Capítulo #21

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Todo era oscuro una vez más, frío y silencioso... No, en realidad, tranquilo y febril y Baekhyun estaba acostado en medio de esa nada sin mover un solo músculo, ni siquiera pestañeando, como si fuera tan solo un cuerpo sin vida. Su pecho no subía y no bajaba, no estaba respirando, pero  sus ojos oscuros abiertos parecían verlo todo porque las lágrimas como antorchas brillaban en ellos y se derramaban como aceite quemado por las orillas de sus párpados.

Baekhyun no entendía por que estaba siendo perforado por el dolor tan fácilmente a causa del rechazo. No entendía la agonía asfixiante que le impedía respirar cuando pensaba en él, porque era como si lo amara desde hace años y el rechazo descubriera en su pecho una cueva vacía que siempre había estado allí dentro de él ¿Lo amaba? Piensa y duda, un nudo en su garganta. La idea era tan desconcertante que su pulso se sacudió y desesperadamente sus pulmones rogaron por oxigeno. Inhaló profundamente antes de contener la respiración por segunda vez y seguir fingiendo su muerte, ignorando la voz angustiada de Rouse.

De pronto sintió un estremecimiento desde la punta de los pies hasta el último de sus cabellos. Se movió rápidamente poniéndose sobre sus rodillas, sentado sobre sus talones, escucho un sonido seco y constante que se arrastraba hacia él desde el frente. Se oía como si alguien tirará de una pesada carga. El sonido se acercaba y pronto pudo ver en medio de la densa nada a una pequeña caja de madera acercarse, arrastrándose por si sola. 

Entre tanto llegó a estar frente a él y lentamente se abrió la tapa con el chirrido de sus bisagras, anticipando lo peor. Al principio Baekhyun no pudo ver nada dentro, el pequeño cofre aparentaba estar vacío solo con sus esquinas cubiertas de polvo, pero entonces, de la nada, frente a sus ojos adentro empezó una pequeña cosita a tomar forma. Parecía una oruga retorciéndose creciendo a cada segundo, moldeando se, aterrorizando a su único espectador. Le salieron piernas y brazos, se le formaron ojos, boca y nariz. Estupefacto y sintiendo un agujero crecer en su estómago, Baekhyun miro a la criatura que le le regresaba la mirada. Era una niña, era un bebé.

Se sostuvo la cabeza con las manos evitando la tentación de dejarla rodar lejos.

Confundido, mareado y con una sensación rastrera como una serpiente ascendiendo por su garganta, apenas encontró voz  —¿Que significa esto? — pregunto a Rouse, más la aludida calló. Su cuerpo entero temblaba como preso de un crudo invierno y sus lágrimas como la lluvia mojaban su pantalón, desesperadas. —No.. — Baekhyun negó apartando la vista, cerrando los ojos, pero un dolor punzante apretó su corazón y lo obligó a mirar de vuelta ¡Mírala, no te atrevas a ignorarla!—¡Ah!— grito. La niña empezó a llorar desconsoladamente y el llanto los atravesó  cuál afilada espada reabriendo viejas heridas. Baekhyun también lloraba, por alguna razón, inevitablemente. —Dime que no es cierto... ¡No es cierto! ¡Dímelo! — desesperado exigió a la oscuridad una respuesta entre alaridos ahogados, todavía en su lugar frente a la llorona niña.
La oscuridad le habló, — Ella es Ana, Baekhyun, y es nuestra hija. — Se cerró su garganta, atrapando a la serpiente. Baekhyun llevo sus manos a la boca, ahogó un adolorido gemido de exaltación y la bilis que amenazaba con vomitar. ¿Mi hija? —Ana... Estaba en mi vientre cuando morí quemada...

Y los recuerdos flotaron en la mente de Baekhyun como el humo espeso de un incendio. Desde los ojos de Rouse veía a Sehun resiviendo la noticia, el ligero temor que su rostro enmarcó y la alegría posterior, su temblorosa sonrisa. Lo envolvió en sus brazos y la beso, le profeso su amor y siguió besándola. ¡Serían padres! La noción infló su pecho de dicha y de una ligera culpa también, al haber compartido el lecho con una mujer pagana. Pero la boda se acercaba y ante Dios y los hombres, pronto serían marido y mujer. Sehun se alegro hasta las lágrimas.

Por unos momentos Baekhyun se consoló con su alegría, su rostro vivo más humano que nunca. Sehun fue feliz ¿Que lo llevo traicionar a Rouse? ¿Fue la razón de ser una bruja? Él quiere preguntar. Sabe todo lo ocurrido de la boca de Rouse, ahora quiere escucharlo a él, darle una oportunidad de justificarse; la oportunidad que hace dos siglos le negó. Suspiro controlando se, limpio su rostro con la camisa «¿Por qué entre Rouse y él, él era el más llorón?»  Y miro a la bebé Ana. Dios mío, ella tenía sus ojos, los ojos de Sehun. — Mi bebé..

La comprensión de las décadas pasadas lo lleno entero y el dolor de haber perdido un hijo volvió a atravesarle el alma, casi inevitablemente sin poder no culpar a Sehun.

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Rouse se cubrió con las mantas oscuras que sus hermanas le ofrecieron aunque no tenía ningún problema en permanecer desnuda, no sentía frío alguno. Su rostro hermoso y sereno levantado hacia el cielo sentía las gotas de lluvia caer nuevamente. Que persistente era el invierno ese año. Su larga melena negra caía libre por su angosta espalda y volaba con el viento.

—¿Que es lo que hará, hermana mía? — pregunto una de ellas sonando nerviosa y emocionada. Anticipando todo el mal que Rouse desataría entre esas montañas y en la mansión del conde.

Otra dijo — ¿No te parece obvio lo que hará? Reclamara la vida de ese conde como suya.
Afirmo.

Una afirmación satisfecha se oyó en conjunto, el aquelarre estando de acuerdo. 

Rouse negó con la cabeza. — Él me entrego su vida hace mucho tiempo. Ahora quiero su sufrimiento, quiero su agonía, su muerte misma deseo. Quiero todo lo que pueda robarle—. Porque él le había quitado todo a ella. Su mano izquierda viajo a su vientre blanco y plano y despacio empezó a alejarse, adentrándose hacia el bosque que le era tan familiar.

Rouse camino durante horas,  recordando como solía vagar por esos mismos árboles hace ya tanto tiempo. Era inevitable no sentirse nostálgica. Allí mismo fue donde conocía a Sehun, en medio del bosque con las nubes de tormentas sobre sus cabezas.  Sacudió ligeramente la cabeza, debía evitar esos recuerdos, porque no podría cumplir su cometido si el corazón le rogaba que se detuviera. Entonces, en la oscuridad que la rodeaba, el gruñido de una gran bestia empezó a rodearla, ella podía verla, era un gran perro negro de grandes ojos y poderosas garras, el custodio de Sehun. Rouse se acercó al inmenso animal. Ella misma lo había dejado para que protegiera a Sehun de las brujas y ahora, al estar de vuelta, su propósito no era necesario. El perro rugió y fue como un trueno rompiendo el cielo, grueso y ronco. Cuando el atacó intrépido y se acercó Rouse, cayó herido sobre el lodo, casi muerto. — Haz olvidado quien es tu legítimo dueño. Ese soy yo.

La sangre negra del perro se confundía con su pelaje y sobre el fango se ocultaba. En sus ojos negros se movía la figura de la mujer blanca parada frente a la mansión de su amo. El gran perro aulló adolorido y su figura nebrusca se deformó en las sombras, cambiando de forma.

***
Nos acercamos  al final, no me había dado cuenta...

Of the gentleman [Sebaek] [Yaoi/Gay] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora