SEMPITERNO ||Sebastian Stan||

012☕

Los siguientes dias, me dedique a tomar mi matutino café con los audifonos puestos o repasando algo que reclamará completamente mi atención para no pensar en él.

Me sentía normal, tristemente normal. Una persona más en este caótico mundo, sin una chispa de alegria, como cualquier de tantas chicas que iba cada dia solo por un café. Y eso en realidad, apestaba.

Cerré la libreta que se encontraba completamente rayado por frases o palabras sueltas que aparecian torpemente en mi cabeza: aunque parezca tonto, era como una terapia para mi. Una forma de sacar aquellos pensamientos de mi mente. La letra no era la mejor pero que importaba, nadie mas iba a verla.

Contemple mi taza en mis manos, se encontraba a la mitad, no tenía hambre y la poca que sentía minutos atras desapareció. Suspiré y deje la taza sobre la mesa, tome mi bolso y guarde mis cosas. Luego de pagar, me dirigí a la salida sin siquiera quitarme los audífonos.

Una pequeña regla que creé y me obligaba a seguir los últimos dias era no mirar hacia el lugar que él solía ocupar. Funcionaba, la mayoria de las veces y eso amenoraba un poco la tristeza, pero esta vez sin pensarlo mi vista se dirigió automaticamente alli, contemplando aquel lugar vacio. No pude disminuir la cantidad de nostalgia que sentía.

Por la distracción que llevaba choque contra la puerta que era abierta por un cliente justo en ese momento.

Maldije por dentro mi grandísima mala suerte ¿acaso algun dia eso mejoraría?

Sentí el dolor en la frente que se extendía por la nariz, lo cual me hizo cerrar los ojos instantáneamente. dí dos pasos atras soltando unos insultos por lo bajo.

Abrí los ojos tocándome la nariz con mi mano izquierda, por suerte no sangraba. Entonces lo ví, ahí estaba él mirándome con una expresión preocupada en el rostro.
Vi que movía lo boca rápidamente, pero no logré escucharlo.

Me quede paralizada, la música en mis oidos seguia su ritmo, pero yo simplemente no podía moverme.

Segundos, en los cuales pensé que el mundo entero dejó de girar por completo. Entonces ví a alguien asomarse por detrás, era uno de sus amigos ya lo habia visto en ocasiones anteriores, éste le dijo algo entonces él negó con la cabeza y entonces dirigió su mano a un lado de mi cabeza, tomó el pequeño audífono azul de mi oreja y lo retiró. En aquel preciso momento todo volvió a tomar su curso, pero esta vez era diferente.

—Lo siento en verdad ¿estas bien? ¿Te duele mucho? —comenzó a hablar— no te ví lo juro.

«No, nunca lo hiciste»

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