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— ¡Hey, Jimin! – Le llamó su amigo. – ¿A dónde vas? ¡La clase aún no termina!

No tuvo tiempo ni de escuchar la voz de su profesor regañándolo poco tiempo después, cuando ya estaba corriendo por el edificio.
A su querido profesor de artes, no se le había ocurrido mejor idea que ir precisamente aquel día a un museo.

¿Era en serio?

A sus veintiún años, aún creía que no los llevarían a dar paseos como esos en la universidad y realmente se molestó en cuanto se vio caminando hasta el lugar. Pero ahí se encontraba, corriendo como un desquiciado hacia el campus de la universidad por su mente olvidadiza.
Había olvidado por completo que ese día irían al dichoso museo y le había dicho a Yoongi que estaría en una sala en donde no había ni un alma. Y para más, su teléfono había muerto.

Que mejor.

Lo único que se hallaba a su favor, era que la universidad quedaba a un par de cuadras de distancia y si sus cálculos no fallaban, eran unos quince minutos si se apuraba.
Rogaba porque el chico que tanto le gustaba no fuera a marcharse antes de que lograra llegar al lugar.

"Yoongi no te vayas" rogó mentalmente y corrió con todas sus fuerzas, esperando que el chico peliazul no se molestara con él y por sobre todo, se fuera creyendo que le había mentido.

Ups ~ YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora