013☕

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Fueron dias enteros en los cuales imaginé como sería la primera vez que hablara con él, que le diría, que tono de voz usaría. Hasta llegué a detallar que atuendo llevaria puesto para la ocasión. Imaginaba que sería todo absolutamente perfecto.

No sucedio de esa manera, no del todo.

Sin pensarlo y sin poder creerlo aún el estaba frente a mi. Y yo, me encontraba sin lograr articular palabra alguna, notando el dolor en la frente y sintiendo su mano posada con delicadeza sobre mi brazo.

Debia decir algo, volver al presente.

—Estoy... bien —solté con torpeza, mientras intente formar una sonrisa incluso con ese leve dolor.

—¿En serio? —escuché la voz de su amigo aproximarse— por que ese golpe si estuvo fuerte, sonó muy feo —imitó un poco el sonido y dirigió su mirada acusatoria hacia su amigo— Casi rompes la cabeza de la pobre chica. Mira, hasta la dejaste en shock.

Él le dió una mirada casi asesina lo que me hizo reír. Bueno a decir verdad, sí él me habia dejado en shock, pero no por causa del golpe.

—No, de hecho estoy bastante bien —balbucee en voz baja. Cuando levante la cabeza mi sonrisa desaparecio ya que la atención de ambos estaba sobre mi.

Me frote la zona adolorida logrando asi que desaparezca un poco el dolor.

— Lo siento enserio —se disculpó de nuevo. Me hubiera derretido de ternura ese mismo momento al ver aquella expresión de arrepentimiento en su rostro. Pero no era totalmente su culpa, yo estaba muy distraída... Con su imagen en mi cabeza.

—No fue todo tu culpa...

Tres personas más entraron a la cafetería, lo que causó que nos movieramos a un costado para dar espacio. Estaba algo nerviosa y me odiaba a mi misma por no saber que decir en ese momento.

—Venía distraída —finalize— creo que... —moví mis manos señalando la puerta— debo irme.

—¿Estas Segura? —volvió a preguntar— es decir, podrias quedarte un momento por si no te sintes bien. O alguien deberia revisar ese golpe.

No pude evitar formar una pequeña sonrisa en mi rostro. Pude ver que por detras, su amigo asentía rápidamente con la cabeza.

—No fue grave. Estoy bien y... Tengo —Abrí la puerta con torpeza— asuntos que atender.

—De acuerdo —él asintió no muy convencido— De nuevo. Lo lamento.

—Descuida —atravesé la puerta cerrándola tras de mi.

Si bien, el golpe si dolía pero estaba en perfectas condiciones. ¿como no estarlo? ¡Él regresó!
Y aún mejor, lo que acababa de pasar hace minutos... ¿podía ser real? ¿no estaba soñando y de pronto mi alarma me despertaría con toda la crueldad del mundo?

SEMPITERNO ||Sebastian Stan||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora