Tomé la foto entre mis manos, mirándola con detenimiento y dándome cuenta de lo feliz que era en aquellos tiempos.–Recuerdo que ese día lloraste como nunca, tu máscara se había roto –se quedó pensativo, con una sonrisa en su rostro–. Yo te dije que no había problema alguno en que tomarás mi máscara, te la prestaba sólo para que dejarás de llorar. Teníamos tan sólo ocho años, y uno parecía ser más maduro que el otro. Tu sólo sonreíste y me diste las gracias, volviste adentró y trajiste un par de pantuflas con la cara de nuestro superhéroe favorito, me las regalaste en agradecimiento por la máscara.
Pude apreciar que Charlie no llevaba la máscara, y tenía puesto aquel par de pantuflas que recién había nombrado.
–Me siento extraño –comenté–. Como si todo estuviese en mi cabeza, luchando por salir. Se qué algo muy dentro de mi lo recuerda, pero mi mente parece no querer ayudar mucho.
–Eso es bueno –dijo sonriente–. Supongo...
–¿Crees que algún día pueda mejorar?
–Claro que si, no lo dudes –apoyó su mano en mi hombro dando pequeñas palmadas–. Anda, vamos, que tenemos mucho trabajo por hacer.
Se puso de pie observando la caja de cartón, que parecía guardar muchas cosas dentro.
[...]
Me levanté de golpe al sentir cómo algo pegó contra mi rostro.
–¿C-Charlie? –llevé una mano a mi pecho, intentando regularizar la respiración. Vaya susto que me había dado.
–Lo siento, tenía que hacerlo –se encogió de hombros.
–Eres un idiota –rodé los ojos–. ¿Qué hago acá?
Mire con detenimiento el lugar, dándome cuenta de que me encontraba en su habitación.
–¿Quieres que lo cuente ahora mismo?
Negué con la cabeza.
–Mejor me lo cuentas en un rato –sobé mi nuca–. Qué la cabeza está por explotarme.
–¿Trajiste tu bote de pastillas? –negué–. ¿Entonces?
–Ya se me pasará, seguro es un dolor normal, y no hay nada por que preocuparse.
–Bien, eso espero –se levanto de la cama y entro al baño–. En unas horas más saldremos, así que será mejor que te arregles de una vez.
Lo escuche gritar desde el baño.
–¿Qué? –grité un poco–. ¿Y a quien le pediste permiso?
–Ayer me dijiste que iríamos.
–¿Ah, si?
–Si.
Mire el suelo completamente confundido. Pero si el dijo que accedí, pues seguramente fue así, no tiene porque mentir.
–¿Y que me pongo? –hablé después de un rato.
La puerta del baño se abrió y el salió con la cara adormilada.
–Busca algo en mi armario –dijo antes de volver a cerrar la puerta.
Escuché como las gotas de agua caían, se estaba dando una ducha.
Me levanté del suelo y camine hasta el armario. Rebuscando entre su ropa, sin encontrar mucha variedad.
–Creo que será esto –hablé para mi mismo. Tomando una camiseta negra y unos pantalones del mismo color, rasgado por las rodillas.
Solté un largo bostezo.
–¿El baño? –pregunté.
–Dos habitaciones a la izquierda –gritó. Me sentí totalmente mal, pues ni siquiera recordaba donde estaba el maldito baño.
Abrí la puerta de la habitación y camine hasta donde me había indicado. Parecía que no había nadie en casa, seguramente sus padres estaban trabajando o algo por el estiló.
Abrí la llave dejando pasó al agua, deposite la ropa limpia encima de la tapa.
El vapor comenzó a llenar la habitación. Me despoje de la ropa sucia, y abrí pasó directo hacia la ducha.
Tomé el jabón, y comencé a pasarlo por mi cuerpo, el agua caía y a su pasó lograba limpiar un poco el jabón.
No se cuanto tiempo había pasado desde que entré, sentir el agua tibia contra mi cuerpo, lograba calmarme de alguna manera.
–¡Joel! Llevas media hora ahí, sal ahora mismo –gritó por detrás de la puerta.
Cerré la llave cortando el agua. Estire mi brazo hasta tomar la toalla, sequé mi cuerpo con ella y jale de la cortina para llegar hasta mi ropa.
Fui poniéndome prenda por prenda, hasta quedar listo. Limpie el espejo del baño pues estaba algo sucio a causa del vapor. Pronto mi reflejo apareció, sonreí para mi mismo.
Sacudí mi cabello, salpicando las paredes de agua. Pase mi mano por el, intentado acomodarlo, y una vez listo, salí de el baño.
–Tardas horas en arreglarte –dijo burlón.
–Oh, lo siento. Señor perfecto –rodé los ojos y volví a la habitación sólo para tomar mi teléfono.
–¿Ya estas listo? –preguntó a lo que asentí–. Bien, porque ya es hora de irnos.
–Espera –dije antes que diera un pasó hacia la salida.
Volví hacia la habitación, tomando una de las bandanas. Me acerque hacia el espejo y la coloqué en mi cabeza, el toqué Pimentel, sin duda.
–Tenías que ser tú –dijo Charlie riendo–. Esto de tus cambios de estiló, me tienen confundido.
Ignore su comentario y pasé por su lado hasta llegar a la puerta.
Ambos salimos de la casa, aún no tenía ni idea de hacía donde nos dirigíamos. Sólo sabía que había aceptado ir.
–¿Y que se supone que haremos? –pregunté encogiéndome de hombros.
–Tal vez no comprendas mucho –suspiró–. La quería para mi, de verdad. Pero parece estar más interesada en ti, así que...
–¿Qué? ¿Qué dices?
–Amigo –dio una palmada en mi espalda–. Hoy tienes una cita.
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24 horas |Joel Pimentel #PromiseAwards17
FanfictionCada mañana al despertar, veía su rostro. Preguntándome, ¿quien era aquella mujer? Ella sólo reía con ternura mientras se apegaba más a mi pecho. Intentaba alejarla de mi, ¿acaso estaba loca? Con cada empujón que daba, ella me acercaba más, como si...