Escuchaba como alguien susurraba cosas, abrí mis ojos lentamente, topándome con los ojos marrones de mi amigo.–¿Charlie?
El sólo asintió, se sentó en el borde de la cama y llevo su mano hasta su pecho, dándose un pequeño golpe.
–Me has asustado, cabrón –dijo con la voz más grave de lo normal–. No tenías porque meterte en los asuntos de otras personas, espero y esto te sirva de lección.
–No me pude contener –murmuré–. Sabes que no puedo, mucho menos si alguien está lastimando a una mujer.
–¿Qué? ¿La estaban lastimando? –asentí levemente, el rasco su nuca con confusión y miro hacia la pared.
–Oh, en ese caso, supongo que hiciste bien.
–Si, así lo hice.
Al dar un leve movimiento, mi cuerpo comenzó a doler por completo, tanto así que solté un grito.
–No hagas escándalo –tapó mi boca–. Si tu madre te ve de esta forma, nos va a ir como en feria, lo sabes.
–Lo siento –susurré, intente pensar en otra cosa, pues entre más pensaba que me dolía, más lo hacia. Todo era producto de mi mente, queriendo jugármela mal.
Pronto, comencé a recordar el rostro de la chica, ¿que había pasado con ella?, ¿dónde estaba?
–Charlie...
–¿Ajá?
–¿Dónde está la chica?
–Ella se fue, llego su hermano por ella.
–¿Y no te dijo nada?
Llevó las manos a su bolsillo y de éste sacó un papel algo doblado.
–Si, me dijo que te diera esto, al parecer es su número de celular.
Tomé el papel entre mis manos y sonreí instantáneamente. Después de todo, ella estaba bien, así que me daba por complacido.
–¿No vas a llamar? –preguntó al ver como tiraba el pedazo de papel al bote de basura que estaba al costado de la cama.
–No, no tengo porque hacerlo.
–Pero... –lo miré mal a lo que el soltó una risa–. Bien, aunque déjame decirte que aveces tengo el pequeño presentimiento de que eres de otro bando, amigo.
–Sabes bien que no es así –dije tranquilo.
–Lo se, sólo bromeaba –soltó una risa–. Aunque no tendría nada de malo si lo fueras...
Golpe su hombro con mi puño, y el se tambaleo hacia atrás sin caer.
–Oye, sólo era broma, no aguantas nada –rodé los ojos y me cruce de brazos–. Entonces... Si no quieres el número de la chica, ¿me lo puedo quedar?
Simplemente me encogí de hombros, por mi que hiciera lo que se le diera la gana, después de todo, nunca, ninguna chica, se fijaría en mi. Eso lo tenía más que claro, no era una persona normal, odiaba tener esta maldita enfermedad y no recordar una mierda de lo que pasó en mi día.
–¿Y bien...?
–Si –dije totalmente rendido–. Puedes llamarla tu, después de todo, no la conozco.
–Tú y tus formalidades –sonrió mientras se acercaba al bote de basura. Estiro su brazo y sin problema alguno, sacó el papel del fondo, el número aún era visible, no se había estropeado.
Sacó su móvil y comenzó a escribir en el, suponía que la estaba agregando a sus contactos, o algo parecido.
–Si vuelvo a casa está bien, ¿no?
Dejó el móvil y volvió su vista hacia mi, simplemente di un leve movimiento de cabeza en señal de un "si".
–Claro, veté tranquilo.
El sólo sonrió y se despido agitando su mano. Vi como salía de la habitación a pasos rápidos, como si tuviera el gran apuro por llegar a casa. Y sólo rogaba que mi madre no entrara a la habitación, sería mi fin, pues se podría decir que mi madre era realmente exagerada y preocupona, por una parte lo comprendía, digo, soy su hijo, malo fuera el que no se comportara de esa manera y me ignorara por completo.
Alcé mi mano con cuidado, pues cada movimiento dolía. Tomé mi celular y lo desbloquee, como siempre, no tenía ninguna notificación. Y lo comprendía, siempre fui el raro, nadie se acercaba a mi, el único que lo hizo fue Charlie, y por eso le estoy tan agradecido, por estar conmigo en los peores momentos, y es que no muchas personas lo hacen, hoy en día no a cualquiera se le podía llamar "amigo".
Dejé el celular sobre mi estómago e instantáneamente un escalofrío recorrió mi cuerpo. Y la imagen de la chica, sobre mi, volvió a mi cabeza.
Solté una pequeña carcajada, su rostro estaba totalmente rojo, sabía que la había puesto nerviosa. Aunque dolió muchísimo.
Me estaba arrepintiendo de tirar el número a la basura. Pero se veía tan frágil, tan adorable, que por un momento me negué a la idea de formar parte de su vida, no quería que cargara con un estúpido enfermo como yo. No le deseaba esto a nadie, ni a mi peor enemigo, era la cosa más horrible de todo el mundo.
La primer novia que tuve, más bien la única. Logro soportarme por dos años, dos largos y difíciles años. ¿Porqué difíciles? Simple, despertar y darte cuenta de que estabas en una relación, y no sabias como es que pasó exactamente, era un completo desastre. Más aún ella siguió a mi lado, hasta que Chad se cruzó en nuestro camino. Un pelirrojo demasiado agradable, y dolía admitirlo, pero era un chico demasiado bueno para ella. ¿Y cómo la recordaba? Todos los días, a primer hora, mi madre entra a mi habitación, comenzando a relatarme sobre mi problema, y lo hacia todos los días, se sabía de memoria que era lo que tenía que decir. Y aveces, sentía que estaba mejorando, pues pequeños recuerdos volvían a mi mente y se quedaban ahí, presos.
Sólo esperaba que algún día todo vuelva a la normalidad, y poder ser como las demás personas, poder ser un chico normal. Eso era lo que más deseaba.
¡Hola!
Bien, se ha decidido...
Será Joel quien narre la historia, y en algunos capítulos, lo hará la chica.Aún no tengo los días de actualización, así que díganme dos días y esos serán los que actualice.
También tenía una pregunta,
¿Les está gustando esta novela? ¿Cómo la ven, va bien?Me despido,
Que pasen linda noche✨💙
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24 horas |Joel Pimentel #PromiseAwards17
FanfictionCada mañana al despertar, veía su rostro. Preguntándome, ¿quien era aquella mujer? Ella sólo reía con ternura mientras se apegaba más a mi pecho. Intentaba alejarla de mi, ¿acaso estaba loca? Con cada empujón que daba, ella me acercaba más, como si...