Capitulo #5

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Miro hacia el bosque y con un sentimiento de extrañeza y una vivida impresión de estar siendo observado por los mismísimos árboles, camino hacia el pueblo mientras farfullaba algo acerca del frío que hacía y el abrigo que no quiso usar. 

A diferencia de la última vez, y la primera, de hecho, que había caminado por aquellas calles adoquinadas, había mas gente deambulando por ahí. Dirigiendo le miradas insólitas que le recorrían desde la cara hasta los zapatos. Las personas se hacían a un lado cuando el estaba cerca, como si tuviera alguna peste y no quisieran contagiarse.

A Baekhyun no le importaba que le miraran como a un a un enfermo mental que había escapado del psiquiátrico, ya estaba acostumbrado. De hecho, le gustaba que su apariencia causara impresión. Buena o mala, eso realmente no era importante.

Llegó hasta el gran redondel que indicaba estaba en el centro del pueblo. Chicos de tal vez su edad se encontraban sentados en las bancas de los bordes, cuchicheaban y le miraban. Pero sus miradas eran diferentes a la de los adultos, no había horror en ellas, sino mas bien, curiosidad.

En una de las tantas bancas se encontraba un grupo de chicas que ha Baekhyun le pareció, eran las mas bonitas que se podrían encontrar en aquel pueblo. Y en medio de las faldas largas floreadas y zapatos con medias hasta las rodillas, se encontraba una chica de cabellos castaños recogidos en una coleta, muy diferente a las demás. Usaba janes y unas lonas negras. Diana.

Cuando la castaño le vió, sonrió muy entusiamada. —¡Baekhyun!— le llamo alzando las manos. Las chicas a su alrededor se alborotaron como hormigas. El nombrado se acerco contento, ella acababa de salvarle y le había ahorrado la tarea de caminar por todo el pueblucho para encontrarla. Por que se había quedado parado sin saber cual de los tres caminos disponibles debería tomar para poder toparse con ella.

Baekhyun se acercó con las manos en los bolsillos y con una sonrisa algo traviesa figurada en sus labios.

—Hola chicas. Diana, por fin he dado contigo— hablo Baekhyun mirandola, como si hubiera estado buscandola por horas, cuando apenas llevaba caminando unos minutos. Sus amigas soltaron pequeños grititos mientras la zarandeaban tirando de su ropa. Se hicieron a un ladito de la banca para que Baekhyun tuviera espacio donde posar su trasero. Aunque él dudo por un momento en tocar aquella banqueta, que a su punto de vista, si aunmentaba el peso, esta se rompería de lo vieja que estaba. Sin embargo aun así poso su pantalon en aquella madera, pues como había dicho antes, no quería parecer un citadino que reclamaba porque sus zapatos tenían algo de lodo , aunque, eso fuera.

—¡Ho! ¿Estabas buscando? — Pregunto algo coqueta,  y supuestamente  sorprendida,—Y ¿Por que razón?—. Diana estaba feliz, no se había esperado ver a Baekhyun. 

Baekhyun reposo su espalda en el respaldar  y cruzó sus piernas. Una postura arrogante, aunque no se veía nada mal. Y las pueblerinas, que en su vida habían visto a alguien como él, le confirmaban que estaba causando sensación. Ellas no parecían conocer el disimulo ni el susurrar, porque podía escuchar con suma claridad lo que le decían al oído a Diana.

—Buscaba ha alguien que me mostraba las maravillas del pueblo— le respondio con lago de ironía y Diana no atino mas que a reír. Ella sabía bien como eran los chicos parecidos a Baekhyun, para ellos el pueblo no tendría nada maravilloso que mostrar, pero le agradaba que estuviera poniendo esfuerzo en hablar con ella y que lo único que se le ocurriera para entablar conversación fuera el pueblo, que para ser sinceros, ni ha ella le gustaba mucho.

—Claro, es que cuando no estoy haciendo nada, me gusta ser la guía del pueblo— dijo ella. —¿Chicas quieren venir con nosotros?— les ofreció y por mas que todas ellas estuvieran entusiasmadas por acompañar a aquel chico, decidieron que mejor era no hacerlo, a sabiendas que a sus padres no les gustaría verlas caminando con alguien que se veía así.

Y es que los pocos que habían visto cuando Baekhyun y su familia habían llegado al pueblo, se encargaron de chismear con todo aquel que se encontraban. Por tanto, la mayoría de la gente del pueblo se habían enterado de la llegada de un chico muy extraño que vestía enteramente de negro, que usaba grandes argollas en las muñecas y múltiples aretes en cada oreja. Y lo que mas impactaba, los ojos rodeados de algo negro que brillaba de cierta manera.  Purpurina.

Llevaban caminando unos tres minutos en completo silencio, como si se encargaran de estar lo suficientemente lejos de las otras chicas para  empezar a hablar.

—Creo que le caí bien a tus amigas— Hablo Baekhyun mientras caminaba lentamente, al ritmo de Diana. Ella río un poco y agregó,— creo que fue mas que eso. Vamos se sincero,— giro su cara y le miro por un momento a los ojos,—Di como te parecieron ellas —. A los ojos de Baekhyun parecía una pequeña niña.

—Bueno ya que insistes— artículo Baekhyun,—Pude ver sus hormonas revolotear en el aire como mariposas. No es por mal, pero creo que las chicas deberían disimular mejor. Aunque no es que este descontento con ello —agrego rapidamente,— No les digas que dije eso—.

Diana sonrió.

—Ellas no son mis amigas así que creo que puedo decirles lo que dijiste con todo el placer del mundo. Para que se calmen un poco, la única razón por la que me hablaron fue para que les hablara de ti. Mira no mas tremendo impacto que tienes en ellas, las hijas de papi—. Ella sonaba disgustaba mientras decía todo aquello y Baek no encontro que mas decir ante ello.

—Olvidemos nos de ellas,— Finalmente propuso y parece que a Diana le agradó la idea, por que lo miró y le dedico la sonrisa mas bonita que el había visto en ella.

—¡Ya se!— grito sorprendiendolo un poco,— Te mostraré la única maravilla que este pueblo tiene. Te prometo que nunca has visto nada parecido—. Manifestó dando saltitos.



Su caballo marchaba entre el lodo y el monte, y en mas de una ocasión se había quedado atorado. Así que Sehun no había tenido mas opción que bajar y plantar sus botas negras en punta con bandas de acero en los bordes del tacón algo elevado en el barro, y ayudar a su caballo a liberarse.

Y es que quizas no era muy buena idea salir a cabalgar por el bosque despues de una tormenta, pero era una rutina que Sehun cumplía todos los días y ni el mal tiempo le impedía salir a pasear. Era la única distracción que tenía, pasear entre los altos árboles del bosque o entre la maleza del campo abierto mas allá de su mansión. Cazar y leer.

Desde hace décadas eso era lo que hacía casi todos los días a la espera de que por fin llegará ella y acabara con su castigo. No era sentirse victima. Él sabía que lo merecía. Su castigo era justificado y el mismo Sehun estaba de acuerdo con ser castigado, o lo estuvo. Porque ahora, no podía mas, su tortura había durado tanto tiempo, que ya había olvidado el sabor de las cosas. Incluso soñar era algo tan extraño. Hace mucho que solo soñaba despierto, porque no ha dormido desde hace muchos años. Pasaba las noches mirando el techo, en penumbras. Sol o luna, no había diferencia. Sus días eran interminables y su sed, insaciable.

El tiempo en él se había esfumado. No estaba. Había mantenido esa apariencia durante mas de cien años. Ni una cana, ni siquiera un rasgo en el había cambiado. Estaba atrapado en un punto, infinito. Un eterno calvario.

Muchos buscan la importalidad creyendo que sería el mas preciado regalo. Oh que errados estan.  Una condena es mas acertado decir.

Condenada esta mi existencia, mortal. Al perpetuo pasar del tiempo, arraigada fuertemente al viento, veo los siglos venir.

La vida me es eterna, la muerte huye de mi. Si "la vida es un sueño, la muerte es la realidad". ¿Cuando he de dejar de dormir?

Estoy condenado, mortal... eternamente condenado.

Subió a su caballo y se alejo. 





Of the gentleman [Sebaek] [Yaoi/Gay] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora