vos? -Dijo acercándose al mostrador
Linda reía por lo que le había dicho otro cliente y al darse vuelta para responder se quedó petrificada, como si hubiese visto a un muerto resucitado.
-¿Noah?
-¿Se conocen? -pregunté impaciente
-Lamentablemente sí. Vamos a otro lugar Alli -dijo Noah agarrándome del brazo y arrastrándome hasta la entrada.
-Espera Noah. Nunca me dejaste explicar lo que pasó. Aaa al menos dame una oportunidad -contestó ella tartamudeando
¿De qué demonios hablan y por qué esta chica está relacionada con todo?
Noah ni se molestó en responderle porque ya estábamos fuera y caminando sin rumbo fijo. Llegamos luego de dos minutos silenciosos a la plaza más cercana.
-¿Algodón de azúcar?
-De acuerdo.
Nos acercamos al anciano señor que vendía  dulces y luego de que Noah se negara a aceptar mi dinero, el señor nos tendió dos algodones de azúcar sonriendo. Me sentí bien al hacerlo feliz con tan solo un par de billetes.
Nos sentamos en un banco y mi intriga no pudo aguantar más.
-¿De donde conoces a Linda?
-La misma pregunta me hacía yo -Dijo él mientras se llevaba gran cantidad de algodón a la boca
-Es amiga de Ian, mi... eh... Ya ni sé qué somos.
-No sé si debería ponerme feliz por el hecho de que hayan cortado o sentirme mal. Bueno, volviendo al tema, Linda fue mi ex novia.
Ahogué un grito de sorpresa. ¿Es que estuvo con todos los chicos de la ciudad? ¿Cómo es que nunca la había visto en mi vida?
-Wow. ¿Por qué cortaron?
-Cosas de la vida. Llevábamos dos años juntos, ella me había ayudado luego de que mi padre nos abandonara. Melody la adoraba y a mí madre le daba igual. Nos habíamos conocido en un restaurante donde ella era camarera. Cuando me trajo el ticket con la cuenta, firmé y al costado le anoté mi numero con Llamame. Ella sonrió cuando lo vio pero no me respondió. Esa misma noche me llegó un mensaje.
Escuché con atención cada palabra de su historia. Por cómo sonreía al relatar su noviazgo noté que realmente la amaba y no entiendo cómo es que cortaron.
-Parecían ser muy unidos. Vuelvo a preguntar: ¿por qué cortaron? Y no me trago eso de "por cuestiones de la vida" -dije imitándolo
Él sonrió.
-Sí que sos insistente. Teníamos un grupo de amigos muy parecidos a mi. Ya sabes, con motos, tatuajes, campera de cuero. Mi mejor amigo Thomas siempre había dicho que ella era muy atractiva pero nunca creí que sería capaz de traicionarme. Al parecer me equivoqué. Una noche estábamos en una de las tantas fiestas a las que asistíamos y me separé un rato de Linda para ir a jugar con mis amigos a beer-pong. Cuando ya llevaba unos cuantos vasos de cerveza encima de separé de ellos para ir a buscarla. No la encontraba por ningún lado y comencé a desesperarme. Le peegunté a Mike, el dueño de la casa, y con una triste expresión me señaló la planta superior. Al ver que allí se encontraban las habitaciones me recorrió un escalofrío. Abrí todas las puertas hasta que los encomtré. Los dos. Juntos, sobre la cama. Salí corriendo y no pare hasta llegar a mi motocicleta. Intenté llamarla un montón de veces pero nunca respondió. Fui a su casa hasta hartarme, pero nunca estaba. Una tarde le pregunté a su vecina si sabía algo y con una triste sonrisa me dijo que ella y su familia se habían ido hacía ya dos semanas. Me abandonó, sin nunca darme una explicación.

Estaba horrorizada. Cómo podía ser que alguien fuera capaz de traicionar a su novio y dejarlo así como así, sobre todo después de lo que había pasado él los últimos años. Sentí impotencia y rabia. Seguramente Ian no sabe nada de esto. No creo que sería capaz de ser amigo de ese monstruo.
No lo dude dos veces y lo abracé sin darle noción al tiempo.

Luego de un par de minutos observe que oscurecía y le dije a Noah que era hora de volver a casa. Nos despedimos prometiendo escribirnos.
Creo que ya no lo odio tanto como al principio.

Regresé a casa y saludé a Aria que estaba comiendo cereales en la barra para desayunar.
-Ey hola. ¿Dónde estabas? -dijo con la boca llena.
-Salí a dar una vuelta con Noah
-¿Noah? ¿El chico malo pero a la vez hermoso que usa camperas de cuero?
Reí y ella se me unió.
-Sí, el mismo. ¿Y vos que onda?
-Te olvidaste en absoluto. Hoy teníamos que ir a comprar los regalos para Navidad prima.
Mierda, es cierto. Lo olvidé por completo. Agarré las llaves y corrí a la puerta.
-Vamos ya. Espera, agarra las llaves de tu mamá. Le voy a dejar una nota de que nos llevamos el auto.

Problemas atípicos de una adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora