CAP X

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Yuuri, al permanecer cerca de Viktor durante toda la reunión, se sentía irritado, estando en el auto, el Omega no hacía esfuerzo alguno por ocultar su mal humor, irritando también a Viktor, que se sentía cansado por toda la actividad del día

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Yuuri, al permanecer cerca de Viktor durante toda la reunión, se sentía irritado, estando en el auto, el Omega no hacía esfuerzo alguno por ocultar su mal humor, irritando también a Viktor, que se sentía cansado por toda la actividad del día. No concordaron palabras entre sí, pues el silencio bastaba para cortar las cabezas de quien quiera inmiscuirse entre ellos.

El ruso, detiene el auto en un mini market de turno para comprar algunos parches para el cansancio, Yuuri, sale del auto primero, bastante molesto camina rumbo a la solitaria vía delante de él, y mayor, viéndole no refuta en su contra, pues no quería caer en contiendas y menos en un lugar público.

Viktor tardó en salir, y al estar dentro del auto, Yuuri, no se encontraba allí, bufando un poco alterado, manejo observando el alrededor del lugar y lo encontró a pocos metros, reprimiendo su tono de voz alterado, le pide varias veces que suba al auto, pero el obstinado nipón se negó siquiera a responderle, haciendo que este se bajara del auto.

Agarrándole del su brazo, el nipón decidió abrir su boca para discutirle...

-¡Déjame Viktor!, no quiero estar cerca de ti.

-No seas necio Yuuri, sube al auto que no puedo dejarte solo en este lugar.

-Pues, no te importó dejarme solo antes ¿no?.

-Yuuri, no empieces, que no pienso discutir contigo...

-Yo tampoco pienso soportar el olor de otra en ti, Así que ¡vete!.

-¡Estás loco!, ¿de qué hablas?

-Soy un idiota, ¿acaso no lo recuerdas?

-No pienso aguantar tus retrecherías Yuuri así que ¡¡sube al auto!! –agarrándole con más fuerza.

-¡¡No lo haré!!, así que lárgate con Isabella ¡maldito imbécil!

-¡Toma!, paga el taxi –lanzándole el dinero encima cayendo estos al suelo.

Yuuri trago pesado y se contuvo todo el mar de emociones que para ese momento inundaron su interior, aprieta sus puños, y mirándole de forma cortante le sonríe tristemente –Gracias, espero que alcance para la urna –girando sobre sus pies y prosiguiendo su paso.

El ruso, al ver la expresión de Yuuri, se maldijo así mismo al darse cuenta que, de entre los dos, el único imbécil y poca cosa que tanto ha querido demostrarle a todos que era Yuuri, en realidad era él. Golpeando su cabeza varias veces enojado por su error, corre nuevamente tras de Yuuri, y al tomarle de su hombro y girarlo hacia él, se sintió miserable.

Sus palabras lastimaban al Omega, y prefería morir la próxima vez que lo hiciera llorar de esa manera. Mientras abrazaba al nipón, este le golpeaba en el pecho, intentando zafarse de sus brazos, y este no se lo permitía, haciéndole quejarse a gran voz, pero Yuuri, se las cobraría y maldiciéndole, le muerde en el pecho haciéndole pegar un fuerte alarido de dolor, un poco satisfecho por aquello, sale corriendo tratando de huir, pero el albino alcanzándolo nuevamente lo carga como un saco de papas encerrándolo en el auto, para dirigirse rumbo casa.

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