Capítulo II. El viaje y la llegada

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Cuando salí volando en la nave, sentí que me iba a dar un ataque al corazón. En realidad no pude ver nada, porque iba muy rápido. De repente, la nave paró y desde ese momento su velocidad disminuyó considerablemente; y esto era porque ya estaba fuera de la atmósfera, por lo que ya estaba en gravedad.

Pasaban las horas y yo me desesperaba más, ya que no había ningún planeta cerca. El más cerca de donde yo estaba se posicionaba a dos mil kilómetros.

Lo peor era que el manual que traía estaba en una lengua antigua o extraterrestre, por lo que me distraje con el manual.

En un momento, no me di cuenta y había entrado en la atmósfera de un planeta con tono rojo vivo; Era parecido a Marte, sin embargo, no era Marte.

-¿Dónde estoy?- me pregunté.

Dejando el manual en el asiento, abrí la puerta, me levanté y empecé a flotar. Al parecer era un planeta con mucha gravedad. A pesar de tener una atmósfera, era muy delgada y permitía pasar a la gravedad.

-¡Wow!- exclamé mientras saltaba y flotaba.

Fue en ese momento, en el que me tragó un cráter.

-¡Ayuda! ¡Auxilio!- gritaba yo mientras el cráter me tragaba.

Por mientras, en la tierra ya era de noche, estaba a punto de amanecer, y mi padre se levantó y vio que no estaba. Él buscó y buscó por todos lados: en casa de mi abuela, de mis tíos y primos y la mía.

-¿¡Dónde está nuestro hijo?!- preguntó desesperado.

Entonces, mi mamá se despertó y vio que mi papá me estaba buscando como loco.

Continuará...

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