· Drawn In The Stars ·

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—Bill... —Era de noche, del fuerte sol de verano ya no quedaba nada, más que el reflejo de éste en la Luna.

—¿Q-q-qué pasa Stan? — Ambos conducían sus bicicletas dirección a la casa de Stanley.

—Mi padre no está en casa...

Detuvo su bicicleta de golpe y para cuando Bill se dio cuenta, tuvo que dar vuelta y regresar los varios centímetros que lo habían separado del otro.

—¿N-n-no está en, t-t-tu casa?

Stanley era hijo único, tenía un único padre y una casa enorme, un serio problema para quien había sido intentado comer por un payaso y que también había tomado forma de su trauma de toda la vida, Judith.

Stanley negó ante la pregunta del tartaja y éste se quedó pensando unos segundos.

—Sé que tener miedo es lo último que debo hacer... Pero cada que giro en una esquina o veo la obscuridad en algún rincón, no puedo evitar verla ahí. Sé que todo está en mi imaginación pero...

—Q-q-quédate en mi casa, a d-dormir...

El de rizos lo miró aliviado, pero inmediatamente cambió su expresión a más bien, apenado.

—¿No crees que debería afrontar mis miedos?

Bill sonrió y puso una mano en el hombro del contrario.

—A veces necesitamos de alguien que nos apoye... Hay veces en las que no puedo evitar recordar a Georgie, imaginarlo jugar en su habitación... No creo que haya problema en que te quedes esta noche.

El brazo de Bill pasó de estar en el hombro del rubio a quedar en su espalda, éste le había sorprendido con un abrazo.

—Gracias... Después de esto, te deberé una.

—N-n-n-o es nada, para eso est-tan los amigos.

Amigo

Así los dos dieron vuelta a su ruta, dirigiéndose ahora, a la casa de Bill,una vez llegaron, éste propuso guardar las bicicletas en el garage; así lo hicieron, se fueron hacia la entrada principal y el padre de Bill los recibió con una mediana sonrisa.

—Papá... El p-p-padre de Stan no está en casa, yo le dije que p-podía quedarse aquí...

El señor Denbrough no tuvo problemas en asentir de inmediato, al igual que su madre, ambos le daban la bienvenida a casa.

Aunque era de noche, aún eran vacaciones de verano y muy temprano para ir a dormir, así que los chicos cenaron un tazón de cereales cada uno mientras charlaban sobre cualquier cosa, y antes de subir a la habitación, Stanley dio gracias por todo.
Bill entró a su habitación y dejó el suéter ligero que había llevado puesto toda la tarde.

—¿Quieres que encienda la luz?

Bill corrió hasta la mano de Uris, la cual estaba a punto de tocar el botón de encendido.

—N-n-no, no... - Atrajo su cuerpo hasta el ventanal de su cuarto mientras lo tomaba de la muñeca - Mira esto.

Stanley miró el cielo estrellado y luego a Bill, quien hacía lo mismo con una gran sonrisa en el rostro.

—Pero... ¿Qué hay de especial en ellas?

El tartaja desvió su atención al que había hablado, sonrió tiernamente, se sentó en el suelo y Stanley imitó lo que hizo.

—L-l-las constelaciones cuentan historias... ¿El t-t-triángulo de verano?...

—El de rizos lo miraba, fracasando completamente al intentar entenderlo. —Cuenta la leyenda que una princesa de excepcional belleza, llamada Orihime, o sea, la estrella Vega, se enamoró de un pastor llamado Hikoboshi, la estrella Altair.

🎈 Feel It 🎈 ʀᴇᴅᴅɪᴇ ; sᴛᴇɴʙʀᴏᴜɢʜ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora