La jugadora

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Ya con el oficio de centinela integrado en sí, Byul-Yi volvió al punto fijo de siempre a esperar la llegada de Wheein, pasó todo un mes en el que la veía escudriñando por una esquina de su ventana, escondida sin atreverse a acercársele. La mayor esperaba a que el tema se enfriara y sopesara, pero por mucho que pasaban los días seguía sintiéndose tan fresco como el hielo que tuvo que poner al borde de su boca el día en que tuvo que recibir el puño de Hye Jin en el bar de aquel hotel. Una tarde, sin alargar una espera que le parecía había perdido su sentido, en cuanto le vio aparecer gritó su nombre, al verle la chica del flequillo apretó su caminar para llegar pronto a su casa y perderse de la presencia de la mayor.

Moonbyul: ¡Wheein espera! −Pidió con la respiración agitada después de bajar corriendo las escaleras, cuando alcanzó a sujetarle del hombro. –

Wheein: ¿Ahora qué? −Soltó en un quejido al voltear cara a Byul. −

Moonbyul: Hablé con Hye Jin.

En ese momento las palabras de Byul cobraron interés para ella.

Moonbyul: Terminó golpeándome... pero era lo mínimo que podía recibir. Aun así, no estoy segura de arrepentirme del todo sobre lo que he hecho.

Wheein: ¿Estás escuchándote? −Preguntó con indignación. −

Moonbyul: Sí, le hice mucho daño a ella, y a ti... pero no quería hacerle daño a nadie. Mi única intención era tenerte de vuelta y nunca me importó el costo. Con tal de tenerte cerca.

Wheein: ¿Hasta cuando vas a vivir así? ¿No puedes entenderlo? En la vida hay costos, hay consecuencias... ¿Por qué eres tan irresponsable?

Moonbyul: Porque soy consecuente... desde mi punto de vista, nada era más importante que hacerte volver, recuperar lo que teníamos y hasta antes de que ella llegara lo estaba consiguiéndolo... todo volvía a sentirse como antes.

Wheein: ¿Hasta dónde estás dispuesta a llegar? ¿Por qué no solo renuncias?

Moonbyul: ¿Quieres que te de una razón? Ok. En primer lugar, tú no has dejado de quererme y eso me basta para buscar una nueva oportunidad. En segundo lugar, sigo sintiendo lo mismo por ti, quiero estar contigo, la única forma que conozco de vivir feliz es contigo.

Aproximándose a la más baja Byul le recogió ambas manos en las de ella y le miró a los ojos.

Moonbyul: En tercer lugar, sigo con el deseo de remediar todo, de arreglar todo lo que he hecho mal y demostrarte que en serio puedo ser quien te haga feliz, como siempre debió haber sido. −Sonrió. –

Wheein: ¿Qué te diga que sí es todo lo que quieres?

Moonbyul: No tienes que ponerle nombre si no quieres, podemos salir en la noche, puedo acompañarte a almorzar, o a cenar, o ayudarte a limpiar tu casa mientras estudias, no lo sé...

Wheein: Ok... −Dijo accediendo sin el menor entusiasmo. –

Moonbyul: ¿Qué?

Wheein: ¿No era eso lo que querías escuchar? −Preguntó mientras su mirada carecía de emoción. −

La mayor incrédula, la apretó en sus brazos, pero el pecho de Wheein continuaba frío como el clima de ese atardecer. Luego de tener la respuesta que soñaba le soltó dejándole ir a casa.

Hundida en el medio del sofá de su sala, Wheein intentaba atar alguna reflexión. Hye Jin era lo que pensaba y sentía que necesitaba, pero extrañamente y después de todo lo que había pasado, era a Byul a quien ella creía merecer. Si bien, el estar con la mayor siempre era excitante y electrizante, ya no era la niña ingenua de aquel tiempo y entendía que esa era una relación hecha para romperse. ¿No se sentía ella lo suficientemente rota ya? Quizás no lo suficiente. El haber hecho sufrir tanto a Hye Jin la empujaba al deseo de autocastigarse, su culpa y su conciencia le ardían en el interior. Quizás volver a sufrir era lo que merecía, atarse en algo que sabía solo le haría más daño... tal vez era lo necesario para quemar el puente.

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