23 de mayo del 2009, Mystic Falls.
Aún no sé qué fue lo que me trajo de nuevo a este lugar, mis orígenes, un año antes del cometa. Ridículo. Estaba en Nueva York, donde podía comer y divertirme sin llamar la atención, pero esta mañana algo me trajo hasta aquí.
Caminé por la carretera que une el bosque con el puente Wickery, a lo lejos podía oír la música y los gritos... adolescente, hormonas, alcohol y sangre...la combinación perfecta. Pero había algo más, un aroma que me atraía particularmente, era como dulce y salado, una combinación salvaje, venía hacia mí, interesante, esto es lo que llaman los mortales servicio a domicilio.
Y del bosque salió una chica, no tendría más de 16 años, era alta y su pelo era dorado y largo, piel clara. Alzó la cabeza y me miró. Sus ojos eran azules, como el cielo justo después de una tormenta. No apartó la mirada, no titubeó, ni se asustó, solo se detuvo, a unos 5 metros. Se apartó delicadamente el pelo detrás de la oreja y su olor me golpeó de nuevo, como una bola de demolición, nunca, en mis 150 años de vida, nada me había atraído tanto. Era como si todo mi cuerpo la reconociese, el monstruo había despertado, la fiesta comenzaba.
No quería asustarla, era aburrido si gritaban, siempre preferí a las mujeres dispuestas.
- Hola, ¿te has perdido? Puedo acompañarte a la fiesta si quieres. Intenté ser cortes, seductor.
- No me he perdido, busco a mi hermana, se ha ido de la fiesta por una pelea con su novio y nuestros padres tienen que venir a recogernos, ¿has visto a alguna chica morena por aquí? Su voz era suave, pero firme, no estaba asustada.
- No, quizás fue hacia el puente, ¿quieres que te acompañe? es peligroso para una niña como tú andar sola por aquí.
- ¿Una niña como yo? Que te hace pensar que le temo al peligro, quizás es lo que estoy buscando. Su boca se curvó un poco, casi sonriendo, fue lo más tentador que había visto en décadas.
- Entonces, definitivamente voy a acompañarte, que caballero sería si dejara a una dama aventurarse sola.
Y ella rio, y mi estómago se contrajo, quería oírlo de nuevo, otra risa, una que yo le provocara. Avancé otro paso, no retrocedió.
- No pareces un caballero. Su tono era juguetón, que demonios, una quinceañera jugando conmigo.
- ¿Qué parezco?
- Peligroso.
Otro paso.
- ¿Tienes miedo?
- ¿Debería?
- No. Y no lo pude decir más en serio.
Cuando iba a preguntarle su nombre, a avanzar un paso más, oímos un coche girar hacia el puente Wickery.
- Oh, es el coche de mis padres, van a cruzar el puente, debo ir, seguro vienen a buscarme.
No quería que se fuera, quería cinco minutos más, quería saber su nombre y como la mierda quería probar su sabor, porque como fuese igual que su olor iba a ser condenadamente fabuloso. Di dos pasos más y la agarré delicadamente del brazo, cuando se estaba girando hacia mí se escuchó un golpe y vimos el coche caer. Ella intentó correr, la agarré más fuerte, se puso a gritar, la giré hacia mí y la miré directo a los ojos
- Vas a calmarte y a esperarme aquí, yo voy a ir a mirar que les ocurrió a tus padres.
Obedeció. Pero algo en la manera en que se volvió sumisa, no me gustó, no quería obligarla, ni doblegarla.
Fui rápidamente hasta el puente y lo vi, ¡qué demonios! a Stefan salvando a la familia de la niña, MI niña. Stefan el héroe. Eso de alguna manera me enfureció, la sangre moviéndose rápido por mis venas, después de décadas, estaba activo, revitalizado, pero ¿a mí que me importaba? como si quería salvar a toda su familia y cuidarla para siempre, tenía otros propósitos, otra mujer de la que preocuparme. Si Stefan la conocía la usaría a mi favor. Volví a su lado, dispuesto a morderla, dispuesto a matarla, pero no pude, su cara, sus enormes ojos azules, de alguna retorcida manera no quería dañarla. Y por primera vez en siglos, estaba asustado.
- ¿Dónde vives?
- En el 2104 de Maple Street, pero espera, tenemos que ayudar a mi familia, por favor.
Y me abrazó fuerte. Sentía su calor por todo mi cuerpo, dándome vida.
- Voy a llevarte a casa, esperarás allí a que lleguen, no abrirás la puerta a nadie, solo esperarás, pase lo que pase, lo afrontarás, eres fuerte, no temes a nada ¿recuerdas? Tampoco te acordarás de mí, buscaste a tu hermana y como no apareció te fuiste a casa.
Ella asintió, me cogió la mano, y caminamos hacia mi coche. Por aquel entonces no supe, que ese fue el principio.
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«Veritatem Revelatam» Damon Salvatore [EDITADA]
FanfictionSara Gilbert creyó que cuando sus padres fallecieron en un accidente de coche su vida había terminado, pero esa noche sólo había sido el comienzo...