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"Es tu decisión. Ya sea que te vayas o te quedes.
Te seguiré queriendo con locura"



El aroma de café recién preparado llena todo el lugar

Serví una taza de café humeante, sosteniéndola con cuidado para luego caminar hasta la sala acercándome a una de las ventanas, quitando las cortinas que cubrían ésta.
El rastro de la lluvia que cubrió la ciudad toda la noche seguia presente en el ambiente, y el cielo cubierto por nubes grises y quietas. Aún puedo sentir un leve frio en el ambiente.

Pasaron unos segundos hasta que escuché unos pasos acercarse y luego sentí unos brazos rodeando mi cuerpo, sonreí ampliamente al sentirlo cerca de mi.

-Buenos dias -dije.

-Son buenos al verte aquí -respondió. Pude sentir un leve calor en el rostro y un cosquilleo en todo mi ser. Aunque pasara el tiempo, él siempre lograba ponerme nerviosa con tan solo una simple palabra.

Dejé la taza en la repisa de la ventana y me giré a verlo, pasé ambos brazos por su cuello rodeándolo. Su cabello estaba levemente despeinado a causa de que acababa de despertar, además ahora estaba mucho más corto que cuando lo habia conocido, de todas formas a él, todo le quedaba bien.

-¿Dormiste bien? -pregunté.

-Las pocas horas que lo hicimos -respondió divertido para luego darme un beso. Pude sentir una sonrisa en sus labios mientras me besaba.
Amaba sus besos, sus labios y la forma tan especial que me hacen sentir con tan solo un rose.

Nos separamos segundos después. En los cuales permanecí entre sus brazos.

-Si la lluvia persiste... -habló- Podriamos quedarnos todo el dia aquí.

Negué despacio con la cabeza y me separé de él con suavidad. Me lanze al sofa mientras él tomaba la taza que dejé en la repisa segundos atras. para luego darle un pequeño sorbo y girar hacia mi.

-Tengo muchas cosas que finalizar hoy... -dije sacando una agenda de mi bolso. Repasandola con pereza. Al instante sentí que Sebastian llegaba junto a mi.

-Cancelalas y quédate conmigo -propuso y me dio un beso en el cuello.

-Las cosas no son asi Seb.

-Podrían -dijo con seguridad sonriendo.

-No para mi -volví a negar. Él tomó mi agenda y la cerró. Acto seguido me abrazo llevándome hacia su pecho. De aquella forma me era imposible levantarme o moverme. De todas formas no queria hacerlo.

-Cinco minutos más -susurró.

-Ya no estamos en la cama... -contesté entre risas.

-¿Eso cuando nos ha importado cariño? -respondió en tono juguetón sin soltarme, provocando que vuelva a reír y ocultar mi rostro en su pecho. Él amaba provocarme y esta mañana no era la excepción.

Tuve que separarme de él a regañadientes quince minutos después para darme un baño y cambiarme. Debía comenzar el dia y atender una serie de responsabilidades muy a mi pesar.

-Nos vemos en la noche -dije llegando nuevamente a la sala ya lista para salir, él se habia cambiado y ahora estaba con la computadora frente a él. Me senté a su lado dándole un beso en la mejilla, pasando fugazmente mis dedos por su pelo.

-A las siete, cariño -recordó, giró a verme robándome un beso en solo un segundo.

-No lo olvidaré -aseguré sonriendo.

Al cerrar la puerta tras de mi, se me escapó un suspiro bastante reconfortante, miré hacia el cielo que seguía cubierto de nubes blancas. Aun asi me sentia contenta, cada dia, cada segundo a su lado. Sin importar el clima, el dia o la fecha ¿Cómo no estarlo con él a mi lado?

SEMPITERNO ||Sebastian Stan||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora