Emily escuchaba los susurros de los que las rodeaban y podía apostar que las observaban.
Ella solo me limitaba a dejar sus ojos al frente.
No podía ver lo que está haciendo Micaela pero ella sabía muy bien que la rubia recibía todos los cumplidos.
Cada vulgaridad llegaba a sus oídos y al sentir como Micaela no se jaloneaba para ir a soltar un golpe a cualquiera de los dueños de las palabras fue cuando se dio cuenta que la rubia no alcanzaba a escuchar lo que los demás compañeros decían.
Con el paso de los días Emily llego a desarrollar otros sentidos, que claro, no llegan a sustituir lo que es la vista pero si la ayudaban más a saber lo que la rodea, a escuchar, sentir y oler todo aquello a corta distancia de Emily.
Karla, la madre de Emily, bromeaba al decirle que era como una pequeña cachorrita que apenas estaba aprendiendo a descubrir el mundo y tenía razón, haber perdido la vista era algo totalmente nuevo, una nueva vida a la que se tenía que acostumbrar.
-¿Qué no tienen nada mejor que hacer-murmuró la rubia mejor amiga de Emily.
A Micaela le gustaba tener la atención de las personas, pero solo a cierto nivel porque luego le molestaba y demasiado, que todos los ojos estuvieran puestos en ella.
La primera parada fue en los casilleros.
Micaela le había implorado a la directora, incluso amenazado que pusiera los casilleros de ambas juntos, ya que la rubia era la encargada de cuidar de Emily y no quería despegarse de ella en ningún momento.
-Muévanse-la morena le dio un codazo a Micaela para que fuera un poco más amable con las demás personas, pero la rubia era malhumorada por naturaleza y demandante por naturaleza.
Las puertas estaban algo angostas y la costumbre de los hombres era quedarse en la entrada del aula para tener la primera vista de las nuevas compañeras o solo porque se morían por ya salir de una clase que ni siquiera comenzaba.
La morena rozo su cuerpo con el de otro compañero y este era un amplio y duro pecho, la morena se ruborizo pidiéndole disculpas al dueño.
La cercanía y contacto, ya sea verbal o físicamente, con los del sexo opuesto eran nulos, Emily era buena hablando con ellos y solo llego a tener dos amigos, uno era el hermano de Micaela, quien en esos momentos se encontraba a cientos de kilómetros de su hogar refugiado en una escuela militar y otro era un compañero que había conocido en la primaria, pero después del accidente no volví a saber nada sobre él y cada vez que se lo mencionaba Micaela siempre residía la misma respuesta.
Micaela y Emily son totalmente distintas, la rubia era más dura y gritona, le gusta ser el centro de atención y hacerse la enojada y hacer enojar a los demás, tiene demasiada energía para un cuerpo tan menudo, nunca se está quieta. La música preferida de Micaela era el rock pesado y sus calificaciones no eran las mejores, pero ella siempre tenía una frase la cual la seguía al pie de la letra "o eres bonita o eres inteligente, no puedo ser las dos cosas, seria mucha carga para mí".
Las personas si cambian, la Micaela que era antes se había ablandado un poco con el problema de Emily. Ya no le gusta ser el centro de atención, su atención siempre está en la morena.
Micaela había tomado el papel de su fiel compañera, y en veces Emily sentía abuso hacia la rubia, esta no quería que la morena hiciera ningún movimiento, quería ser ella quien le resolviera todo por miedo a que le sucediera algo.
La madre de Emily le había comentado que Micaela era así porque la quería proteger. Y Emily entendía a Micaela, porque si los papeles estuvieran volteados la situación seria la misma.
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Mirada Perdida
Ficção AdolescenteElla le enseñara a amar con los ojos cerrado y él a disfrutar cada segundo de la vida.