SEMPITERNO ||Sebastian Stan||

024 ☕

Para volver al presente, debía comenzar diciendo que él y yo no teniamos los mismos gustos musicales. Eso era demasiado obvio, con excepción de unas cinco canciones que pude escuchar con recomendación suya y me gustaron porque ya lo conocia de antes. Pero hubieron otras de las cuales jamas habia escuchado en mi vida y aunque eran totalmente diferente a lo que siempre escuchaba tenian su toque especial.

Tampoco congeniabamos en los gustos literarios.
Éramos completamente distintos. Y era algo que me di cuenta durante estos últimos dias.

¿Estaba mal que me encantará que no tuviésemos los mismos gustos? Porque la verdad, amaba aquello.

Ya caía la tarde. Estaba mucho más oscuro y las velas al centro de la mesa tubieron que ser reemplazas por otras.

Nos encontramos en silencio, tenia un audífono colocado en la oreja izquierda. La música era del celular de Sebastian, (la bateria del mio habia fallado ya hace dos horas atras) y él tenia el de la derecha puesto.

La música era tranquila, tanto que con el sonido de afuera más la escasa iluminación, causaba tranquilidad en el ambiente.
Cerré los ojos un momento ya que me pesaban, centrándome solo en la letra de la canción. No la conocía era la primera vez que la escuchaba, me dije mentalmente que preguntaría por el nombre de la canción.

Sin pensarlo, sin quererlo fui cayendo inconsciente, incapaz de darme cuenta de lo que pasaba alrededor.

(....)

Pequeños murmullos fueron los causantes de que despertara.
Me moví un poco, pestañeando.
Me di cuenta, caí en la realidad que en el trascurso de lo que estaba dormida, habia apoyado mi cabeza en el hombro de Sebastian.

Tan pronto como fui consciente de la situación abrí los ojos y ergui la espalda alejándose despacio de él. Me talle los ojos tratando de tragarme la vergüenza que sentia.

Moví un poco los hombro y me masajee el cuello, más por hacer tiempo que por otra cosa. Entonces me dí cuenta que los murmuró eran de Sebastian y las personas de al lado de la mesa.

—Hey —dijo él despacio girandose hacia mi— ¿Cómo estas?

Al principio pensaria que lo decia de broma, pero su tono de voz era totalmente tranquilo y normal. Aquello me tranquilizó.

—Muy bien, demasiado. Perdona yo no queria... —moví las manos sin saber muy bien que decir y simplemente no logre terminar la oración, ¿qué más diria? ¿"Lamento haberte usado de almohada"? ¿Bueno no lo lamento, pero sí me siento terrible?

—Tranquila, no pasa nada —continuó él— Te veias demasiado tranquila. No queriamos despertarte.

Sonreí, era imposible no hacerlo si frente a mi estaba él y me acababa de decir aquello.
Repare de pronto en las personas que estaban en la mesa de al lado.

—Hola —dije saludandolos con una pequeña sonrisa. Quienes se encontraban en la otra mesa era una señora algo mayor, que rondaba quizás los cincuenta y algo, a su lado estaba la que supuse era su hija. Parecia tener unos nueve años o menos.

—Ellas son Yohana y Melanie —nos presentó Sebastian— y ya les hable de ella —me miró.

—Mucho gusto —saludó ella con una sonrisa. Melanie, la pequeña niña movió la mano en forma de saludo, parecia un poco tímida o quizas solo le asustaba la situación en la que nos encontramos— disculpen un minuto, iré por un té —informó poniendose de pie— Mel, linda quédate un momento aquí. Vuelvo enseguida.

—Ellas son de Irlanda y se suponía que hoy era su primer dia de vacaciones. —comenzó a contar Sebastian— estábamos hablando sobre aquello. Estuve ahí hace un año.

No pude evitar abrir los ojos de la impresión.

—Viajas mucho —solte. Él asintió sonriendo.

—Es mi trabajo —guiñó un ojo. Rode los ojos y le dí un codazo amistoso.

—Envidio tu trabajo —dije. Moví el cuello un poco— Voy por algo de comer. Estoy muerta de hambre ¿Quieres algo?

Él lo pensó un momento y al final solo respondió que un cupcake de vainilla ¿Genial verdad? Una cosa que yo odiaba y para él era casi su favorita.

Camine hasta el mostrador donde solo habian dos personas antes que yo. Yohana que me la habia presentado Sebastian hace un momento y otro señor más adelante. Al verme llegar se giró con una casi sonrisa en el rostro. Parecia una mujer agradable.

—¿Alisson verdad? —preguntó cuando me acerque.

—Asi es —asentí con una sonrisa.

—Tu novio es una dulzura.

Sus palabras me cayeron como un golpe en el estomago, mi sonrisa se fue borrando poco a poco.

—Oh... Él no —negue— no es mi novio...

Giré a verlo. En ese momento él conversaba con la niña a su lado. Parecian estar sumidos en una charla muy interesante ¿como le hacia para llevarse bien con todos? A mi, particularmente los niños me odiaban.

—Cuando Mel estaba nerviosa, al borde del llanto, él la calmo —confesó ella mirando hacia la mesa.

—¿Hizo eso? —pregunté con mucho mas interés.

—Asi es, fue increíble con ella. Sino hubiese sido por él, mi pequeña no pararía de llorar. Por el pánico que toda esta situación le causa —negó con la cabeza con aire preocupado— Todo esto la tomó muy de sorpresa y es solo una niña.

—Por suerte él la calmo —dije con ternura— él es... —que palabra debía usar? ¿Maravilloso? ¿Único? ¿Perfecto? Respire pronfundo y entonces continúe— Realmente es... Él es increíble

Ella asintió.

—Es una pena que no estes con él —la mire sorprendida y confusa ¿lo abria dicho en broma? Por un momento lo dude, pero ella parecía decirlo en serio. En ese momento fue su turno para pedir su orden dio un paso adelante yo no me moví, mire hacia la mesa donde estaba él. Talvez sintió mi mirada o talvez solo fue una coincidencia porque justo en ese momento miró hacia mi dirección. No aparté la vista.

—Sí, lo es. —respondi en voz baja. Sintiendo un nudo en la garganta.