Capitulo #23

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Un centenar de mujeres hermosas paradas alrededor de la mansión bajo la lluvia, algunas vestidas a penas y otras desnudas completamente, observaban fijamente a una ventana en particular. Sus rostros lucían extasiados y sonrojados como si todas hubieran vivido en momentos previos un estimulante orgasmo. De hecho, una orgía tuvo lugar horas antes cuando Rouse había marchado. Todas se revolcaron en el lodo y como lombrices se mecían, retorciéndose unas sobre otras. Era un poderoso ritual que invoca al que adoran.

Por la ventana asoma la recién encarnada Rouse, su rostro blanco torcido con cierto desagrado mantenía alto el mentón. — Marchaos todas— dijo. Sus ojos oscuros miraban con desdén y superioridad. Su perfecta postura esbelta le hacía parecer una brillante princesa dirigiéndose a sus subditos. Esa blancura irreal que la rodea en cambio, le hacía parecer un espíritu del bosque. —Aqui no hay nada que puedan hacer—. Las brujas se miran entre ellas pareciendo confirmar alguna cosa. — Rouse no es Rouse, usted es diferente a como solía ser— hablo como siempre primero la mayor, sonriendo, prosiguió, — Hemos venido a llevarla para corregir nuestro error —. Sonaba ella tan alegre como si la noticia la alegraba en demasía. —¡Nuestro señor se nos a presentado! — declaró en jubiló, — Está impaciente, Rouse, él quiere que seas la de antes —. Todas las demás alzaron sus voces en afirmación. —¡El quiere que no olvides quien permitió tu venganza!

Rouse se mantenía relativamente calmada, a su espalda Sehun de pie, solo miraba.

La bruja agrego para el final, — Pero antes, mi querida hermana, quiere que le entregues el alma del hombre que está contigo. Suelta el pendulo que lo sistiene—. Rouse se movio. El par de pétalos rosados que eran sus labios se separaron y las demás mujeres guardaron silencio, ansiosas por escuchar las palabras de su hermana; Rouse solo dijo una cosa, — Puede el señor seguir pudriéndose en el infierno.

La lluvia calma de pronto calló pesada y furiosa sobre el bosque, las gotas eran como el granizo y atravesaban ramas clavándose en la tierra. El viento soplo rompiendo todas las ventanas de la mansión. Rouse que se encontraba frente a una, ningún trozo de cristal tocó ni siquiera uno solo de sus cabellos. — ¡Has traicionado a nuestro señor, mujer maldita! — grito la anciana apuntado la  acusadoramente con su dedo índice izquierdo. En el cielo su ira fue acompañada de un estruendoso trueno como si hubiera sido golpeado por un gran maso.

Y como señal de inicio a confrontación, el poderoso animal, el gran perro negro saltó de la oscuridad de los árboles y se abalanzó intrépido sobre una de ellas, una joven muchacha de cabellos rojizos. La más cercana tras superar el estremecimiento, con su magia invisible aparto de un empujón al feroz animal pero era ciertamente, demasiado tarde; él había devorado su cabeza.

—Maldita, pagarás por su vida— fue Rouse amenazada. Sonrío indulgente ante el enojo de las otras brujas y sus patéticas maldiciones, por qué ¿Quien en todo ese maldito y miserable lugar era  mejor maldiciondo que ella? — Solas vinieron a mi ¿No es eso clara declaración de cuan poco aprecian sus vidas? —. Sus palabras altaneras hirvieron la sangre de las mujeres desnudas.

El perro negro se abalanzó nuevamente pero esta vez su presa elegida era una bruja poderosa, una mujer de ojos azules y cabellos dorados que desde muy joven adoraba al ángel caído con fervor y religiosa dedicación. Con su magia, una extraña fuerza no permitió que el sabueso la tocará, Camíl, era su nombre. Camíl levantó despacio su brazo derecho con la palma abierta en dirección a la bestia. Y, cerrando en un puño sus dedos, el cuello del animal era apretado inquebrantablemente. Este se retorció y chilló hasta que su pescuezo fue partido en dos y su cuerpo oscuro lanzado de vuelta a los árboles.

Rouse saltó por la ventana y lento, con los brazos abiertos, descendió. Fue como si su descenso supusiera un peso a la gravedad y la presión de su poderosa presencia medrentó parcialmente las fuerzas del aquelarre. Más de una treintena de mujeres se vieron imposibilitadas de todo movimiento. — Ahora veamos cuánto poder ha valido la venta de sus almas — se burló, estirando sus labios con una sonrisa.

La vieja mujer resistió con decisión el poder de Rouse y logrando mover sus brazos, rompió con un inmirable impulso el encantamiento. —¡No seas tan altiva!— le gritó enviando una onda que formó un túnel entre la lluvia y desvío el viento, pero solo logro agitar los cabellos de Rouse y la vieja túnica que Sehun le había ofrecido. Sin más, los pies descalzos de la aludida por fin tocaron el frío lodo. — Eso fue impresionante — aplaudió fingiendo admiración, — lograste despeinar me.

Al mismo tiempo todas las mujeres procuraron atacar, combinando sus hechizos, Rouse levantó un brazo y conjuró una barrera. Aunque no podía verse la magia negra que todas usaban, las pruebas de tal poder estaban alrededor. El como de pronto la lluvia desaparecía y el lodo se levantaba. Cuando los ataques chocaron contra el escudo, un fuerte chasquido sonó y la fuerza de impacto sacudió los árboles e hizo retroceder a unas cuantas de ellas.

Sobre una de las brujas que estaban cerca a la fachada de la mansión, Sehun le cayó como plomo, abriendo su cráneo y regando su cerebro. Ensuciando, lastimosamente, sus caros zapatos. Al ver el acto desalmado del maldito conde que tanto aborrecían, unas cuantas desviaron su atención hacia él. Con dureza, la magia lo empujó hacia la pared. —Es hora de acabar contigo, maldito conde — profirió una. Pero si fuera tan fácil matarlo, Sehun hubiera abandonado ese mundo hace mucho tiempo.
Durante el par de siglos, son contadas el número de brujas que habían intentado alguna cosa contra el conde; entre los cráneos de las víctimas que se perdieron en el bosque, guardados cuidadosamente en la habitación verde, se encontraban los de algunas brujas.
—Perro— llamó.

—Ese animal ya está muerto, no tienes a quien te proteja.

Rouse miraba de reojo mientras evitaba y atacaba. "Hup, como si mi perro fuera una cosa tan débil", pensó. Y como si sus pensamientos fueran escuchados, un par de brujas desvío la mirada hacia donde debería estar el cadáver del animal, pero el animal no estaba.

Saltando de la nada, paso sobre todas ellas hasta donde Sehun colgaba como reloj de pared. Y desgarrando a las brujas atacantes se acostó a los pies de su amo. Existía una razón por la que podía Sehun ver a través de los ojos de esa bestia. El vínculo entre ambos iba más allá de cualquier vínculo aparentemente mortal. Existía una razón del porque el perro podía tomar forma humana; la silueta de un hombre alto y esbelto.

El gran perro no era otra cosa que la sombra de Sehun.

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El padre Ricardo estaba por llegar a la mansión cuando al girar por un grueso árbol tropezó con una mujer. Casi creyó era una bruja. — Padre Ricardo— le hablo una voz familiar.  El padre Ricardo negó con la cabeza, sintiendo un dejavu desagradable, — Otra vez tú, muchacha.

Diana está cubierta de barro hasta las rodillas, plantada como un árbol más en una fosa.
—No deberías estar aquí — Ricardo la rodeo. —Padre, ayúdeme. ¡Tengo que ir a salvar a Baekhyun! ¡Está poseído, tiene que ayudarme! — Sus ruegos fueron ignorados. Ricardo no la ayudaría a correr hacia una muerte segura, porque si las brujas no la mataban, el señor Sehun definitivamente lo haría en un ataque de celos.

Él siguió con su camino. Cuando entre las ramas ya era visible la mansión, pudo escuchar extraños estruendos muy cerca. Cómo choques aquí y allá repetidas veces. Supuso, eran las brujas luchando contra él, tratando de llevarse a Baekhyun.
Sigiloso se acercó, lo que vio arrugó su entresejo. No tenía idea de lo que pasaba...

En el medio de todo se encuentra una mujer hermosísima, con una expresión serena, con esa misma aura sobrenatural que envuelve al conde. Era atacada por la mayoría del aquelarre. Más allá, en el fondo, alcanzaba ver a su amo, Sehun, moviéndose tan rápido que no estaba del todo seguro fuera él.

En esa pelea de bestias dudaba poder hacer algo.




Of the gentleman [Sebaek] [Yaoi/Gay] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora