Capítulo 18: Nervios.

3K 263 39
                                    



 Bailar, siempre ha sido como mi escapatoria a lo que pasaba en mi alrededor, las peleas de mis padres, su divorcio, luego al sentirme mal por no ser como los demás querían, el separarme de mi madre, el verla feliz con alguien nuevamente y ver que no fui parte de eso, mi adolescencia un poco trágica, mi llega a la universidad, incluso hasta mi muerte. Bailar me ayudó a escapar de todo ese mundo que me rodeaba, ya que, por primera vez en mi vida, cada vez que hago esto, siento que todos mis problemas se me van y puedo ser solamente yo.

La música se acabó y todas las luces del escenario se prendieron, escuché los aplausos de mis compañeros y rápidamente volví a ver a los profesores. Mi corazón está muy acelerado, una es por el esfuerzo físico que acabo de hacer y la otra es por lo nervioso que me encuentro.

—Muy buena interpretación—escuché decir a Nicolás, lo cual me puso muy feliz.

Hice una pequeña reverencia y salí contento de allí, todavía no se me hacía en mi cabeza que él me dijera "Muy buena interpretación" pero lo hizo, una vez tras bambalinas, me dirigí a los vestuarios cuando escuche un sonido, fuerte y muy agudo, provenir de algún lugar de aquí. Caí al suelo un poco conmocionado por el ruido, este sonido no es como el primero, es mucho más potente y el doble de fuerte que el anterior.

Como pude me levanté del suelo y salí corriendo de allí, el sonido proviene de alguna parte de aquí y estoy dispuesto a encontrarlo. Con pasos torpes y tapando mis oídos para no escuchar ese horrible ruido, salí de allí y llegué hasta el pasillo donde el sonido es mucho más fuerte que antes.

Seguí ese sonido sin usar mis habilidades, ya que mis oídos están a poco de romperse por el fuerte sonido, el cual me tiene un poco mareado. Baje las escaleras que dan hasta la salida de emergencia hasta el sótano del lugar, en el cual había un pasillo largo y lleno de habitaciones, el sonido paró y quite mis manos de mis oídos.

Una vez el sonido desapareció, comencé a caminar por ese largo pasillo, observé las puertas y vi los salones feos, llenos de utilería y demás, de nuevo ese sonido se volvió a escuchar, corrí hasta la habitación donde viene el sonido y una vez lo abrí, me encontré con unos ojos negros como la misma noche, observarme, con una espeluznante sonrisa, mientras se bajaba de un escritorio.

—¿Quién eres? ¿Por qué haces esos extraños sonidos? —Sonrió de nuevo, mostrando sus filosos dientes, echó su cabello hacia atrás y me miró como si me quisiera comer.

—¿Eres tú...?

—Responde mi pregunta—exhalo y esta vez sus ojos se pusieron de un color entre negro y rojo.

—Entonces, si eres tú. Tendrás que venir conmigo.

No sé qué pasó, pero por un momento vi como todo a mi alrededor se ralentizó, no sé ni siquiera como explicarles porque no entendí qué pasó, solo sé que ella se movió a gran velocidad hacia mí, como si fuera una flecha disparada justamente hacia el objetivo, pero al mismo tiempo que ella se movía súper veloz, yo igual lo hice esquivando el agarre que me iba a hacer.

—Mis sentidos no se equivocan, pero esta vez no te volverás a escapar—ella se volvió a abalanzar sobre mí a gran velocidad y volví a esquivar su agarre.

Ella se mueve muy rápido y trato de moverme más rápido que ella para que no me pegue, pero se me hace un poco difícil al ella ser tan veloz. Los dos nos vimos y sus ojos pasaron de ser de un color negro como el carbón a rojos como la sangre, se relamió los labios y me miro de arriba abajo.

—Interesante...—ella volvió a ir contra mí, pero esta vez antes de llegar y que yo la esquivara, desapareció.

—¿Dónde estás?

Traté de percibir su aroma, pero no lo pude hallar, es como si se hubiera esfumado. Baje un poco la guardia y ese fue un gran error, ya que sentí como unas fuertes manos, me tomaron del cuello y me levantan unos centímetros del suelo, sus uñas se clavaron en mi cuello con fuerza rompiendo un poco mi piel, me queje adolorido por su fuerte agarre.

—Su...su...el...ta me—se me hace muy difícil poder hablar por lo fuerte que me está tomando del cuello.

—Sabes, hace trescientos años, fue la última vez que tuve en mis manos a un hombre lobo dorado, la sensación fue increíble—me sonrió y pasó su lengua por la comisura de sus dientes—tenerlo, dominarlo y luego matarlo, su sangre me hizo inmortal, pero ahora no se trata de mí. No lo tomes a mal, pero gracias a tu presencia cosas buenas pasan ahora, así que no te preocupes, lo único que me llevaré será tu corazón—comencé a patalear para tratar de salir de su agarre, pero me tiene fuertemente sostenido—. No te muevas.

Cerré los ojos, mi momento ha llegado, lo sé muy bien y lo peor es que no pude encontrar las respuestas que hallaba. Mis párpados lo tengo cerrado con bastante fuerza esperando el golpe final, no quiero morir y nunca pensé que lo fuera a hacer de esta forma, siempre me imagine que me moriría de viejo, no asesinado por una bruja, con mirada sombría y fuerza sobrehumana. Me quede esperando el golpe que nunca llegó, ya que se escucharon unos pasos venir hacia nosotros.

—Por aquí está—escuché la voz de Joshua y por primera vez me sentí agradecido al saber que vino a buscarme.

—Un lobo y un vampiro. Ya veo que hay que tener cuidado contigo—ella me soltó y caí al suelo y comencé a toser—. La próxima vez si estaremos solos.

Sentí como las heridas de mi cuello comenzaron a sanar y como el aire volvía poco a poco a mis pulmones, me levanté como pude y salí de aquel salón, encontrándome con los dos chicos.

—¡JEFF! —Gritaron los dos al mismo tiempo.

Me fui acercando a ellos, cuando todo comenzó a darme vueltas, cerré los ojos y luego los volví a abrir, pero la imagen de ambos chicos se volvió borrosa y sin darme cuenta me hallaba en el suelo, mientras esas dos personas venían corriendo hacia mí.

Continuará...

Mi  nueva vida como hombre lobo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora