Y sin darme cuenta ya estábamos totalmente desnudos, en su cuarto, a punto de volver a tener sexo una vez más. Estaba sintiendo una cosa extraña en el estómago cuando se acercó a mí y besó de una manera tan suave, tan exquisita mis labios. Tomó mi rostro entre sus manos y siguió besándome delicadamente, lento y suave. El mejor beso desde que me desvirgó. Sus manos bajaron para abrazarme por la espalda y seguir besando ansiosamente mis labios. Se separó solo unos milímetros de mi boca y respiró un poco, sus labios acariciaron los míos lentamente y los lamió como lamería una exquisita mora. Busqué su miembro con mis manos, lo tomé entre éstas y lo acaricié lentamente.
- ¿Quieres que me venga o qué? - gruño entre jadeos.
- Estoy segura que me quitarás las manos antes de que eso pase ¿cierto?
- Haz aprendido.
- Del mejor profesor - le guiñé un ojo.
Soltó una risita y me miró directamente a los ojos, sus ojos miel miraban los míos.
- Hoy quiero hacerlo delicado... Como la primera vez, ¿recuerdas? - le pedí. Noté algo de vacilación en sus ojos.
- Hoy lo haremos como tú decidas - aceptó. - Pero quiero que después me expliques qué pasó con tu padre.
Asentí. Su mano acarició mi labio lastimado y me sonrió, pero su sonrisa tenía un tono de tristeza, no era una sonrisa de alegría, sino de lástima. Ignoré todos mis pensamientos y cerré los ojos. Me imaginé el sexo perfecto con Agustín.
- Recuéstate - me guió aún con los ojos cerrados. - No abras los ojos - me ordenó.
Escuché cómo se alejó y a lo lejos se escuchó como corrió la doble cortina. Se incorporó y me acarició todo el cuerpo. Primero acarició los dedos de mis pies seguido de mis piernas, mis muslos y mi pelvis, después mi vientre, que besó varias veces siguiendo el camino hacia mi ombligo para después pasar por la línea media de mi busto, donde se concentraba en hacer las caricias aún más delicadas. Mi piel se erizó y mi respiración tomó un ritmo acelerado. Subió a mis hombros y luego a mi cuello, siguió mi mentón, después mis labios para al finas terminar con mis ojos y mis mejillas.
- Eres hermosa - susurró a mi oído.
Sentí su cuerpo encima del mío. Hizo mi cabello a un lado y ocultó su rostro en mi hombro. Subió a mi rostro y me besó una vez más. Sentí la cabeza de su pene en la entrada de mi sexo. Su ritmo cardiaco aumentó al igual que el calor de nuestros cuerpos. Se metió en mí despacio, tan despacio que empecé a sentir delicadeza en sus movimientos. Sus embestidas eran algo dolorosas, pero pasaban a ser deliciosas y delicadas.
Cambiamos de posición. Yo encima de él, sentada en sus muslos y con su masculinidad dentro de mí, haciendo movimientos circulares para aumentar el placer. De vez en cuando Agustín lo hacía rápido. Movía su pene dentro de mí de una manera inexplicable. Sus piernas moldeadas chocaban contra la parte trasera de mis muslos y hacía que mi busto se sacudiera frente a él. Después me abrazó y me pegó a él sin dejar de moverse dentro de mí. Me tomó por la nuca y agachó mi cabeza para que lo besara.
Su aliento fresco inundó mi boca.
- Maldita sea... Me vengo - gimió.
Se movió más rápido y de repente soltó todo su líquido dentro de mí. Cuando sentí eso quise echarme a dormir, me sentía realmente cansada. Agustín se aventó en la cama y me miró. Tomé una bocanada de aire, me levanté de la cama y me puse mi sostén y mis bragas. Abrí un poco las cortinas. Jalé las mantas de la cama de Agustín y me cubrí con ellas mientras me ponía de costado dándole la espalda.
Agustín se movió para, igualmente meterse en la cama. Me abrazó por detrás y se recargó en mi hombro.
- ¿Te cansé?
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Sex Instructor.-HOT-[AGUSLINA]•[ADAPTADA]
Fanfiction- Primera regla - empezó a decir. - No puedes contarle a nadie que doy clases. Si una mujer se topa con ese letrero es porque el destino la llama, no por otras cosas. Dos, no sabrás nada de mí; a qué me dedico y qué hago fuera de aquí. Tres, nada de...