Kyle sonrió levemente a Donna, que intentaba animarlo para la foto grupal de fin de año. Ni siquiera sabía por qué estaba ahí. No lograría distraerse, aún si se rodeara de toda la población de Canadá. Seguiría sintiéndose solo, porque la única persona que necesitaba, no acudiría.
Daila... ¿por qué tenía que ser tan complicado? ¿Por qué no había podido simplemente decirle que él también la amaba desde el primer momento?
–¿Y dónde está tu novia? –Lisa se acercó con dos copas de vino y se la entregó–. ¿Brindamos?
–Claro –Kyle bebió sin entusiasmo y sin escuchar lo que ella decía.
–¿Y tú? ¿Por qué brindas, Kyle? –lo tomó del brazo con una sonrisa.
–Por Daila –encogió un hombro– desearía que estuviera aquí.
Tras decirlo, bebió un largo trago y se alejó para dejar la copa vacía en una bandeja. No sabía por qué había venido, estaba seguro que estar con sus amigos lo animaría, pero no resultó ser así. Extrañaba tanto a Daila.
–Pareces estar tan lejos de aquí –se acercó Mark, risueño. Kyle lo ignoró–. ¿Qué pasó? Pensé que ibas a quedarte en Italia.
–Yo también lo pensé –intervino Donna, llegando hasta ellos.
–Bueno, sí, pero... –Kyle inspiró hondo, intentando pensar una excusa creíble. No encontraba ninguna– preferí regresar y darle tiempo a Daila con su familia.
–Ah... ¿no les agradas? –intervino Dan que venía con su novia Jenn–. No deberías tomarlo tan en serio, además que fue la primera vez que estuviste con ellos... ya se acostumbrarán.
–Escúchalo, él que lo ha pasado tantas veces ya –rió Jenn, divertida–. Al principio, se moría de miedo por mis tres hermanos mayores.
–¿Dan? –Kyle sonrió levemente, escuchando el relato de los tres hermanos intimidantes de Jenn. Bueno, quizá Daila tenía solo un hermano, pero tenía primos y amigos igual de protectores y un tanto intimidantes. A excepción de Marcos, los demás aún eran relativamente desconocidos.
–No tiene caso –intervino Ryan con seriedad– Kyle se pierde a cada instante. ¿Lo notan? Ni siquiera está escuchando.
–Sí estoy escuchando –desmintió Kyle mirando atentamente a Ryan–. No sé por qué últimamente lo has tomado contra mí.
–Yo sé –intervino Mark– lo dejaste con un proyecto inconcluso y quiere cobrárselas.
–¿Yo hice eso? –Kyle pensó que si realmente lo hizo, estaba muy distraído.
–Olvídalo –Donna suspiró teatralmente–. Vamos a bailar –tomó la mano de Kyle y él negó–. Créeme, preferirás ir conmigo que con Lisa y viene hacia aquí –añadió en voz baja. Kyle la siguió mansamente.
–Gracias Donna, no tengo ánimo de escuchar a Lisa –bufó irritado Kyle.
–Lo supuse, eres una presa fácil ahora que tienes ese humor tan... particular.
–¿A qué te refieres?
–A tu rostro, se nota que no estás bien. ¿Recuerdas cómo te atacó Lisa después de lo de Danaé? Era muy evidente, Kyle. Y ahora... bueno, creo que ahora sí te has enamorado en serio.
–Debí escucharlos –Kyle suspiró por lo bajo– creo que perdí a Daila.
–Oh Kyle, no lo creo... –intentó consolarlo Donna–. Ella te ama, ¿no?
–Eso espero –negó levemente– ya no lo sé. Está herida.
–Pero te ama –insistió Donna.
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Nunca imaginé (Italia #10)
RomanceDaila Lucerni recibió una lección de vida particularmente clara con respecto a dejarse llevar por ilusiones infantiles. No lo haría más, estaba curada de eso. No se precipitaría, escucharía a sus padres y hermano... maduraría. Pero, con el corazón...