Mi juego, mis reglas

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Cuando terminó de ponerse en pie, Wheein caminó por delante del escritorio para quedar frente a su director.

Director Kim: Jung ¿Qué haces aquí? ¿Por qué estabas escondida bajo ese escritorio cuando deberías estar en tu clase junto a tu curso?

Wheein: No estaba escondida, vine a buscar un pase de entrada y se me cayó un lápiz bajo la mesa, pero no sé dónde fue a parar, lo estaba buscando. –Respondió con inocencia en una mentira improvisada. –

Wheein sabía que era la mentira más absurda que se le podía haber ocurrido y lo notaba en la mueca de sonrisa que veía en el rostro de Moonbyul. El director tomó desde el mismo escritorio una libreta y firmó un permiso de entrada de Wheein y otro para Byul.

Director Kim: Ten el permiso y vuelve a tu clase, espero no tener que volver a verte por la tarde.

Wheein: No, estimado director... creo que hoy no he hecho nada malo.

Director Kim: Me temo que aún es muy temprano para decir eso...

Wheein: ¿Me está alentando director? Seguro es porque me extrañaría de no verme. –Le sugirió sonriendo. –

Director Kim: Déjate de payasadas y vuelve a clases Jung.

Con el director Kim, la problemática Wheein tenía una relación de amor y odio, él la conocía desde pequeña, pero gracias a sus incontables jugarretas siempre terminaba regañándola, dándole castigos y reportes, a medida que pasaban los años ambos se habían tomado algo de afecto, pero el sistema educacional los llevaba a ser de alguna forma enemigos naturales. 

Moonbyul: Tal vez como su mayor debería escoltarla hasta su salón...

Director Kim: No creo que ustedes dos hagan una muy buena combinación, prefiero acompañarla yo en ese caso, –Confirmó sujetándola parte trasera del cuello de la blusa de Wheein. – y ocupando sus palabras señorita Moon, usted al ser una estudiante mayor confío en que regresará a su salón sin desviarse. –Afirmó dándole su pase de entrada a la Byul. –

Wheein: Pero puedo regresar sola.

Director Kim: Camina Jung...

Moonbyul quedó a un lado de la puerta de la oficina burlándose mientras veía al director llevarla cual niña pequeña hasta su salón de clases. Una vez fuera del salón de la problemática alumna menor el hombre se detuvo y afirmándola de los hombros, la puso frente a él para mirarla a los ojos.

Director Kim: ¿Por qué estás entrando a clase tarde otra vez Jung? ¿Estás buscando problemas de nuevo?

Wheein: No director, juro que fue solo porque me distraje, está vez si iba a llegar a tiempo y no estaba planeando nada.

Director Kim: Porque te distrajiste... –Repitió– Jung, ya no tienes diez años, te queda un año y medio para terminar la escuela, para dar tu examen final, ya casi eres una adulta, no puedes seguir viviendo en la luna. Yo te conozco, sé que te gustaría que tus padres estén orgullosos de ti.

Wheein: Eso no depende de cómo salga en esa prueba director, ellos ya están orgullosos de quien soy, ellos saben que soy una buena persona y confían en mí, si usted de verdad me conociera, lo sabría. –Argumentó esquivando la mirada del hombre. –

Director Kim: Lo sé, lo sé y lo siento, no era a eso a lo que me refería. Lo que quiero decir es que, a mí me gustaría no verte más en la sala de detención cada vez que me voy a casa, como también me gustaría no tener que volver llamar a tus padres porque un profesor me notifica que hiciste algún desastre, creo que es hora de que empieces a sentar cabeza... por ti, por tu futuro.

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