Capítulo 15: ¿Familia feliz?

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Hoy se cumple un mes del día que tuvimos esa conversación tan reveladora con Julián. Ese fue el día que desmayé por una baja en la presión. No he visto a Hâlil, unos días después de aquel, tuvo un viaje de emergencia. Si bien estamos en contacto, nada sucedió.

Santiago está pasando mucho tiempo con su papá. Siento como si estuviera constantemente caminando en una cuerda floja. Estoy feliz por el hecho de que Julián esté cumpliendo su promesa. Pero, a la vez, estoy aterrada de que desaparezca como la vez anterior y que todas las ilusiones de mi pequeño se derrumben.

Esta noche, tengo una ceremonia de premios. La constructora recibió un premio por su labor y estoy que me caigo de contenta. Nunca imaginé recibir un premio, ni estar en nada parecido.

Los sábados suele haber personas en la constructora, pero a causa del premio, dije que todos merecíamos un día libre y poder festejar. Sin embargo, como Santiago durmió con Julián anoche, aproveche para venir temprano y adelantar un par de cosas que no había podido terminar en la semana. Concentrada en unos planos, que no me convencían, escucho mi celular sonar. Extrañada, miro la hora y me asombro al ver que ya es mediodía.

- ¿Julián?

- ¡Mami! Soy yo.

- Hola mi vida, ¿Cómo estás? ¿Cómo la pasaron anoche?

- Bien mami, vimos películas y comimos helado. ¿Dónde estoy? Estamos en la puerta de casa.

- Perdón, mi vida, estoy en la oficina. Pero salgo para allá en este momento. Se me fue la hora.

- Espera mami. Dice papi que te vamos a buscar para ir a comer los tres. ¿Si? ¿Porfi?

- Está bien - últimamente habíamos comenzado una... "rutina" de almorzar los sábados los tres juntos. No sé como sentirme al respecto. Es decir, quiero y deseo que tengamos una relación madura con Julián. Ambos somos papás de mi hermoso niño, y el merece crecer en un entorno lleno de armonía. Pero sería hipócrita de mi parte decir que soy inmune a él. Aunque deteste admitirlo, me hace sentir cosas. Me tiembla el cuerpo cuando estoy cerca. Ojalá pudiéramos elegir a quien amar. La vida sería mucho más fácil.

- ¿Mami? ¿Estás?

- Sí, estoy acá. Los espero en la oficina.

***

Habíamos elegido un pequeño restaurante que no conocía. Según Santi era el lugar donde iban ellos de "noche de hombres". Morí de ternura.

- Bueno, y ¿estas preparada para esta noche? - preguntó Julián. Sonreí.

- Estoy un poco nerviosa, pero en realidad estoy contenta. Además, esta noche voy a anunciar un nuevo proyecto.

- ¿Si? ¿Cuál?

- Ya te enterarás. - le sonreí - te quería preguntar si podías pasar un par de horas más con Santi. Tengo turno a la peluquería y Santi odia acompañarme a la peluquería.

- Por supuesto, de hecho, ya tenemos planes. Así que te íbamos a preguntar si estabas de acuerdo. ¿No Santi?

- Así es mami. Tenemos tarde de hombres.

- Mmm... ¿y que planes tienen mis hombres hoy? - Mierda. ¿Acabo de decir mis? - Digo, mi hombre. Sí. Mi hombre. - Julián me miró sonriendo. Esa sonrisita inteligente que me daba cuando nos conocimos.

Sonrisita estúpida que me hace sentir cosas estúpidas.

- Tu no eres hombre mami, no puedes saber que hacemos los hombres. - rió, y lo miré sospechando que algo traían entre manos estos dos.

Mi HijoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora