Saqué mi móvil sólo para distraerme en uno de los mini juegos. Charlie me había dejado acá hace más de media hora y aquella mujer parecía no querer aparecer.Ahora mismo era donde me cuestionaba, ¿que demonios hacia aquí?
–Qué estupidez –murmuré.
Me levanté de la silla, dispuesto a volver a casa, con mi madre. Pero unos gritos a mis espaldas lo impidieron.
–¡Joel! ¡Espera!
Me di la vuelta al escuchar mi nombre, una chica de cabellos castaños, piel bronceada, y ojos color miel. Apareció frente a mi.
–¿Hola? –dije confundido.
–Hola, Joel –sonrió nerviosa–. Siento mucho la tardanza, tuve problemas al venir acá.
Jugueteó con su cabello, cubriendo gran parte de su rostro. ¡Esta chica estaba bellísima! Lástima que en unas horas todo se esfume.
–Samantha, ¿verdad? –quise asegurarme de que en realidad fuera ella.
–Si.
Me miro fijamente, cómo si intentara descifrar algo en mi.
–¿Pasa algo? –pregunte a lo que ella negó, apartando la vista rápidamente.
–Pero enserio, siento mucho el retraso.
–Está bien, no te preocupes –sonreí.
Volví a tomar asiento donde anteriormente estaba, ella se colocó frente a mi, y aquella mirada voló en mi dirección, de nuevo.
–¿Ya pediste?
Negué.
–Bueno, ya puedes hacerlo –me pasó el único menú que estaba en la mesa.
–¿Y tú? ¿No vas a comer?
–No tengo mucha hambre –admitió.
Había algo que me decía que la chica estaba mintiendo, más prefería mantenerme lejos de otro problema, últimamente había tenido suficiente ya, y otro más, sería el colmó.
El mesero se acercó, pidiendo la orden. Le dicté lo que quería, mientras que por parte de la chica, sólo pidió una botella de agua, ¿enserio?
–Me siento extraña al verte de nuevo.
Levanté la mirada al oír su voz, ¿verme de nuevo? De qué hablaba.
–¿Disculpa?
–No en mal sentido –dijo rápidamente–. Sólo que ya sabes... Es algo extraño, después de todo.
–¿Nos conocemos?
Ella alzó la ceja, colocó sus manos en la cintura y me miro de mala forma.
–¿Enserio? No puedo creer que estés preguntando semejante cosa.
Simplemente guarde silencio.
Primera porque era lo mejor en esos momentos.
Segunda porque sentía que ya la había cagado bastante.
Y tercera, porque no podía hablarle sobre mi problema así como así, pues no la conocía de nada y no tenía ni un medio de pizca de confianza en ella.–¿No dirás nada? –sus ojos quedaron puestos en los míos, y parecía no querer romper el contacto visual.
–Es que recién me levanto, estoy algo adormilado –mentí.
–Oh, lo hubieras dicho antes –reí nervioso. Se lo había creído.
–No quería preocuparte –susurré.
No sabía si había utilizado el término correcto, pues 'preocupar' no es un sentimiento que tengas hacia una persona que recién conoces.–Uhm...
Fue lo único que dijo, lo único que balbuceó, más bien.
Jugueteó con sus manos, se notaba nerviosa. Me recargue en el respaldo de la silla, llevando mi mano hacia mi barbilla y apoyando el codo sobre mi pecho, sólo así, obteniendo una mejor vista de la chica. Se notaba tierna. Cuánto daría porque mi vida volviera a la normalidad, y poder recordar cada segundo de esto.
El timbre de un celular, logro sacarme de mis pensamientos. Ella dio un pequeño salto a causa del susto. Dirigió su mano hacia el pequeño bolso que cargaba y de este sacó su móvil.
–Mierda –la oí susurrar.
Vi como apagó el móvil, ella se movía nerviosa sobre la silla. Me incline hacia delante y tome sus manos, ella se relajó un poco, y minutos después, me miró.
–¿Pasa algo? –quise saber.
Ella asintió, parecía que quería hablar, más algo se lo impedía.
–Te-tengo miedo –balbuceó.
–¿De qué? –no contestó–. ¿De quien?
Volví a preguntar, más parecía haber perdido el ánimo de contarme que era lo que pasaba.
–Perdón –soltó una risita mientras limpiaba su mejilla, pues una lágrima había bajado con rapidez–. Son sólo idioteces mías, no quiero molestar.
–No lo haces, de verdad. Quiero saber que es lo que pasa –apreté aún más su mano, en señal de apoyó.
–Y-yo...
Justo cuando estaba por contarme que era lo que sucedía. El mesero había llegado, con nuestra orden.
–Gracias –dijo ella en un susurro casi inaudible.
–¿Y bien? –pregunté.
Ella me ignoro y sólo tomo su botella de agua, moviéndola sobre la mesa, jugando con ella.
No me diría que es lo que pasaba, lo sabía.
Así que me dispuse a comer, y en todo lo que resto, no volvimos a cruzar palabra alguna.
ESTÁS LEYENDO
24 horas |Joel Pimentel #PromiseAwards17
FanfictionCada mañana al despertar, veía su rostro. Preguntándome, ¿quien era aquella mujer? Ella sólo reía con ternura mientras se apegaba más a mi pecho. Intentaba alejarla de mi, ¿acaso estaba loca? Con cada empujón que daba, ella me acercaba más, como si...