Capítulo #1

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El autobús salto al pasar por un bache y mi celular se resbaló de mis manos yendo a parar al suelo sucio y mojado.

Llevábamos viajando alrededor de dos cansadas horas y todo lo que se podía apreciar por la ventana no eran más que árboles y monte, de vez en cuando asomaba en el paisaje una que otra casa, tan pequeña que realmente no me imagino como es vivir allí.
Cruzamos una docena de puentes y pronto el sol se había convertido en una terrible lluvia que con desdén mecía la copa de los árboles y convertía a la improvisada carretera en una masa de lodo.

¿A qué parte olvidada del mundo estábamos llendo?

Mi celular no soporto más la presión y termino por apagarse media hora más tarde, cuando la lluvia se había convertido en una feroz tormenta, y la tarde parecía la noche.

Saque de mi bolso unos paños húmedos y me saque el delineador, con esta lluvia al llegar no quiero que se corra por toda mi cara, pero me es incómodo andar sin el, así que subo la capucha del abrigo que mamá me había obligado a ponerme y acomodando me como pude en el incómodo asiento, intento caer dormido con los brazos cruzados sobre mi pecho.
Y así fue, no sé cuánto tiempo dormí, pero para cuando desperté la lluvia había cedido y otra vez el sol tomaba su lugar en el día. Suho tenía realmente razón al decir que el tiempo y las estaciones eran un juego de azar en estas vías.

—¿Cuanto tiempo dormí?— le pregunté a mi amigo sentado en los asientos delante de mí.
—Como media hora— me respondió y siguió concentrado en lo que hacía.

Estaba aburrido he incómodo, no me dió ganas de sorprenderme al saber que solo había dormido treinta minutos, pero que yo lo había sentido como horas. La relatividad, supongo.

Miro la cabeza de Suho, desde que había abordado en el autobús, él solo la ha pasado leyendo un libro y apenas, una vez cada tanto, prestaba atención a la vista más allá de la ventana, pero de seguro, sin observarla realmente.

Suspire fatigado. Quería ya bajar de esta apestosa chatarra. No importa si me deseo hacía que lleguemos más rápido al puto pueblo, solo quiero tirarme a una cama y dormir el resto del día.

Papá y mamá se encontraban sentados más atrás, cada uno fingiendo disfrutar del viaje a su manera. Y yo, aburrido y con ganas de dormir pero sin poder hacerlo, me puse a prestar más atención de lo debido a los demás pasajeros.

¿Cuántas veces ya dije que estoy aburrido?

Reí irónico, no íbamos más de quince personas en la chatarra, la mayoría de ellas eran señores y señoras con las caras largas y sin una pizca de felicidad en sus expresiones.
Algunos dormían y roncaban tan profundamente que realmente no sé como es que no había notado aquella orquesta gutural que habían montado.

Una señora obesa he increíblemente fea iba sentada en la otra hilera de asientos justo a lado de mi. Ella revisaba su celular a cada rato, quizás esperando algún mensaje o llamada, pero de seguro ella no se había dado cuenta que, hasta donde había resistido mi celular, no había señal.

Y ahí fue cuando note la única persona que merecía ser vista durante este viaje.

En los asientos delanteros iba sentada una chica, no puedo decir totalmente seguro que era bonita, ya que solo puedo ver su espalda y su cabello castaño recogido en una coleta alta. Pero su delgado cuello y sus pequeños hombros me dicen que debe estar bien cuidada. Su piel algo bronceada no me dejaba apartar la vista. Y, como si hubiera podido sentir mi mirada examinando la, ella se giró y me atrapó en mi desfachatez. Le sonríe medio avergonzado y aparte mi vista hacia la ventana. Ahora sí podía decir con certeza que era preciosa.

Después de lo considero fueron unos minutos vuelvo a mirar hacia su asiento, pero me topo con la sorpresa de que ya no estaba ahí, sino sentada a mi lado. Claro que la impresión me hizo casi saltar por la ventana, cosa que la hizo reír un buen rato. Luego yo reí con ella.

—Me llamo Diana— me dijo mirándome con sus ojos cafés. Largas pestañas.
—Baekhyun— respondí.

Ella llevaba puesto un pequeño vestido negro a tiras, cubiertas estás poniendo una chaqueta jean y por debajo un pantalón blanco cuyos bordes se escondían bajo las botas de campo color azules.

—Y... ¿Es la primera vez que vas a witches?— me pregunto, y casi no me enteré sobre que me preguntaba hasta que Suho le responde, —Es la primera vez que vamos— invitando se por si mismo a la reunión.

—Hola— le dijo ella, —Hola, soy Suho, amigo de este— le hablo apuntando me con su dedo pulgar y sino lo hubiera retirado rápido, se lo habría logrado morder.

Ella río.

—Si, es la primera vez que vamos- afirme lo que el cuatro ojos de mi mejor amigo había dicho —Pasaremos las vacaciones allá. Y tú, Diana, supongo que no es la primera vez— hablé sonriendo le haciéndome de alguna manera el chulo.

—Mi mamá y mi abuela viven allí, yo las visitó en las vacaciones y a veces pido permiso en la universidad—

El resto del viaje por motivos desconocidos.. no fue tan fatigante. Suho, Diana y yo la habíamos pasado conversando y riendo por cualquier tontería que se me escapaba de la boca.
—Cuando te vi — empezó diciendo ella,— parecías como los típicos chicos que se visten como tú, pero no te pareces a ellos que fingen estar deprimidos y odiar a todo el mundo con la excusa que no hay nada que valga la pena apreciar—

Suho me miró.

—Si, a mi me gusta verme así, me siento cómodo, pero no todos los que decidimos vernos así tenemos el mismo motivo sombrío que la mayoría cree. Algunos solo buscan la manera de ser ellos mismos— dije.

Empezó a sonar el constante sonido de la lluvia al chocar con las ventanas. La conversación se apagó.

-
***

Tal como quería, el capítulo tiene mil palabras y he logrado desarrollar bien el inicio que quería mostrar.

Bueno, espero les haya gustado tanto como a mí me gustó escribirlo.

Diana es una chica simpática ¿Verdad? Tengo serios planes con ella.

Hasta el próximo capítulo..


Pdt: Si no les convence esperen hasta el capitulo tres, si hasta ahí no les convence, sientanse libres de dejar este libro. 

Of the gentleman [Sebaek] [Yaoi/Gay] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora