Julián había vuelto a su vida como un terremoto, diciéndole que nunca se habían divorciado por un error en el papeleo, que él sabía de la existencia de su hijo y que ella ahora estaba obligada a ir a vivir con él por el bebé.
Maguie había cambiado m...
Corrí para llegar a la reunión, la guardería donde este maldito jeque tiene su yate está del otro lado de la ciudad. Gracias a Dios, Marco ira a buscar a Santi a la escuela y lo llevará a comer con Lea. Tendré que esperar a la noche para que me cuente todo sobre su primer día en la escuela.
Llegué hasta el número que me dijeron del largo pasillo de madera que estaba armado sobre el agua. Habia al menos treinta yates increíblemente enormes. El del jeque estaba exactamente en la punta. Era inmenso. Ni siquiera sabía que existían de ese tipo.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¿Cómo demonios entro? ¿Hay puerta para tocar? Justo en ese momento en el que mi cabeza no paraba de formar preguntas estúpidas, un hombre de túnica blanca se para en la parte de arriba y me dice que suba, que el jeque me está esperando. Entro a una sala, mas grande que mi departamento entero. Es increíble, si bien como arquitecta había escuchado hablar de la construcción de barcos y yates, nunca creí que algo así sería posible.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Me siento en el sillón que me indican, y espero nerviosa. Abro mi maletín y comienzo a mirar las carpetas que ya revise treinta y cinco veces. Literalmente. Una más no le hace daño a nadie. ¿No? En fin, espero y espero a este hombre que parece esta dándose su baño en barro mientras yo me quedo sin uñas.
Entonces aparece un hombre, un muy atractivo hombre, de traje azul claro, imagino que es su guardaespaldas o tal vez, su chofer. Me sonríe, dientes blancos perfectisimos, me extiende su mano.
- Buenos días señorita Browson, soy el jeque Hilâl Hasbún, es un verdadero placer conocerla. - ¿Este era el jeque? ¿Cuantos años tiene? 30, si no es menos. - Un gusto señor Hasbún, tiene usted un barco increíble. - Muchas gracias, pero hablame de tú, ambos somos jóvenes, no tenemos que usar tantas formalidades. - Pues, lo mismo para ust... Vos. Para vos. - Perfecto entonces. Venga; pasemos a la sala de reuniones Maguie. Debo confesarte que estoy admirado de tu trabajo, fue increíble tu proyecto, muy detallista y yo lo soy. Me encantan las cosas bien hechas, y hoy en día,no es fácil conseguirlas. - Creo que es en eso exactamente lo que nos diferencia de la competencia. No voy a mentirle, la rama de la construcción tiene excelentes trabajadores, es muy difícil poder diferenciarse y darse un lugar. Pero lo hemos conseguido. - Usted debera saber que como jeque, mi personal de seguridad tiene la obligación de investigar a aquellos que están o estarán cerca mío. La historia de su empresa seria un libro interesante de leer. Y la de su vida, más aún. - No tengo nada que esconder, puede preguntarme lo que desee.
La reunión fue un éxito. Me invitó a almorzar, acepté. Estábamos sentados en la parte de arriba del yate. El viento que corría, ayudaba a refrescarme y relajarme de los nervios anteriores.
- ¿Me disculpa un segundo? Debo hacer una llamada. - Por supuesto, adelante. - Me paré y me aleje unos metros. Llamé a Marco, quería hablar con Santi. - Hola Maguie, quieres hablar con Santi, verdad? Ahora te paso. Hola mamá. - Hola, mi amor. Cuentame, ¿Como te fue en tu primer día? - Excelente mami, la señorita es muy buena. Nos regaló caramelos. Ah, y ya tengo novia mami. - ¿Novia, vos, pequeño bribón? - Ya no soy pequeño mami. - mmmmm... Bueno Santi, estoy feliz por ti. Muy feliz. Cuando termine de trabajar ire a reclamar mis besos. Te amo, hijo. - Yo te amo a vos mami, hasta el cielo. - cortó él. Suspiré. Como se hace para que deje de crecer, me pregunté. Voli a la mesa.
- Lo siento, pero debía hacer esa llamada. - Su hijo, supongo. - arquie la ceja, cuestionando que sabía él de mi hijo. - entenderás que investigo a fondo las personas con las que quiero hacer negocios. - Supongo que si... - Eres una mujer peligrosamente interesante, lo sabes? - ¿Peligrosamente? - Sí, para un hombre como yo que estoy acostumbrado a conocer el fondo de las personas con solo mirarlas. Tus ojos están llenos de tristeza. - No creo que como estén mis ojos no es importante para nuestro negocio. ¿O no? - Creo que eres consciente que de ahora en adelante tendremos que estar mucho tiempo juntos, trabajando. Mis costumbres son diferentes a las tuyas, pero eso no cambia los sentimientos que tenemos. Me interesas, como profesional y como mujer Maguie. - No te equivoques, puedes ser todo lo jeque que quieras, pero conmigo no te equivoques. Además, como vos mismo dijiste tenemos que pasar mucho tiempo juntos trabajando. Yo no tengo porque saber de tu vida, ni tu de la mía.
Me miró, y sonrió. No sé si me asusté más por su sonrisa, o por lo que sentí cuando sonrió.