X • La primera enterada

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—Entonces hice bien en insistir —dijo n una sonrisa pícara cuando se separaron.

—Algo así —río la castaña.

—¿Tienes tarea? —pregunto él.

—Creo que no —respondió. —No estoy segura... —frunció un poco el ceño tratando de recordar.

—¿Si practicamos un poco? —dijo entusiasmado. La chica también puso una enorme sonrisa al inicio pero después de unos segundos se desvaneció.

—Me encantaría... —decía. —...pero nos verán.

—Odio tener que esconderme —gruño. —Detesto ser un Malfoy y tener que interpretar un papel en este castillo —el rubio tenía cara de desagrado total, hace unos segundos estaba feliz por la idea que había tenido, pero ahora había cambiado por completo su expresión, quería pasar tiempo con la castaña sin importar quien los viera, pero él era un Malfoy y sus padres jamás le permitirían estar con una chica hija de muggles, además si sus compañeros de casa lo veían con ella, con Granger, nadie lo respetaría de la manera en que lo hacen actualmente, perdería muchas cosas, solo por estar con Hermione.

—No tienes que hacerlo —trato de hacerlo sentir mejor. —No tienes que interpretar un papel hacia las demás personas, solo necesitas a tus amigos —le tomó de la mano y la acaricio con sus dedos a lo que él sonrió.

—Tienes razón pero... yo no tengo amigos —el rubio se quedó pensando durante unos minutos y la castaña también, ambos desviaron la mirada hacia otro lugar, ella no sabía que decirle, ¿Draco Malfoy estaba solo? Siempre estaba acompañado por sus compañeros, por personas que parecían ser sus amigos.

—Me tienes a mi.

El chico volvió su vista a ella, la vio a sus hermosos ojos castaños y vio vida dentro de ellos, tenía razón, la tenía a ella, ella no lo dejaría ni le daría la espalda, era una buena persona y muy valiente, incluso más que el, lo suficiente como para enfrentarse a todo el colegio si llegaban a hacer públicos sus sentimientos.

—Y tú a mí.

No necesitaba decir nada más, se sentía feliz, completo, como nunca antes se había sentido, se abrazaron durante un largo tiempo y pasaron toda la tarde en la biblioteca escondidos en el rincón de la sección de pociones donde nadie podría verlos, no muchas personas visitaban la biblioteca y menos esa sección puesto que era la materia menos favorita de todos, podrían estar horas allí y nadie lo notaría.

Después de que la castaña recordara que era muy noche y ya iba siendo hora de que cerraran la biblioteca le dijo al Slytherin y se retiraron por separado para que cada uno fuera a su sala común, cuando llegaron a ella ambos fueron directo a su habitación.

Draco entró a toda prisa y se alegró de ver a su fénix en la ventana, escribió una rápida pero lo suficientemente larga y entendible carta para dársela a su mascota y la enviará a la Gryffindor. Cuando su ave se retiró se recostó en la cama boca arriba y suspiró profundamente, se estaba enamorando y estaba consciente de ello y no le molestaba para nada.

Hermione entró a su habitación quitándose la túnica del colegio y preparando su ropa de noche para darse una rápida ducha, antes de que entrara al baño unos leves ruidos se escucharon en su ventana, camino en dirección a ella para abrirla y el fénix del rubio entró para dejar la carta en su cama y quedarse quieto a un lado. La chica tomó el papel y lo leyó.

«Un Slytherin y una Gryffindor... ¿Suena bien no? Pero Malfoy y Granger suena mucho mejor»

La castaña sonrió al ver los apellidos unidos y dejó el pedazo de pergamino en una mesita cerca de su cama, le dio unos cuantos caramelos al fénix y finalmente se marchó.

Después de eso se metió a la ducha y fue en cuestión de segundos que una mujer tocó la puerta de su habitación, la curiosa al no obtener respuesta decidió entrar y tocar en la puerta del baño –porque escuchó el agua caer– para averiguar quién se encontraba allí. Recibió como respuesta que la chica saldría en unos minutos y se dedicó a esperar tranquilamente, vio que la ventana estaba abierta y acudió a cerrarla, el leve viento que se hizo al cerrar la ventana hizo caer el pedazo de pergamino de la mesita de noche y la chica tuvo que inclinarse a tomarlo, al tenerlo en sus manos la curiosidad volvió a invadirla y leyó el contenido, cuando terminó de leerlo la puerta del baño se abrió de golpe y la castaña se acercó a ella, Hermione al ver el papel que poseía entre sus dedos reaccionó de una manera inesperada, sus ojos se desorbitaron y su voz se elevó más de lo planeado.

—¡Luna!

Amor Correspondido (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora