El valor de la amistad

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—¿Uraraka? ¿La misma Uraraka de la clase 1-A? —Preguntó curioso Tokoyami.

—¿Acaso conoces a alguien más con ese maldito nombre? —Le respondió Katsuki.

—Oye viejo, no deberías hablarle así. —Kirishima tenía una cara extraña, el aire estaba tan tenso en ese momento.

—¡Cállate cabello puntiagudo! —Le gritó el rubio a su amigo. —¡No me digas que debo hacer!

Fumikage se quedó mirando fijamente al chico que acababa de gritar y este le respondía de la misma forma, prácticamente tenían una guerra de miradas en la que Eijirou solo se ponía más nervioso.

El hombre que poseía el quirk de la sombra pensó en si sería buena idea ayudar a ambos chicos, el pelirojo le agradaba y Ochako había sido una gran persona con él, pero definitivamente Bakugou no era alguien con quien se llevaba bien y que en la cotidianidad ayudaría.

—Bien.

—¿Huh? —Ambos amigos respondieron al mismo tiempo sin entender.

—Los ayudaré. —Dijo al fin Tokoyami. —Pero que quede claro que esto es más por Uraraka y Kirishima que por ti. —Apuntó al rubio.

—¿Eh? ¿Porqué tengo que ser yo el malo? —Bakugou se apuntó a sí mismo con la cara más seria que nunca, a pesar de que por dentro estaba muy feliz por la ayuda de ese idiota, no dejaría que ellos supieran eso.

—Pues, a Dark Shadow no le agradas. —Dijo finalmente, acariciando a la pequeña sombrita que se asomaba por su espalda con cara de pena, quién recordaba la última pelea que tuvo con Katsuki en el festival deportivo.

—Tsk. —Chasqueó la lengua.

El pelirojo temió por su amigo, conociéndolo, no quería que hiciera alguna estupidez. —Bien, genial, ¿entonces sí nos ayudarás, Tokoyami?

—Sí, pero no trabajo gratis.

—Ajj, ¿Cuánto quieres? Te daré más si trabajas rápido. —Bakugou estaba harto.

Los tres se quedaron un rato más conversando, más que nada Eijirou, que le contaba los detalles a Fumikage sobre la última vez que se supo sobre la chica morena y parte de lo que sucedió entre ella y su rubio amigo.

Habían acordado que en una semana se juntarían y si Tokoyami sabía de algo antes lo informaría lo más rápido posible, pero a pesar de toda la ayuda de ese detective, la policía y Kirishima, Katsuki tenía el mal presentimiento de que jamás la volvería a ver.

Iban en el auto de vuelta a la casa de Ashido, ambos en silencio, ninguno sabía qué decir, pero el pelirojo notó la cara afligida de su amigo y decidió romper la tensión.

—Oye, debes tranquilizarte, te prometí que la encontraríamos. —Sonrió mirando a Bakugou.

—Estoy tranquilo. —Respondió cortante, sin dejar de mirar hacia el frente.

—No deberías mentirle a tu mejor amigo.

—¿Y quién dice que estoy mintiendo? —El malestar se notaba en la voz del rubio.

—Hermano, sé que quieres hallar a Uraraka pero…

—¡¿PERO QUÉ?! —Gritó de la nada.

La vida no es tan malaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora