Pasaron dos semanas desde la primera clase con Ian y la verdad es que las cosas van bastante bien, más allá de que Emily no es quien creía que era y mis hermanastras me vuelven loca. ¿Alguna vez escucharon la frase que dice "no cantes victoria"? Bueno, va perfecto con este momento.
Llevo ahorrado la mitad de lo que cuesta el arreglo de mi computadora, lo que quiere decir que tengo que seguir explicándole matemática a Ian, lo cual es una fórmula perfecta, paga bien y paso tiempo con el chico más lindo y popular del instituto.
Estaba caminando las tres calles que nos separan. Cuando golpeé note que la puerta estaba abierta. Al principio pensé en llamar al 911 porque quizás había entrado un ladrón que había secuestrado a Ian a cambio de una gran suma de dinero y yo era la única que lo podía salvar y Ian me lo agradecería de por vida y terminaríamos juntos y felices. No, demasiadas películas. Así que pensé que dejó la puerta abierta porque sabía que yo iba a ir.
Dije su nombre varias veces, subí a su habitación porque ahí siempre era donde le daba las clases y al abrir un poco la puerta me encontré con la peor imagen que podría haber visto, él con Caroline en la cama. Si bien no habían llegado a ESE NIVEL, igual era muy masoquista seguir viendo eso. Así que cerré la puerta fuertemente y me fui corriendo a mi casa. Qué ironía, estoy dando a entender que me gusta hacer ejercicio pero la realidad es todo lo contrario.
-Hija, ¿todo bien? Que temprano que volviste -Dijo mi madre desde el sillón.
La ignore, subí la escalera y me encerré con llave en mi habitación. Por más que no quisiese llorar, las lágrimas corrían por mis mejillas. No podía evitarlo. Soy una persona muy cerrada, a casi nadie le abro las puertas de mi confianza. Pero con él pensé que era distinto, que no me iba a lastimar como todos los demás lo habían hecho. Me confundí como siempre.
Mi celular comenzó a sonar. Era él, seguro iba a pedir disculpas pero no quería escucharlo. Igualmente no tengo ningún derecho para hacerle reproches después de todo solo lo ayudo con matemática, quizás ni me considere su amiga. Quise llamar a Tessa para contarle todo pero no me contestaba. Seguramente le hayan sacado de nuevo el celular por alguna prueba desaprobada. No me quedaba otra opción que desahogarme con Emily. Tomé la peor decisión de mi vida y la llamé, no me contestó pero a los dos minutos recibí un mensaje.
Emily: No puedo hablar, clase con la Sra Martínez, que pasó???
Yo: Viste que le doy clases de matemática a Ian, bueno pasé a su habitación y estaba con Caroline en la cama!!! Estoy al borde del suicidio (con sarcasmo)
Emily: es el chico más sexy del colegio más bien que iba a estar con una porrista. Es mejor que te olvides de él. Te lo digo porque te quiero.
Volví a leer el mensaje miles de veces para ver si me había confundido yo, si lo había entendido mal. Pero no, se leía perfectamente cómo me daba a entender MI MEJOR AMIGA que el chico del que estoy enamorada nunca se iba a fijar en mí. Lo que hizo fue nada más y nada menos que asegurarme mis inseguridades, darme a entender que todo lo que yo me imaginaba era cierto.
Las personas somos así, ante una inseguridad le preguntamos a alguien más que opina, y siempre preferimos que nos respondan, aunque sea mentira, con lo que queremos escuchar. Pero cuando lo que nos dicen es la realidad (y sobre todo de esta manera, por mensaje de texto) por más que lo hagan con intención de ayudarnos, siempre duele. Y es por eso que en este momento añado otro motivo más a la lista de cosas por las que odio mi existencia.
Estaba a punto de dormir una siesta, pero escuche unos gritos y risas de mis hermanastras que no son comunes. Escuché alguien subiendo la escalera ruidosamente y atrás como lo/la seguían Lola y Hannah.
-Esa es, pero si queres podes pasar a nuestra habitación -Le dijo Lola.
Era notorio que estaban hablando de mi, así que no me podía parar a escuchar. Apagué silenciosamente la luz y corrí las cortinas. Quería que esa persona pensara que estaba durmiendo. Golpearon y como no contesté, abrieron la puerta. Si hay algo que odio es que entren sin permiso a mi habitación.
-Una persona normal no duerme a estas horas de la tarde- Me dijo esa persona sentándose en mi cama, y para mí gran sorpresa, era él, IAN. En mi casa, en mi habitación y en mi cama. ¿Estoy soñando?
No le respondí.
-Bueno, dado que tuve entrenamiento hasta tarde y que mi profesora está dormida eso me da derecho a descansar un rato. -Se metió dentro de MIS SÁBANAS. Paren un segundo, la cosa número dos que odio es que usen mis cosas sin mi permiso, y se metió en MI CAMA, cosa que es sagrada.
-Salí idiota. -Le contesté parándome de un salto
-Al parecer te desperté, bueno -me mira riéndose -que lindo pijama.
Ay no, ay no. Olvidé contarles que me había cambiado y me había puesto mi pijama enterizo de unicornio.
-No estoy de humor. ¿Qué pasó, ya se fue Caroline? -Le dije de mala manera.
-Con respecto a eso, quería pedirte disculpas. Me había olvidado que hoy teníamos clase.
-Aja, bueno no me importa tu vida amorosa. Si no te molesta quiero seguir durmiendo -Le dije señalándole la puerta.
-Bueno ya me voy, tranquila. ¿Mañana a las tres?
-No se, quizás me enferme -Le dije con ironía tosiendo
-Que graciosa Alli, mañana a las tres en mi casa. -Cerró la puerta y se fue.
Estuve varios minutos tratando de replantearme lo que había sucedido. ¿Vino a pedirme disculpas? ¿Tanto le importaba que pensara de él? Mis pensamientos se interrumpieron cuando escuché a mi mamá gritándome que baje. Me puse rápidamente un buzo viejo de Abercrombie y un pantalón holgado. Bajé corriendo.
-¿Cómo no invitaste a este muchacho a que se quede a cenar? -Me dijo mi madre señalando a Ian, quien obviamente no se había ido.
-Pensé que tenía cosas para hacer -Dije desinteresadamente
La situación más incómoda de mi vida, fue obviamente provocada por mis hermanastras, quienes en una cena familiar comenzaron a gritar que yo me había hecho señorita (me había venido por primera vez). Siempre pensé que esa fue la peor escena, hasta hoy, dónde me encuentro sentada cenando con mi padrastro, mi madre, mis hermanastras e Ian. Obviamente todo esto es una situación de interés. A mi padrastro le conviene tener como amigo al padre de Ian, así que le tenemos que dar todos los gustos. La conversación dentro de todo iba bastante bien. Yo no hablaba más allá de monosílabos. Pero como siempre mis hermanastras metieron un bocado.
-Que curioso que seas amigo de Allison -Dijo Lola
-Vamos al mismo curso y me explica matemática -Contestó él sonriendo.
-Ay que bueno para vos Alli. Después de todo nunca te vimos tan cerca de un chico, bah, de cualquier persona. -Dijo Hannah.
Como siempre me atraganté y todos se quedaron mudos. Pude visualizar como mis hermanastras se reían. Ian no sabia que decir, y obviamente, quedé en ridículo una vez más. Gracias a Dios mi padrastro cambió de tema y la conversación rodó al tema de la vida de Ian con respecto a sus padres. Terminamos de cenar e Ian agradeció y se fue. Me fui a mi habitación. Cuando estaba a punto de dormirme mi celular vibró.
Ian: Ahora entiendo por qué decís que tus hermanastras son dos brujas. Nos vemos mañana!
Por primera vez en mucho tiempo, me dormí sonriendo.
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Problemas atípicos de una adolescente
Novela JuvenilUna vida difícil, una familia desunida, un amor no correspondido y más cosas llegarán a enloquecer a Allison a tal punto de preguntarse por qué aún sigue con nosotros. Los días se vuelven complicados, sin distinguir ningún rumbo a donde ir. Pero sie...