Emily
El fuerte pecho donde mi cuerpo se dejó caer se movía rápido, debido a su respiración alterada o era la mía y sentía que todo se movía por tal sorpresa.
No supe que reacción tomar, él estaba ahí con mucha posibilidad de estar cargando mis huesos pesados entre sus brazos meramente bien definidos-lo sabía porque lo estaba sintiendo, sentía como esas bolas de acero me apretaba...n a mis costados, dejándome sin movilidad-y por otra parte yo era incapaz de hacer un movimiento, sus brazos comprimían demasiada presión a mi persona,-le daba gracias al cielo que mi grandísimo suéter fuera de unas tallas arriba de la mía-las pocas boobies que poseía eran vilmente machacadas por mis brazos presionados-por otro lado le estaría dando mucho que ver a mi susodicho héroe.
-¿Estas bien?-pregunto la voz desconocida.
Di un empujoncito, sacando mis piernas-las cuales seguían dentro del auto-y me mangoneo como una muñeca, hasta que sentí como mis pies tocaban el concreto.
-Estoy bien, gracias-me comencé a acomodar mi supuesto suéter arrugado.
Cerró la puerta del auto y luego escuche un pitido, que indicaba que este ya tenía el candado puesto. Él no hablaba, y obviamente yo tampoco, las palabras no eran lo mío y por esa razón no era buena para dar inicio a una conversación tribal.
-No me he presentado, soy Finn, Finn Samuels.
-Emily Galocha.-Sonreí al vacío, el resoplar del viento no me dejaba divisar el origen de la voz.
-Déjame te ayudo con tus cosas.-el peso de mi bolso en mi hombro desapareció.
-Dime desconocido, ¿Quién eres? y ¿Dónde está mi amiga?.
No podía darme de fiar con alguien que simplemente me había salvado de un buen golpe.
-Perdón, no te hare daño ni nada por el estilo, estamos en la misma clase de Química, enserio, lo repito, no te hare daño, mi amigo Tomas, Tomas Duran.
No tenía ni idea de quien era ese tipo.
-¿Quién es Tomas Duran?
-Él va dos semestres por arriba de nosotros, el dueño del auto, el que las trajo.
Solo asentí, comprendiendo a donde iba.
-En lo que estaba, tu amiga venía muy entrada hablando con él y se olvidó de ti. Cuando Tomas me presento a tu…, disculpa, pero tu amiga esta medio desatrampada, bueno, regresando, ella se acordó que te había dejado aquí, así que quiso correr por ti, pero el aire era muy fuerte, y dime ¿Es digno de un caballero dejar que una dama se enfrente a tales climas, estando el ahí para enfrentarlo? pues claro que no, me ofrecí a venir.
Solté una risita tímida, Finn era muy mi tipo, correcto al hablar y caballeroso, sin contar que me había salvado.
-Muchas gracias.
El calor abrazador del interior de la Universidad me invadía, se apreciaba la temperatura que nos ofrecían. Sentí un gran alivio al saber que mis dedos ya estaban ganando su normal movilidad y la mocosa de mi nariz ya no eran pedazos de hielo en ella.
-De nada, espero que nos dejan entrar al salón.
Asentí.
Y al parecer el exterior de mi cuerpo no era lo único que se estaba descongelando, también mi vejiga se descongelo y las tremendas ganas de hacer pipí me ganarían.
Necesitaba correr e ir al baño, si no en un movimiento en falso, todo se saldría de su control y mis pies estarían bañados en un líquido amarillento-al igual que mis braguitas, las que serían las primeras en recibir el baño-.
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Mirada Perdida
Novela JuvenilElla le enseñara a amar con los ojos cerrado y él a disfrutar cada segundo de la vida.