Revenge: The Game Starts [Editando]

Capítulo 3: Are you drunk?

─ ¿Viste cómo te miro? ─dije sin poder contener la risa.

Hace unos minutos que Daniela y Sandra habían salido, y en ese tiempo solo nos habíamos quedado mirando el uno al otro fijamente sin hacer o decir nada.

Yo me había quedado en shock cuando la vi vestida de esa forma. Se veía hermosa y resaltaba su figura. Mi reacción cambio inmediatamente cuando escuché decir a Daniela que "Tal vez quería conocer a alguien". La sorpresa y el shock se fueron para darle paso a la cólera y a los celos.

Lo único que impidió que me parará a protestar, al igual que Dereck, fue la mirada asesina que le dirigió Daniela. Era la primera vez que la veía así, tan decidida y molesta.

─Deja de burlarte ─replicó Dereck entre dientes. Su ego estaba herido, al saber que su hermanita lo había callado sólo con una mirada.

─Lo siento ─replique sin parar de reír ─pero ¡Tú!, ¡El gran Dereck!... fue callado por primera vez en su vida.

Sin duda tendría que aprovechar el momento. Me estaba vengando de todos los comentarios malos que hizo el día anterior.

─Ay sí, que mal ¿no? ─sin darme tiempo a hacer otro comentario, se paro y se fue hacia a la cocina.

Decidí dejar de molestarlo, y me puse a pensar en Daniela.

Asombrosa - fue lo único coherente que mi mente pudo soltar. Que cambio. Se veía tan distinta, sin duda no era la misma Daniela que se había ido. Eso me asusto un poco. Algún día ¿me perdonaría?

Deje de torturarme y me puse a ver un partido con Dereck, que regreso unos minutos después con una cerveza en la mano. Aunque sabía muy bien que ninguno de los dos le estaba prestando atención al partido.

Las horas pasaban y los dos estábamos, sin querer, mirando fijamente la puerta.

¿A qué hora dijeron que volvían? ¿Qué estarán haciendo?

La duda me comía entero.

─Dereck ─lo llame distraído ─ ¿Qué hora es?

─ ¡8:30! ─exclamó preocupado ─ ¿Les habrá pasado algo?

Un escalofrió se hizo presente en mi espalda.

─No creo ─mi voz sonaba dudosa. Inhala, exhala - me repetí tratando de calmarme.

─Las voy a llamar ─dijo mientras sacaba su celular del bolsillo, y le marcaba a Daniela. Una timbrada. Dos timbradas. Tres timbradas. Y nos mandó a la casilla de voz.

─Intenta otra vez ─exigí estresado porque Dereck se había quedado mirando fijamente su celular.

El volvió a marcar, puso el celular en altavoz, y esperamos. Casi en la última timbrada Daniela contestó.