Capítulo I. El inicio de todo

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Dicen que el universo es infinito, pero en realidad nadie sabe sobre eso, se dice que es como una pequeña hormiga entre seres humanos, o un pelota de tennis entre pelotas de béisbol o fútbol.
Pero hoy les vengo a relatar una historia algo larga, que los hará pensar sobre la infinidad del universo y sus grandes maravillas que la humanidad aún no ha explorado.

Era verano, le ayudaba a mi padre a organizar sus cosas y a arreglar varios autos que personas traían. Mis primos me comentaron sobre "la infinidad del universo". *La verdad yo no les creí al inicio* Pero aún así les pedí que me relataran más sobre el tema. Me siguieron contando y contando, y yo aunque me aburriera, no les podía decir, ya que mis padres me regañaban a gritos que se oían a cuadras. Cuando terminaron, bueno, ni me di cuenta porque estaba mirando a los pajarillos en las copas de los árboles; los miré y después divisé al cielo azul.

-¿Es el universo infinito según ustedes, no?- pregunté mirando al cielo.

-Claro, el universo es infinito- me respondió uno de ellos con una gran sonrisa.

No se los podía negar, o lo aceptaba o era mi perdición, así que decidí ir a mi casa de nuevo. Mientras veía mis cuadernos del curso lectivo que tenia pocos días de finalizado a medio llenar, lápices de todos colores y formas, cayó algo muy extraño en mi patio. Lo peor es que no había nadie en casa, mis padres se habían ido a comprar cosas al supermercado antes de que regresara a casa.

-¿Qué es eso?- me cuestioné mientras lo veía fijamente.

Entonces, me levanté y fui a ver que era. Me paré junto a la puerta, y esperé a que se quitara la tierra para ver que era. Cuando se quitó, fui a divisarlo y lo toqué, estaba súper caliente; obvio, no faltan mis primos, vinieron corriendo a máxima velocidad y empujandose.

-¡Wow! ¿Qué es esto?- cuestionó uno de ellos.

-No sé, puede ser cualquier cosa- dije yo.

-¿Una caja del futuro?- preguntó otro.

-¿Un pedazo de piedra gigante del Sistema Solar?- preguntó el más pequeño.

-No- dije yo un poco estresado.

Entonces, uno de ellos me empujó y caí en el asiento, y como tenía un censor, se cerró la puerta y empezó a volar.

-¡Ayuda! ¡Auxilio!- gritaba yo golpeando el cristal.

-¿Que estará diciendo?- preguntó uno.

Mis primos estaban como si nada, y entonces salí volando en la nave...

Continuará...

Un Universo no tan infinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora