Atrás de un bar

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Wheein no podía apartar la vista del rostro de Hye Jin, parecía empezar a sonreírse en una mueca de sarcasmo.

Hye Jin: Así que este era el espacio que necesitabas...

Los ojos de Hye Jin se turbaban entre una mirada de cólera y de decepción mientras comenzaban a brotar en lágrimas.

Wheein: Por favor, espera...

Hye Jin: ¿Espera a qué? ¿Qué tienes para decir?...

El silencio de Wheein solo volvía el ambiente más tenso.

Hye Jin: Te debe haber prometido algo grandioso para que hicieras esto. Tú debes conocerla mucho mejor que yo, sabes que un día sus promesas se van a desvanecer... y cuando lo hagan, te darás cuenta que yo era la única persona capaz de atravesar fuego por ti.

Diciendo esto la morena volvió camino por el costado de la edificación, sin embargo, Wheein en un par de pasos logró aferrarse a su muñeca.

Wheein: Hye Jin.

Hye Jin: ¡SUELTAME!

La silueta de la menor desapareció por la esquina que daba a las afueras del local y Byul miró a los ojos a Wheein intentando contenerla, pero la chica de Jeonju estaba tan conmocionada que solo le detuvo la mirada un par de segundos, se giró sobre si misma con impotencia y empujó su cabeza contra el muro para golpearlo un par de veces. La mayor la observaba con consternación, sabía que todo era su culpa.

Moonbyul: Jung Wheein...

La más baja no la estaba escuchando, inmersa en sus atribulados pensamientos lo único que atinó a hacer fue a salir corriendo por el callejón hacia la calle principal.

Mientras corría las lágrimas volaban tras su paso, pensando en que su hermosa de historia de amor, la que había sido realmente auténtica, con gritos, besos, metas, un camino en conjunto, los sueños que crearon juntas, algo que construir, comprensión, compañía, alegría... Todo, absolutamente todo parecía haberse destruido esta noche atrás de un bar y quien había perpetrado la demolición había sido ella misma con sus malas decisiones, su inseguridad y su impulsividad. Cuando llegó a la calle principal, el volvo color grafito de Hye Jin pasaba frente a ella toda velocidad alejándose del bar. La mayor corría tras Wheein que maldecía después de ver como Hye Jin se alejaba de ella.

Moonbyul: ¡Wheein-ah! Ya no está, ella se fue, no tiene caso... −Le pidió rendirse tocándole el hombro. –

La más baja le dirigió una furibunda mirada.

Wheein: ¿Quién te crees que eres? ¿Quién crees que soy yo? ¿Eres adicta a verme destruida? ¿Por qué actúas como si te importara? Solo estás jugando con mi cabeza, y claro es lo que mejor sabes hacer... tú lo único que quieres que te diga que sí, nada más te importa.

Bajando sus brazos cansada de seguir, Wheein tomó camino dejando a Moonbyul sola bajo la cálida luz de los faroles que estaban clavados en el frontis del bar.

Presionando con toda su fuerza el pedal del acelerador de su auto por las amplias avenidas de Seúl, la morena conducía sin siquiera determinar un rumbo adelantando a un vehículo tras otro, su llanto apenas le dejaba mirar el camino, el escozor en su pecho lo comprimía y ella sentía que nunca había sentido un dolor tan grande, su pecho parecía desgarrarse en un agujero. Deteniéndose al costado de la vía peatonal, bajó de su auto empujando la puerta con fuerza, se apoyó sobre el techo del mismo, quería parar de llorar, pero cada vez que lo intentaba su respiración se entrecortaba, ahogándola y produciendo solo más lágrimas, era insoportable.

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