La música de Linkin Park sonaba a todo volumen en el departamento. Las ventanas se movían casi como si fueran a reventar, y aunque en otro momento mi cuerpo estaría saltando por todos lados al ritmo de la canción, ahorita no importaba. Lo único que hacía era estar estático, mirando a la nada. La noticia que me habían dado temprano me tenía tan intranquilo que si un meteorito caía en estos momentos en el planeta tierra, lo único que haría seria agradecer.
La voz de mi madre diciéndome que era mejor dejar de lado el drama, me hizo sonreír y distraerme un poco del caos en el que se estaba convirtiendo mi vacía existencia. La distracción duró lo suficiente como para darme cuenta que mi mejor amiga había entrado a la sala y me miraba con el ceño fruncido.
─ ¡Luke! ¡¿Me estas escuchando?! ─gritó Sandra sacándome definitivamente del horrible trance en el que me encontraba.
Su pequeña figura desprendía desesperación mientras caminaba al reproductor para apagarlo.
Traté de concentrarme y pensar hace cuanto tiempo me estaba hablando. Pero no lo logré. Lo cierto es que mi mente parecía un coladero. Las ideas se escapaban de mi con demasiada facilidad.
─Lo siento Sandra, mi cabeza está en otras.
─Tranquilo, todos estamos nerviosos por su llegada. No sabes cuánto la he extrañado.
Aunque no quisiera admitirlo, si sabía cuánto. Tal vez yo la había extrañado mucho más. Daniela estaba de regreso. Ese nombre que me traía tantos recuerdos y tantos miedos. Y no porque fuera mala. Todo lo contrario. Ella había sido siempre de las personas con las que te puedes encariñar muy fácil, te hacía sonreír sin siquiera intentarlo.
─ ¿Con quien se va a quedar? ─pregunté como mejor pude ignorando el hecho de que me pondría a babear de un momento a otro si seguía imaginándola. Lo peor de todo era que el único pensamiento que prevalecía en mí era el de la castaña respirando el mismo aire que yo. Tan solo pensarlo era suficiente para que mi cuerpo entero comenzara a temblar y crear pensamientos desastrosos.
─Se va a quedar conmigo obviamente, siempre ha dicho que su hermano es un orangután con el cual no es posible generar una convivencia en la misma habitación. ¡Por lo que será toda mía!─añadió más entusiasmada. Y eso fue suficiente para que me volviera a desconectar.
La tarde transcurrió de lo más normal. Aunque a quien quiero engañar. Sandra, Dereck y yo estábamos caminando de un lado a otro por todo el departamento sin hacer nada en especifico. Mis mejores amigos estaban igual que yo: ansiosos. ¿Por qué? Porque nadie sabia que esperar.
Llegados a este punto lo mejor sería aclarar que Daniela se había mudado al otro lado del mundo sólo porque me odiaba. Y no puedo negar que lo tengo merecido. El tiempo que estuvo conmigo me la pase siendo un imbécil. Es verdad que ahora no era así. Pero perdí mucho para cambiar, principalmente a ella.
Entonces el anuncio de que regrese, después de un año, a vivir con nosotros. Un departamento en el que conviviría con su mejor amiga: a la que no le ha hablado para nada desde lo que le sucedió. Su hermano: que me odia en secreto - aunque no lo admita - por romperle el corazón a la niña de sus ojos. Y por último, como la cereza que adorna un pastel: su ex, es decir yo. El motivo por el cual abandonó el país. Bueno, cualquiera puede entender porque todos estamos así. Sobre todo porque ella dejo en claro que no regresaría.
─ ¿Nos vas a acompañar a verla al aeropuerto? ─me preguntó Sandra, a su lado se encontraba Dereck.
Yo solo moví la cabeza, en lo que parecía ser un asentimiento, y salí detrás de ellos.
El camino hacia el aeropuerto fue silencioso. Al bajar de mi coche todos nos movimos sin siquiera mirarnos.
Seguro actuábamos ridículamente, ya que a menos que Daniela se haya convertido en una asesina con una sierra (cosa improbable), no debíamos temer de ella. Solo era una niña, o al menos para nosotros que le llevábamos dos años.
Sin darme cuenta el tiempo paso volando. Ya los pasajeros de su vuelo estaban bajando. No la veía por ningún lado. La busqué con la mirada y por fin la vi.
Vestía un vestido azul que resaltaba sus curvas. Estaba más alta, delgada y sin duda hacía ejercicio. Su cabello castaño estaba lacio y con el aire que corría en el aeropuerto parecía una modelo. Sus ojos brillaban, aunque no tenía la inocencia con la que la recordaba. Por el contrario, poseía ese aire de mujer que no vi tan marcado antes. Había cambiado, y ¡Wow! qué cambio.
Al parecer recién nos veía porque su expresión de indiferencia fue reemplazada por una pequeña sonrisa.
Caminó hacia nosotros mientras yo pensaba millones de insultos hacia mi persona. ¿Cómo perdí a la mujer más hermosa del planeta?
Y lo primero que hizo ella fue lanzarse a los brazos de su hermano mayor.
─Pequeña ─correspondió Dereck sonriente ─has crecido.
Ella rió mientras le dejaba marcas de labial en toda la mejilla. Miré hacía Sandra un poco incómodo por sus muestras de cariño. Fue ahí que me di cuenta que estaba llorando.
─Estás hermosa ─acusó ella mientras la abrazaba. Daniela le correspondió como si su mundo dependiera de ello.
─Tú también. ─respondió entre risas ─No te imaginas cuanta falta me has hecho.
Yo solo miraba. Ninguna palabra salió de mí.
Me quedé quieto como un extraño que ve una escena familiar desde una ventana.
─ ¿Tienes hambre? ¿Quieres algo? ¿Descansar? ─empezó a preguntarle Dereck mientras recogía las maletas del piso que la castaña había dejado por la emoción.
─ ¡Dereck! ─Gritó Daniela divertida tratando de parar el repentino ataque de éxtasis que tenía mi mejor amigo ─No seas exagerado. Y respira que parece que has visto un fantasma.
─Pues lo eras, ─interrumpió Sandra en su tono maternal ─no sabíamos absolutamente nada de ti.
─Necesitaba irme. ─explicó Daniela excusándose. Aunque la mirada que nos dedicó dejaba en claro que no pensaba mencionar nada del tema ─No obstante, si regrese es porque ya olvide todo. Es decir, que me quedaré aquí un tiempo.
¿Olvidó todo? ¿De verdad? Eso sin duda fue un golpe bajo.
Yo no había podido olvidarle. Ni siquiera un segundo. Todo el tiempo que estuvo lejos la pensé. Quería pedirle perdón, quería que regresará conmigo. Tal vez era la conciencia, pero nunca pude estar con nadie, como si esperará que ella regresará por mí.
Que ridículo había sido.
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Revenge: The Game Starts [Editando]
Storie d'amoreDicen que la venganza es mala, y que luego te arrepientes de lo que hiciste. ¿Será verdad? Daniela tomó una decisión hace mucho tiempo, al igual que Luke... ahora, para bien o para mal, cada uno deberá asumir sus consecuencias. Obra registrada en Sa...