Prólogo

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El amor es una maravillosa flor, pero es necesario tener el valor de ir a buscarla al borde de un horrible precipicio. 

                                                                                                                                             Stendhal


El no necesita ir a buscarme, siempre me tuvo cerca de él, bastaba con que diga dos palabras para que yo lo siguiera hasta el fin del mundo.

Sé que el estar juntos seria el fin de nuestra paz familiar pues el amor que le tenía era prohibido. Mi mente lo entendía y por mucho tiempo intente reprimir aquel sentimiento pero mi corazón hacia todo lo contrario. No pude ir en contra de lo que yo sentía cada vez que lo tenía frente mío. Mi corazón me delataba enormemente causando latidos que sentía que terminarían siendo escuchados por el vecindario entero.

No me importaba nada más que estar junto a él, fui egoísta lo sé.

No media las consecuencias que enamorarme de mi propio primo causarían.

Pero como dicen en el corazón no se manda, por mucho que intente no pude olvidarme de él. Por lo cual decidí que si el siente lo mismo, yo intentaría que lo nuestro funcionara sin importarme la opinión de nadie más que la suya.

Lo tenía todo perfecto en mi cabeza pero la simple frase "me tengo que ir" acabo con toda ilusión y esperanza.

_ ¿Cómo dices?

-Tengo que irme, ayer me llego una carta de aceptación para la universidad de Granada.-

_ Espera, ¿Qué dices, hasta hace unos días me dijiste que te ibas a postular para una universidad cerca de casa y ahora me sales con esto?_

-No seas inmadura, es lo mejor para mi irme. Tu madre había mandado mis datos y una carta de solicitud para esa universidad. Comprende que es una gran oportunidad para mí.-

_ No te entiendo. Prometiste estar junto a mí y ahora me dices todo esto._

¿Amor Prohibido o Ilegal?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora