Of the gentleman [Sebaek] [Yaoi/Gay]

Capitulo #9

El sol aparecía entre las altas montañas y se colaba en la habitación de Baekhyun como un vulgar ladrón. Recorriendo el suelo hasta cruzar por su rostro. El pelirrojo se quejó y se cubrió entero con la colcha.

Los animales despertaban y las familias del pueblo se preparaban para un día más de intenso labor. Lavar la ropa, recoger los cultivos o bien empezar la siembra, alimentar a los cerdos, a los caballos; ordeñar a las vacas y trasquilar a las ovejas. Suho en cambio, no durmió en absoluto, no pudo hacerlo; al cerrar los ojos podía ver a los cráneos iluminados por esa escalofriante luz verde y a ese hombre pálido y misterioso que vivía solo en esa sucia y gigantesca mansión. No olvidaría la recriminación en su mirada, él sabía que lo había descubierto, que vio todo aquello. Que  había irrumpido en su cuarto secreto.

No negaría que estaba exitado por todo el asunto turbio que aquellas características significaban, pero era cierto también que el miedo le mantenía quieto en la posada, como una oveja que asustada cae inconsciente, tiesa ante el shock y no se recuperó después de un rato.

¡Ah, pero no hay nada que le gané a los instintos! Suho se levantó aventando lejos al cobertor —que luego se vio levantando— y después de un baño rápido y vestirse con ropa cómoda, tomó su mochila con la cámara y la linterna y evitando el desayuno, se despidió y se dirigió, con cuidado de no ser visto, hacia el bosque prohibido en busca del más original material de lo paranormal para su blog. Estaba emocionado y el miedo que lo había mantenido preso en la cama, estaba siendo arrastrado por la exitacion.

—Jovencito ¿A dónde cree que va?— escucho a su espalda la voz de una anciana. Suho dió media vuelta algo nervioso al verse descubierto, —Ese es el bosque prohibido, nadie puede ir ahí.

—Ah, no lo sabía...lo siento— fingió el moreno. La señora muy amable, tomo a Suho por el brazo izquierdo y lo arrastró consigo de vuelta a la posada mientras le hacía saber cómo sus difuntos padres habían testificado del animal que una vez vieron adentrarse al bosque. —Mis padres describieron al animal como una bestia salida directamente del infierno ¡Una monstruosidad de grandes colmillos y dientes, de ojos saltones!

Suho que crítico severamente la intromisión de aquella anciana,  no pudo fingir descuido ante la historia de la mujer. Ese era un dato muy interesante que empezaba a unirse a los enchufes de su cabeza, conectar los hechos.
Y ahora casi podía asegurar que la noche anterior, él, Baekhyun y Diana, fueron atacados por la mencionada criatura.

—No vaya hacía ya. Es mejor aburrirse en el pueblo que morir en ese bosque — mencionó la viejita antes de despedirse y alejarse a paso lento de Suho, mirando de ves en cuando hacia atrás para asegurarse de que el jovencito siguiera su consejo.

El de lentes suspiro, miro con deseo al misterioso bosque y decidió entrar a la posada en busca de algo para comer, ya después tendría tiempo para ir, ahora el hambre le había ganado a sus ansias. Además de que era mucho mejor ir a aventurarse con el estómago lleno.

Baekhyun despertaba algo inquieto, extrañado. No sabría explicar aquello pero desde incluso antes de encontrarase del todo conciente, sentía una fuerte mirada sobre él, como si aquella persona que estuviera observándolo, quisiera asegurarse de que él supiera que así era. Un escalofrío le recorrió entero antes de abandonar la cama.

Se acercó con sigilo a la puerta y lentamente abriéndola, un chirrido agudo acompaño el ambiente. Nada, el pasillo estaba vacío. Cerrándola nuevamente se encaminó luego a la ventana. No sé veía aún ni un alma por el campo, o quizás nadie caminaba por ahí, después de todo era una zona muy cercana al bosque maldito, al aterrador bosque.

Suspiro sintiéndose aliviado de no haber encontrado a nadie, aunque una ligera molestia seguía ocultándose en sus facciones, preguntándose que era esa extraña sensación de antes. No era la superficialidad o bien la paranoia, con la que a veces las personas se sentían observadas; no, él pudo sentir sobre su piel « y hasta debajo de ella» la mirada de alguien, haciendo presión sobre su carne y provocando a sus bellos ponerse de punta.