Luz Verde

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-Advertencia, el siguiente capitulo contiene material adulto del genero erótico.-

El examen para la universidad (CSAT) se encontraba a la vuelta de la esquina, el año académico estaba llegando a sus últimas instancias y es por esta razón que Wheein veía a la chica rubia de último año cada vez con mayor frecuencia. Al parecer Moon Byul-Yi por fin había sentado cabeza, a pesar de que por fuera seguía viéndose como esa chica rompe corazones y quebranta reglas, desde que pasó a ser parte de la pandilla de Wheein, su preocupación por los demás y por su entorno había cambiado, al igual que el sentido que ella misma le otorgaba a su vida y lo que quería para ella.

Los padres de la familia Moon, desde la muerte de su hijo mayor, no dejaban de repetir a Byul-Yi que era una incompetente y que jamás iba a lograr ser buena en algo, ya que en comparación a sus dos hermanos con grandes talentos ella era una buena para nada, como si de pronto la pobre niña se hubiera convertido en el chivo expiatorio de todas sus frustraciones.

Con la ayuda de las tutorías de Wheein durante todo ese año escolar, las calificaciones de la mayor habían subido de una forma increíble, pasando de ser la última de su clase a ser una de las tres primeras y claro, Wheein no perdía la oportunidad para vanagloriare señalando que todo se debía a que tenía una gran maestra. Pero últimamente, gracias a su notable mejoría en lo académico Byul se auto exigía hasta el punto de pasar tardes y noches completas encerrada en su habitación memorizando fórmulas de cálculo o ejercitándolas, debido a que ésta era la materia que más esfuerzo le requería y también la que más le frustraba.

Moon Byul-Yi se había empecinado en obtener los puntajes más altos al menos de la región en el examen nacional de postulación a universidades (CSAT), para hacer tragar a sus padres todas aquellas palabras llenas de humillación que alguna vez le dijeron, y aunque estaba convencida de que estudiaría música, de todos modos sentía que tenía algo que probarles.

Por otro lado, Wheein no estaba del todo segura de que era lo que iba a estudiar cuando terminara la escuela, era buena en todas sus materias pero la única que realmente le emocionaba por sobre todas las demás, sabía que no era una profesión que sus padres aprobarían como opción, así que todavía el asunto daba vuelta en su cabeza.

Como mañana de miércoles, la joven de sonrisa contagiosa y característico hoyuelo, esperaba ansiosa en su interminable clase de lenguaje a que sonaran las campanas del receso. En cuanto estás sonaron, Wheein se inclinó rápidamente hacia su profesor para despedirse y salió disparada hacia el corredor, y como era de esperar Namjoo había salido de igual forma para coartarle el paso a su amiga.

Namjoo: ¿Vas a decirme lo que no terminaste de decir en la mañana? –Ordenó astutamente.−

Wheein: ¿Decirte qué?

Namjoo: No finjas Wheein... Lo que tartamudeaste para decirme en la mañana y que finalmente no pudiste decir... ¿Es lo que yo creo que es verdad? –Preguntó con pícara sonrisa. –

Imprevistamente Wheein comenzó a reír nerviosa sin poder pronunciar palabra mientras se cubría el rostro con ambas manos.

Namjoo: Tienes que decírmelo a mí primero, soy tu mejor amiga, tengo ese derecho.

Wheein: Está bien, te lo diré, pero no aquí. Vamos a otro lugar.

Sujetando a Wheein de la mano, Namjoo emprendió camino por los pasillos a la carrera para llegar hasta el laboratorio de Química el cual se encontraba en mantención, y apoyándose contra el muro de la entrada del salón se percató de que no hubiese nadie cerca.

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