Capítulo 4: Ángel

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De nuevo estoy pasando un muy mal momento. Es la primera vez que me saque un 8 en todo el año, y mi mamá se enojó conmigo. Les voy a explicar, como les dije mi mamá no pudo terminar la universidad pero es realmente inteligente. Tanto que podría ser una agente de la NASA. Cuando tenía mi edad era el mejor promedio de la clase, entonces pretende lo mismo de mi. Si no me saco de nueve para arriba soy mediocre. Si mi nota es un 9 me dice que siempre me falta algo para el 10. Conmigo es una persona completamente distinta que con sus hijastras. La madre de Lola, Hannah y y Lucy murió, y mi mamá quiere a toda costa ocupar su lugar y teme caerles mal. Mis hermanastras obviamente la usan, pero a ella no le importa.
Se preguntarán de por que no me contacto con mi papa y me voy a vivir con él. Los motivos son los siguientes:
1 vive en ESPAÑA
2 no le hablo hace años, conclusión ni lo conozco
3 sería como traicionar a mi mamá
4 tengo, aunque sea muy mala, una vida formada acá
5 mi papá tiene otra mujer y una hija
6 mi mamá fue a una vidente que le dijo que me voy a ir a vivir con él y no quiero darle el gusto (sí, como leyeron, una bruja que dice saber mi destino, y por supuesto mi mamá le cree)
7 y principal, tengo a mis primos, Aria y Tony, y mi tía Spencer acá en Argentina.
Su casa es la única salvación que tengo para escapar de este infierno. Y allí es donde voy. Luego de una discusión subo a mi habitación y preparo mi mochila. Esta noche no pienso dormir acá.
Mi madre y John fueron a una conferencia en la universidad de Lola y Hannah y Lucy está en la casa de la mejor amiga. Escribí una nota: Me fui a lo de la tía Spencer. Me llevo las llaves. Xoxo -A
Tomé el tren y llegué a la casa. Aria me abrió y enseguida subimos corriendo a su habitación. Y no sé cómo pero terminamos otra vez sentadas charlando de sus problemas amorosos como SIEMPRE. Aria y yo nos criamos prácticamente juntas ya que nos llevamos poca diferencia de edad. Hasta sus 5 años vivimos juntas en la casa de mi abuela ya que nuestras madres estaban todavía solteras. La tía Spencer se casó por segunda vez y se mudó lejos, y lo mismo hizo mi madre. Mis hermanastras y Aria no se llevan para nada bien, solo Lucy juega a veces con Tony ya que tienen la misma edad.
Mi prima es todo lo contrario a mi, ella es extrovertida, ansiosa, popular, extremista, arriesgada. Aunque las cosas tengan algún riesgo ella las hace. Hoy en día sigo teniendo la intención de mudarme con ella y empezar de cero en su colegio. Pero mi madre se pelearía con mi tía a muerte, así que tengo que seguir resistiendo hasta ser mayor de edad.  Acá tengo mi propia habitación en el altillo y mi tía me da todos los gustos, aunque en mi casa tampoco me falta nada.
Esa noche dormí mal así que tras despertarme nuevamente abrí mis redes sociales. Me saltó un anuncio en Facebook que me recordaba que hace dos años había muerto mi tía abuela. ¿Qué lindo recuerdo no? Espero que hayan notado el sarcasmo.
Mi abuela vive en Miami con mi abuelo así que solo la veo en Navidad y Año Nuevo. Pero tenía una hermana que vivía cerca de mi casa, así que ella era lo que más se parecía a una abuela.  Era un ejemplo a seguir, siempre segura de sí misma, ayudando a los demás en todo, ya sea espiritual o monetariamente. Y yo era la nieta que nunca tuvo. Nos contábamos todo. No tenía marido así que pasábamos gran parte del día juntas, mirando la tele o yendo al supermercado. En fin, era mi persona favorita, y lo será por siempre. Desde que nació tenía un problema. Les explico, nosotros tenemos el corazón del lado izquierdo, bueno, ella lo tenía del lado derecho sumando a otros órganos que tampoco debían de estar en ese sitio. Gracias a eso debía tomar miles de remedios por día.
Su muerte fue muy dolorosa, todavía recuerdo esa noche en la que tuve que llamar a gritos a mi mamá diciéndole que ella se sentía muy mal y como la ambulancia no la quiso llevar al hospital. Le dolía tanto la cabeza que llegó al límite de ir voluntariamente a un médico. Los estudios no dieron bien y llegaron a la conclusión de que tenía que ser internada. Si hay algo que nunca la fallaba, era la memoria, pero cada vez la perdía más. Nunca voy a olvidar como un día mi mamá me dijo que ya no había nada para hacer, que la estabamos perdiendo. Yo sabía que eso no podía ser cierto, que mi tía abuela era demasiado fuerte como para rendirse. Seguro algunos piensen que esto es una pavada, pero yo creo en los milagros. Esa noche pedí a quien sea el que me estaba escuchando un milagro, que hiciera que ella se mejorara y pudiera volver a ser la de antes.
Estuvo en terapia intensiva por meses. Gracias a un amigo médico de mi mamá conseguí pasar a verla una tarde. Estaba contenta por verme, recuerdo cómo le contaba que cuando saliera íbamos a ver al teatro a su cantante favorito. Al parecer el milagro estaba pasando, y un día nos dijeron que podía volver a casa.
Le preparamos la habitación para invitados. Hizo rehabilitación y poco a poco mejoro hasta volver a ser la misma de antes. Yo la ayudaba a hacer los ejercicios todos los días.
Un día el resto de sus hermanos dijeron que debía ir a un geriátrico. Ella se resistió a toda costa. Quisieron que viva en la casa del hermano mayor, pero esa fue su peor decisión. Allí empeoró, hasta volver a perder la memoria. Eñ último día que la vi me pidió que por favor hiciera todo lo posible para que no la llevaran a un geriátrico y yo se lo prometí.
Dos días antes de irme de viaje de egresados llamaron y dijeron que se había ido, estaba muerta. Ya no había nada para hacer.
Pueden llamarme loca, pero estoy segura que todos tenemos un ángel que nos protege y nos guía. Podemos no darnos cuenta de quién es o si, depende de cada uno. Es alguien que nos apoya, nos aconseja, nos despeja el camino a seguir. En mi caso no me di cuenta quien era mi ángel hasta que lo perdí. Una vez escuché que a veces perder es la única manera de ganar. Al principio me enoje, no entendía como me podía haber dejado sola en este mundo tan complicado, pero entendí que hay que perder el miedo a perder, porque cuando algo termina, siempre comienza algo bueno.
Pero en mi caso nada bueno comenzó, sino empeoró. Antes tenía alguien con quien confesarme pero ahora no tengo a nadie. Y hay veces que me gustaría poder estar con ella de nuevo. Aunque eso implique perderlo todo.

Problemas atípicos de una adolescenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora