Extra • II

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—¡Apresúrate! Esto tiene que quedar bien hecho y ya no tenemos mucho tiempo —apuro Luna a Ginny, tenían cinco minutos para acabar con el peinado de su mejor amiga.

Hermione estaba quieta y sentada frente a ellas mirándose en el espejo, observaba cómo las figuras de sus amigas se movían con rapidez, tomaban broches y más broches para sujetar bien el cabello, esperaba que quedara bien al final y que no fuera una decepción por la prisa que tenían.

—¡Ay! —se quejó ella—, eso duele —sus cejas chocaron.

—Pues lo siento —fingió disculparse su querida amiga pelirroja—, pero la belleza cuesta.

—Y ya casi terminamos, no te muevas Hermione —le reclamo la rubia. Quién espero a que Ginny colocara el último broche para por fin ajustar la pequeña corona que llevaría en medio del peinado, lo sujeto con extremo cuidado—. Listo —murmuró con una larga sonrisa en el rostro.

—Nos quedó perfecto —musitó asombrada la otra—. Hermione te ves hermosa —le dijo.

La chica castaña se puso de pie, por fin. Después de tantas horas sentada, primero esperando a que acabaran con su maquillaje, después con sus uñas y por último con el peinado.

—No hay tiempo para que nos agradezcas, ya es muy tarde, ve, corre a ponerte el vestido —apresuro Luna no dejándola hablar.

Las dos amigas vieron como Hermione les daba la espalda y entraba en la otra habitación de la enorme casa, se vieron a los ojos y se percataron de que ambas lloraban, habían derramado una lágrima, ese día era muy importante para todos, en especial para la pareja.

—Ginny..., Luna... —las llamó devolviéndolas a la tierra—, ¿me ayudan? No puedo subir el zipper.

Luna camino rápido en dirección a la puerta y se acercó a Hermione, le subió el zipper con delicadeza y entonces se dio cuenta de que el vestido era hermoso, tan brillante, tan esponjoso, tan largo, tan... blanco.

—Y bien, ¿qué les parece? —les pregunto emocionada, mantenía su sonrisa de dientes perfectos a la vista.

—Te vez tan..., hermosa —murmuraron las dos a diferentes tiempos, no tenían palabras, en verdad lucia bellísima, el vestido tenía mangas largas y transparentes con un encaje de flores blancas que bajaba hasta su cintura, por la parte de abajo era tan esponjado que parecía una princesa sacada de un cuento, y más de un metro de tela se arrastraba en el piso detrás de ella.

Hermione giró en su vestido un par de veces, parecía un sueño hecho realidad, se vio en el espejo y sonrió con más fuerzas, ya sentía que iba a darle un calambre en los labios si es que eso era posible.

—Eres la novia más hermosa que mis ojos han visto Hermione, Draco se va a desmayar cuando te vea caminar en dirección a él, el vestido es perfecto —lloriqueó Luna, limpio sus lágrimas antes de que llegaran a las mejillas, no quería arruinarse el maquillaje.

—Espero que a tu papá no le entren ideas de encerrarte en el auto y llevarte de regreso a casa —bromeó Ginny con un notorio sentimiento de felicidad y tristeza a la vez.

—Vamos, hay que acompañarte al auto, tu papá te espera en la entrada —dijo Ginny y en seguida comenzaron a moverse—. Hermione tu camina delante de mi, bajarás primero, ten cuidado —advirtió—, no queremos que te caigas por las escaleras.

Las tres rieron, todas llevaban tacones y vestidos largos hasta el suelo, pero claramente el más difícil de andar era el de la mismísima novia.

—Esperen —se detuvo Ginny y ellas obedecieron, volteó a sus espaldas encontrándose con la mirada de Luna—, falta el velo.

Amor Correspondido (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora