Capítulo 1

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Llevé mi mano hasta mi cabello, echándolo hacia atrás. Un mechón rebelde seguía sin acomodarse, y caía por mi frente con pequeñas gotas de agua.

–¿Ya te vas? –habló uno de mis amigos, el seguía dentro, pero sin estar tan lejos de la línea de arena que separaba el mar del pavimentó.

–No –contesté–. Sólo iré al baño.

Mi amigo sólo asintió y se sumergió de vuelta en el agua. Mis chanclas sonaban con cada pasó que daba, pues al estar mojadas, pesaban más y hacían gran ruido.

El viento golpeó mi cuerpo, y un escalofrío lo recorrió. Habían dicho por las noticias que el día de hoy era un buen día para salir a la playa, pero se habían equivocado totalmente. A pesar de que el sol pegaba fuerte, el frío no se hacia tardar en aparecer.

–Eres una zorra –unos gritos lograron captar mi atención. Mi vista se posó en un par de chicos, un hombre y una mujer, parecía que estaba peleando, más bien, lo estaban haciendo.

–Y-yo no soy una z-zorra –balbuceó la chica, podía notar como las lágrimas empapaban sus mejillas, las cuales estaban rojizas.

–¡Claro que si! ¿Y aún tienes el descaro de negármelo?, zorra.

Repitió, ni siquiera lo pensé, sólo comencé a caminar en su dirección y sostuve el brazo del chico antes de que este se estampará contra la cara de la chica.

–¡¿Y tu quien eres?! –dijo malhumorado–. ¿Es el? ¡Contéstame!

Ella sólo negó lentamente, podía notar el miedo que brotaba de su cuerpo. Soltó un sollozo y comenzó a retroceder al ver como el chico se acercaba a ella.

–Basta, déjala tranquila –me puse entre su camino, evitando el que diera un pasó más hacia la temerosa chica.

–Estas colmando mi paciencia, chico –sus manos formaron un puño, y en su frente tenía una vena marcada–. Veté si no quieres problemas.

–El que se debería ir, eres tu, y va siendo hora de que lo hagas si no quieres que llame a la policía.

El tipo soltó una risa. Pasó por mi lado chocando su hombro con el mío, y tomo a la chica del brazo con rudeza, ella comenzó a llorar con más fuerza.

Jale al tipo de la camiseta y lance un golpe en dirección a su rostro.

–¡Te he dicho que la sueltes! –grité, el intentó tapar su rostro, pero mi puño ya había impactado en el.

–Maldito imbécil.

El tipo se puso de pie, y se lanzó encima mío, logrando tirarme al suelo, golpeaba mi rostro una y otra vez, mis manos no estaban reaccionando, me había quedado paralizado.

–¡Déjalo Matt! –lloriqueó la chica, lo tomo del brazo e intentó alejarlo de mi, pero fue imposible, puesto que el tenía mucho más fuerza que ella.

–Esto –dio un golpe en mi rostro–. Es para que aprendas –se quitó de encima y pateó mi estómago–. A no meterte en lo que no te importa.

Y dio un último golpe en mi rostro, con el talón de su zapato. Lleve las manos a mi rostro, la sangre comenzó a salir de mi nariz y dolía como el mismísimo infierno.

–¿Qué te pasa? –chilló mientras golpeaba el pecho del chico–. ¡Te odio! De verdad lo hago.

–¿Sabes? ¡No me importa! Por mi puedes quedarte con el chico, es una basura –tomó su mochila que yacía en el suelo, y salió corriendo en dirección a la carretera.

–Oh, mi dios.

La escuché hablar, aún sostenía mi mano en la nariz, ella la retiro con cuidado y examino mi rostro.

–De verdad lo siento –lloriqueó–. Perdóname.

Quise decirle que no había nada que perdonar, al igual que quería que me diera una explicación de quien era ese chico y porque dejaba que la tratara de aquella forma, ella no era un juguete, era una persona, y como tal merece el debido respetó. Más sin embargo, ninguna palabra salía de mis labios, tenía mucho que decir y parecía que de un momento a otro, mi voz se había ido.

–¿Estas bien? –volvió a hablar. De nuevo hice el intento por soltar alguna palabra, pero fracase–. Se que no quieres hablar conmigo, y está bien, lo comprendo, pero déjame ayudarte.

Negué con la cabeza rápidamente, claro que quería hablar con ella, pero simplemente no podía.

Me tomo del brazo, y comenzó a jalar de mi hacia arriba, hasta ponerme de pie. Lo cual fue mala idea, me entro un terrible mareo y lo único que provoque, fue que comenzara a tambalearme perdiendo el equilibrio.

Ella me tenía sujetado por la cintura, mi espalda choco contra la arena y ella término encima mío. Solté un leve quejido al sentirla arriba de mi, justo donde el chico había golpeado.

–P-perdón –se disculpó.

Se quitó de encima y se sentó a un costado. Esta vez, no intentó levantarme, pues sabía que no podría.

Balbucee el nombre de mi amigo, intentando que ella captará y tomará el celular que yacía en mi bolsillo. Pero ella no entendía lo que quería decir, hice el mayor intentó por tomar mi móvil, pues cada movimiento dolía.

Ella comprendió rápidamente y me lo quito de las manos.

–¿Cuál es el número? –preguntó.

Ella comenzó a deslizar su dedo por mi lista de contactos, al pasar por el nombre de mi amigo, di un leve toqué en su muslo, dándole a entender que ese era el contactó.

–¿Charlie? –preguntó, di un leve movimiento de cabeza y no tardo en llamar al número indicado.



-¿Hola? ¿Tu eres Charlie?-

-Necesito que vengas hacia los baños, tu amigo está mal.

–No puedo decírtelo por llamada, ven ahora, no se que hacer.

–Si, acá.

–Rápido.


Fue lo único que escuche de la llamada, mis ojos comenzaban a pesarme.

–¡Hey! No cierres los ojos –chilló, lo que provoco que un fuerte dolor de cabeza invadiera en mi.

–Uhm... –murmuré.

–Mama dice que cuando te golpeas en la cabeza, no debes de dormir.

–Tu madre tiene toda la razón –comenté–. Pero ahora mismo tengo demasiado sueño.

Sentí como sus brazos se posaron sobre mi hombro y comenzó a agitarme de adelante hacia atrás, pero mis párpados se mantenían cerrados.











¡Hola!
¿Cómo están?

»Tenía una duda. ¿Quien les gustaría que narrara la historia? Joel o la chica cuyo nombre desconozco por el momento.«

¿Qué les pareció el capítulo?
Espero que les haya gustado🙌
Que pasen linda noche❤️💙

24 horas |Joel Pimentel #PromiseAwards17Donde viven las historias. Descúbrelo ahora