Jamás le ocurría, pero esa noche de martes por quedarse hablando con Wheein hasta altas horas de la noche el sueño y cansancio la vencieron; sobre sus sabanas y con el teléfono entre sus manos se quedó dormida olvidando programar su despertador.
La estudiante de cine se despertó media hora tarde para comenzar su jornada, sin notarlo, se sentó relajada en su cama sonriendo con los ojos entrecerrados. Se estiraba recordando las bromas con Wheein que vio en la pantalla de su móvil antes de dormir. Cuando abrió los ojos para revisar el reloj en su smartphone no daba crédito a la hora, su sonrisa desapareció dando paso a una expresión pasmada hasta llegar a una de genuina histeria.
Ya no alcanzaba a maquillarse con la dedicación en la que lo hacia cada día, a penas se esparció un poco de iluminador en crema mientras se vestía a toda velocidad, se colgó el bolso al hombro y cuando corrió pasando por un costado de la cocina con dirección a la puerta de salida, tomó en el caminó un par de rodajas de pan y se las metió en la boca para salir prácticamente eyectada por la puerta.
Bajó en el ascensor para llegar hasta el estacionamiento subterráneo, donde corriendo alcanzó su auto y sus ojos se enfocaron con decisión en el camino, apenas y atravesó la salida del subsuelo. Precisamente ese día tenia programada una salida a terreno y su curso se reuniría en la entrada del teatro más antiguo de la ciudad, donde se transmitió la primera película en Corea, estaba ubicado en Sejong-daero en el distrito de Jongno-gu y su departamento se encontraba al norte del distrito de Gangnam en Cheongdam-dong. Con esa distancia le tomaría al menos una hora y media para llegar al teatro, era un lugar solemne, con gran riqueza histórica, más que importante para su catedra y ella llegaría tarde. Su profesor en la clase anterior había sido muy enfático al tratar el tema de la hora de llegada, ya que había conseguido esta visita por encontrarse realizando un proyecto académico en conjunto con el teatro, al estar trabajando en la institución, pudo lograr tal enriquecedora actividad.
En su imaginario corrían un par de maldiciones al enfrentarse en su camino a la luz roja de un semáforo y su mano se dejaba caer de forma violenta sobre el manubrio mientras apretaba los dientes. Finalmente, el reloj le acusó llegando quince minutos tarde; desde su auto notó de inmediato frente al edificio cultural y esparcidos por la entrada a un grupo de personas reunidas que se encontraban esperando a la apertura de su visita y su profesor se distinguía claramente entre el colectivo. Estacionó el vehículo a un costado de la calle y lo dejó para acercarse a la entrada del teatro, al verle su profesor le miró de los pies a la cabeza algo sorprendido, pero sin decir palabra.
Hye Jin: Profesor. Buenos días. −Saludó con respeto al hombre frente a ella.
So Kwang: No parecen ser buenos para usted señorita Ahn. Temiendo a ser imprudente déjeme decirle que jamás la había visto así de desalineada.
La expresión de su profesor estaba llena de seriedad, a Hye Jin le preocupaba el ser restringida de la actividad del día debido a su falta. Él la guió con un gesto hacia una pequeña estancia a un costado del vestíbulo invitándola a sentarse en una silla frente a un escritorio que parecía ser suyo.
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Tentación
Fiksi PenggemarComo alumna de artes visuales en la Universidad de artes de Seúl, el espíritu de Jung Whee In era libre y animoso, lleno de creatividad y siempre con deseos de algo nuevo, sin embargo la sonrisa que marcaba un hoyuelo en su mejilla no siempre había...