Ups ~ YM

Especial II

Jimin corría por el apartamento sin importarle demasiado todo el escándalo que estaban haciendo, ya que el compañero de casa de su novio no estaba y solo ellos dos se encontraban en el lugar.

Bien, el tenía veintidós años y su novio veinticuatro. Sin embargo, ambos estaban jugando a pillarse como si fueran unos niños pequeños y eso solo provocaba que más risas inundaran el lugar, ante el infantil juego.

— B-Bebé...– Le llamó jadeante Yoongi, intentando recuperar el aliento. Ya ni recordaba porque estaba pillando a su pequeño novio y seguramente había sido por alguna tontería. – ¡Ven aquí...! – Le hizo señas con la mano para que se acercara. Cosa que pareció no servir de mucho.

Jimin le miraba desde detrás del umbral de la cocina, aún escondiéndose de él con una sonrisa en el rostro. No dejaría que su novio lo engañara otra vez. Hace unas semanas había ocupado la misma excusa y había terminado haciendo una llave.
Estuvo con dolor de cuello varios días y sus profesores de baile terminaron regañándole.

— Estás anciano, Yoonie~ – Lo provocó únicamente para que el mayor continuar con el juego. – Creo que me buscare a alguien más joven. – Sonrió con malicia, llevando un dedo a sus labios de forma pensativa. – ¿Quieres eso, amor?

El ceño fruncido de Yoongi no tardó en visualizarse y el rubio vio como este se erguía para mirarle con bastante enfado. Su piel se erizó ante la penetrante mirada y sin querer se encogió un poco en su lugar.

Al parecer la había cagado un poquito.

— ¿Ah si? – Respondió de forma amenazante, con una escalofriante sonrisa en el rostro. – ¿Estás seguro de eso?...– Caminó a pasos lentos hasta su novio, quien estaba petrificado.

El rubio en ese punto ya no sabía si huir o tirarse al suelo para pedir perdón. Lo cierto era que odiaba cuando Yoongi se enojaba con él y cuando eso pasaba, sólo podían ocurrir dos cosas.
La primera era que lo hiciera llorar y luego este se sintiera mal por su forma brusca de hablarle o...simplemente castigarlo. Aunque lo segundo no era tan malo...Pero no tenía porque saberlo el pelinegro.

No se movió ni un centímetro hasta que el pelinegro llegó a él y acarició su rostro con extrema lentitud, erizando cada vello del cuero del menor.

— Jiminnie...– Murmuró con suavidad, disfrazando el repentino brillo tras sus ojos.

— ¿S-Si?

Su respiración se detuvo en cuando sintió los dedos de su novio subir y bajar por su abdomen, notando que este jugaba con el botón de su pantalón y la delgada tela de su camisa.
Esa mirada oscura y esa sonrisa solo podían significar una cosa. Una muy buena o muy mala para él.

Lo fríos dedos de su novio subieron hasta su mentón, pasando solo el pulgar sobre sus labios y tirando del inferior de ellos con diversión.

— Jiminnie...– Volvió a llamarlo el pelinegro, con la diferencia que ahora se encontraba a centímetros de su boca y el rubio no dejaba de sentir un delicioso hormigueo en cada lugar que su novio tocaba. – ¿Aún quieres jugar?

Si pudiera grabar cada vez que su novio le hablaba de esa forma, seguramente tendría suficiente material para tocarse una eternidad. La ronca y suave voz de Yoongi tenía un efecto enorme sobre él. Desde erizar su piel, hasta hacerle temblar con un ciervo recién nacido. Simplemente con su atractiva y seductora voz.

— No...– Susurró con firmeza, demasiado embelesado en el movimiento del pulgar en sus labios.

— ¿Qué quieres hacer Minnie? – Sonrió Yoongi enseñando las encías y arrugó su pequeña nariz con diversión, cuando vio el puchero de Jimin.