Capitulo #16

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El Conde permaneció de pie largos momentos, su figura erguida en medio de la sala era alta y solitaria. A los ojos de Ricardo, difusa. Aquel viento extraño apagó las velas, por lo que la vista de Ricardo se vio reducida drásticamente, sin embargo él todavía podía asegurar que algo en el conde después de la borrasca había cambiado, no podría decir exactamente qué, pero quizás era la forma insegura de su silueta enmarcada en el marco de la ventana  o tal vez era el temblor de sus dedos fuertemente apretados tan contrarios a la ligereza con la que le había guiado hasta la habitación, lo que le hacía creerlo.

En algún momento la lluvia había cesado y las nubes negras marchado lejos. Con alivio, las criaturas de la noche vieron a las estrellas. Los Miles de ojos que siempre observaban a todos los hombres, esa noche observaban a tan solo uno. Parecían tan atentas como Ricardo lo estaba a la forma en que el cuerpo de Sehun permanecía suspendido en la oscuridad con su blancura sobrenatural. Parecía él tan tenue y distante que Ricardo tenía la impresión de verlo derramarse por los bordes, como si el más leve soplido amenazara con desvanecer lo.

El cura se puso de pie lentamente, si está era la oportunidad que se le había otorgado para escapar, aprovechando el repentino desconcierto del conde, entonces Ricardo había elegido rechazarla, porque aunque la amenaza de muerte permanecía en el aire y el miedo bajo su piel se escondía y más allá de las razones que originalmente lo guiaron hasta la mansión, se había implantado dentro de él un inesperado interés por ese hombre y por lo que disimuladamente ocultaba tras su indiferencia. Este interés, como la gravedad, tiraba de él hacía Sehun; la fuerza invisible arrastraba sus pies hasta donde el susodicho  de pie y en quietud se encontraba.
Ricardo se vió conmocionado en su interior, no por la curiosidad insistente a pesar del peligro, sino por  el hecho de no hallar dentro de sí sentimiento alguno de desagrado o resistencia a ello. El era un hombre que había dedicado su vida al Señor y había soportado muchas pruebas, pero ahí a unos pasos de la espalda de Sehun, la oscuridad frívola lo llamo ofreciéndole su perversidad y él ignotizado por su grácil figura, encontró la derrota a sus convicciones y acepto su oferta.

Ricardo se perdió como muchos se han perdido por Sehun, su mente confundida no evocaba ningún pensamiento y sus ojos fijos en el conde empezaron a sangrar. — Ayuda..— susurro con los músculos tiesos, demasiado tarde. Él había perdido desde el momento en que sus ojos chocaron con  Sehun. Lentamente fue hechizado por su belleza, su frialdad y sus misterios.
Ricardo se adentro al bosque  queriendo respuestas creyendo a la muerte su salida, pero no fue la muerte el precio que hubo de pagar, sino su alma; pura, lista para ser tomada.

Atrapado en su propio cuerpo, con el último hilo de conciencia que le quedaba, Ricardo oró por la protección de su alma y pronto su vista desenfocada se oscureció. Se durmió sabiendo que no volvería a despertar.

Con una mueca soltó el aire de sus pulmones como sí este hubiera ido rozando con una aguja su interior. Ricardo estaba parado a unos pasos, mirándolo fijamente, ignotizado. El conde se gira hacia él y dice, — Regresa al pueblo. No dormirás, no comerás. No harás nada que disponga de distraer tu atención... Protege a Baekhyun, manténlo en la iglesia, no deje que salga del pueblo. — su voz profunda ordenó con urgencia. Ricardo asintió levemente, tomó el sombrero fedora gris dejado en el sofá, se lo puso y se fue con las órdenes de su amo zumbando en su mente. Sehun estaba seguro que el canto recorrerá las altas montañas, resonará en sus laderas y cuevas, y pronto las brujas sabrán que el alma de Rouse finalmente había vuelto a este mundo. Y ¿Quien las detendría en sus intentos de conseguirla ? Él sabía que no podía pelear con todas ellas.

Además, Rouse representaba para él un peligro mayor.

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El fue como una brisa fresca veraniega. Y también como la escarcha del invierno. Era cálido y sabía cómo ser frío.

Baekhyun despertó con su mente envuelta en confusión. Las luces del cuarto estaban apagadas y la oscuridad giraba en el encierro con toda libertad. Se sentó y al hacerlo fue como si el recuerdo se derramará en su memoria como se derrama el vino en una copa. —Claro.. — susurra, — Me desmayé.

No puedo decir que me disguste su decisión. Es firme en sus creencias y yo, que soy enemigo de su iglesia, me enamore de su dedicación y su fé. Aunque no la compartiera

Miró hacia la ventana cerrada con sus cristales empañados. Llovía y la misma oscuridad ambulante dentro de la habitación también deambulaba afuera, era de noche, notó. Contempló sin apuro el vidrio sucio durante un rato, sin mirarlo realmente. De pronto tenía deseos de ir con Sehun, deseaba tocarlo y verlo, aunque fuera de lejos. La punta de sus dedos hormigueaba desesperante por tal anhelo. Fue un deseo salvaje muy fuerte sacudido en ansiedad, pero no se resistió a sentirlo aún cuando le provocaba náuseas la desesperación que involucraba no poder cumplir su impulso, porque no eran los deseos solo suyos.

Sé que mi egoísmo nos arrastró hasta aquí. No podía volver, no me atrevería a volver sabiendo que él no está esperándome.

Baekhyun lo supo desde antes. Ella estaba dentro. Podía sentir los sentimientos de ella emanar como una fuerza invisible desde su propio corazón. Eran discordantes en la mayor parte del tiempo. Cuando Baekhyun está feliz ella entristecía. En brotes entusiastas por parte de ella, Baekhyun retrocedía confundido, pero a veces él no podía asegurar si eran sus ojos los que miraban o eran, por otro lado, los de ella. ¿Sería de ella el calor que se funde en su corazón cuando ven a Sehun venir? Cuando el mira hacia dónde está y sonríe. ¿A quien ve?

Apretó los labios con fuerza. Baekhyun sentía celos de ella, celaba sus recuerdos como un niño cela un juguete, quería arrebatarse los y destruirlos. Masticar los hasta que no quedará nada de ellos.

Morí quemada en la hoguera...

Se recostó nuevamente y cerró los ojos. Llevo su antebrazo por sobre su cabeza y suspiró—Si Sehun sabe que mi alma es ella, si siempre lo ha sabido, entonces yo no... —. Sus palabras vacilaron, calló. Su garganta se sentía seca, pecho subió temblando preso de la respiración uniforme. Apretó la mandíbula con fuerza, luchando contra el gemido que revelaría la angustia  atrapada en la garganta, obstruyendo la. El pensamiento lo ha lastimado más de lo que admitiría.

Se sentía ridículo he infantil por eso. ¿Quien era Sehun después de todo? No era sino un hombre que había conocido hace dos semanas. Un hombre peligroso que mataba personas perdidas en su bosque. Un demonio inmortal amante de una bruja. Eso es Sehun.

Baekhyun primeramente, jamás se había sentido atraído por los hombres. Ahora, lejos de la influencia atrayente de Sehun podía detenerse a reflexionar todo cuanto había hecho hasta ahora y lo que sabía. Y no acababa de entenderlo, estaba confundido seriamente. No concebía la idea de haberse enamorado de ese hombre, pero cerca de él apenas recuerda haber evocado pensamiento alguno, como si su presencia lo idiotizara y no necesitará nada más que estar con él para creer que no existía nada más. Incluso no estando cerca sentía el tirón de su embrujo arrastrándolo, acercándolo, sin importar si quería o no. Incluso ahora, sabiendo que es un asesino, parecía no importarle, estaba más allá de la moral.

Había estado hechizado como el Padre Ricardo ahora lo está.

Era ella quien lo amaba y era a ella quien Sehun amaba. Baekhyun concluyó su reflexión. Y si ahora pudiera alejarse, abandonar el lugar que había tomado entre los dos como el puente que permitió su reencuentro, quizás aún podía convencerse de no estar afectado por ello. Que el supuesto control bajo el que hipotéticamente estaba no provocó nada en su interior, aparte del asombro obvio ante la manifestación sobrenatural, para que se encontrase inseguro de irse.

Baekhyun deseaba irse más que nunca y creía  saber que su negativa a tal se debía a Rouse. Así que quería arrancarla y arrojarla lejos como semillas de sandía. Pero Rouse no era como semillas de sandía para Baekhyun, era más como el corazón de la manzana. 

"Yo no soy a quien quiere". Susurro Rouse al mismo tiempo que Baekhyun.

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Of the gentleman [Sebaek] [Yaoi/Gay] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora