Capítulo 19: Calor y deseo.

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  Despertar de un sueño es maravilloso y más cuando sueñas con cosas hermosas. Pero no siempre es así, a veces llegas a un punto en el cual no quieres ni soñar, para no quedar atrapado en un lugar que no deseas. Abrí los ojos y no les voy a mentir, no me siento sorprendido al estar de nuevo en este campo de rosas, estoy muy cansado de estar atrapado en el mismo sueño.

Observe nuevamente lo hermosa y perfecta que son esos arbustos llenos de rosas y todo había cambiado, los rosales lucen con más vida y tienen cada uno colores distintos y se encuentran ordenadas en círculos, trate de salir del laberinto que esa criatura ha formado, cuando un camino se empezó a crear entre los arbustos, miré hacia todos lados a ver si no salía de algún sitio, pero al no sentir nada camine con confianza por ese sendero.

El paisaje cambió con violencia mientras iba caminando, se formaron arcos llenos de maleza y flores de todos los tipos, el camino se volvió como el de unas vías de tren, recubiertas de vegetación, el aire corría bastante fuerte, seguí el camino hasta salir de ese extraño túnel, para salir al medio de un lago (no es el mismo lago donde morí) es diferente, es mucho más grande y está rodeado de cantidades de montañas.

—Veo que te has esforzado en crear un mundo nuevo.

Me dirigí a la orilla del lago, miré (por cosa mía) hacia el suelo y me di cuenta de que estaba descalzo o tal vez siempre estuve descalzo, así que me acerque un poco al agua y pude sentir aquel fresco y líquido en mis pies, se siente tan bien, me hace recordar mi infancia. De la nada a lo lejos vi como una cosa nadaba en mi dirección como si fuera un torpedo, no me moví espere a que se acercara y al estar en la parte más baja del lago, salió y lo miré.

Su apariencia de bestia ya no es la misma, sus rasgos parecen como si hubieran cambiado un poco, simplemente un poco a rasgos más humanoides que lo hacen verse como un alienígena muy extraño. Su sonrisa es igual de macabra (eso no lo voy a negar) y la forma en la que me mira cambió, ya no tiene esos ojos turbios, llenos de misterio y oscuridad, su mirada ya no parece la de un cazador viendo a su presa.

—Qué sorpresa, el pequeño cordero se encuentra de nuevo aquí—fue a tomar mi mentón, pero antes de que lo hiciera, aparte su horrenda "mano"—. Hueles raro, creo que estás comenzando tu proceso, pequeño cordero.

—¿De qué diablos hablas? —Le pregunté mientras me apartaba de él.

—La bestia que hay en ti está tomando más fuerza, así que sin darte cuenta tu lobo comenzará a brillar y no podrás apagar esa luz después, así que tienes que tener más cuidado o la oscuridad vendrá por ti—salió del agua y comenzó a caminar en el sendero que va hacia el campo de rosa.

—¿Qué significa eso? —Lo seguí.

—Que si no te cuidas te van a matar y me imagino que no quieres morir, o ¿sí? —Su sonrisa me provoca irritación al ser tan sombría.

—¿Para qué me trajiste aquí? —Esa cosa se detuvo y se dio la vuelta, su "rostro" me dio bastante miedo al ponerse tan serio.

—Tienes que dejar de hacerte el ciego, las respuestas que tanto te esmeras en encontrar se encuentran delante de tus horribles ojos de humano.

—¿Puedes explicarte mejor? Te lo pido, aunque sea solo una vez—él colocó su extraña mano en mi cabeza.

—La luna cambia siete veces, así que la verdad encontrarás, en frente de tus ojos—es chistoso ver cómo me habla con acertijos, cuando le pido que me sea claro.

—¿Me tocará irme sin respuestas?

—Creo que sí, muñequito, no es mi culpa que tu cabeza no te deje pensar mucho más allá.

Mi  nueva vida como hombre lobo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora