A mi si me importas. || DaeHyun × JinYoung

XXXI

Septiembre; 2010.

Narra Yoo YoungJae.

-El plan es este... y escúchenme bien porque estaré tras aquellos escombros viendo todo- advertí, los pandilleros me miraban expectantes.

Si, había arreglado en hacer que pandilleros actuaran en aquello en vez de mi, así yo no era incriminado si era que todo salía bien.

-Entonces... dinos que hacer y todos los nombres bien... nosotros solo seguiremos apelados al plan-

Aquella pandilla era una muy conocida para mi.

Me hacía el favor porque sabían que DaeHyun me gustaba y porque tanto ellos como yo odiábamos demasiado a Park JinYoung.

-Bien... apelense al plan... cité a DaeHyun en nombre de Bang YongGuk entonces ustedes pretenden tener apresado a Bang YongGuk... cuando DaeHyun acepte la pelea que es obvio que lo hará entonces ahí uno proponen torturar a alguien al azar... cuando Park JinYoung viene ustedes lo apresan por otra parte... y comienza entonces el pleito... le dicen que quien le toca torturar es a Park y como me aseguré de que ambos pelearan entonces DaeHyun aceptará torturarlo... y luego de eso Park tiene dos opciones, o no sobrevive o si sobrevive se traumará y ambos van a alejarse-

-Hecho... entonces nosotros por un lado vamos a agarrar a Park y ustedes van a por DaeHyun y esa situación- se dividieron en dos grupos de a cuatro personas para planear aquello.

Yo seguía con mi pena de no tener a JaeBum a mi lado.

Él era mi aliado,
Mi mejor amigo,
Mi otra mitad por poco,
Mi único comprendido.

No tenerlo me pesaba en el alma pero entendí que se ofendió por mis palabras.

Fui un idiota.

-Espero este plan funcione... yo me esconderé tras los escombros y asegúrense de no nombrarme ni mirar en mi dirección... no quiero que todo se heche a perder- asintieron a eso y fui tras los escombros suspirando en pena.

-JaeBum... deberías estar haciéndome apoyo aquí en un momento así... prometo que ni bien esto acabe lo compensaré amigo...- lo necesitaba a mi lado demasiado.

Necesitaba de JaeBum.

Hacía demasiado tiempo que no sentía un vacío tan inmenso, desde que JaeBum me ayudó a mi en mis penas él ya jamás se había ido de mi lado.

Pero sus razones eran mi culpa entera, que él se enojara y se alejara recaía en mis penas y culpa, más que todo mi cargo de consciencia.

Comencé a pensar en la situación entonces hasta oír pasos y alcé la vista con muchísima sigilosidad, el plan comenzó con un Jung DaeHyun enojado.

-De seguro que va a atacar feamente a JinYoung... se lo merece... ese maldito merece un ataque atroz... se lo advertí- gruñí inaudible desde lo lejos, expectando todo aquello con emoción y maldad pura.

Narra DaeHyun.

Llegué al callejón, me animaba un poco el hecho de que seguro Bang iba a buscar animarme acompañándome a un par de peleas callejeras, entre ambos esa era una forma de animar al otro.

Solo fui allí y al llegar al callejón del fondo miré extrañado al rededor, normalmente el me esperaba de manera visible y arqueé mis cejas un poco.

-¿Bang?- dije y mi voz hizo eco en el callejón, suspiré leve y lo esperé hasta que un grupo pandillero se apareció en el callejón, sonriendo todos de manera siniestra.

Entrecerré los ojos sin confianza.

-¿Buscas a Bang YongGuk?- dijo quien parecía ser el líder.

-No te incumbe- susurré apuñando mi daga en mi bolsillo a escondidas.

Entre todos ellos se rieron de mi actitud.

-Entonces no te incumbe que degollemos a tu amigo... quiero pelea... y si no me das pelea no liberaremos a Bang YongGuk... asíque más te vale pelear- amenazó el líder.

-Bien... adelante- dije sin problemas, tenía que sacar a Guk de aquel aprieto.

-Jefe... se me ocurre una idea... ¿por qué no vemos como tortura a alguien que pase caminando por ahí? Si torturas bien... te damos a Guk... si no lo haces entonces nos divertiremos torturando a tu amigo...- dijo otro.

A todos les gustó la idea.

Asentí, me daba igual.

Mi teléfono dio un sonidito que tanto me era familiar.

Entonces de golpe otros pandilleros aparecieron con Junior apresado entre brazos, Junior estaba llorando del susto pero al tenerlo con la boca cubierta no pudo gritar.

Era mi momento perfecto a desquitar mi odio.

Apuñé mi daga acercandome a Junior cuando los pandilleros lo soltaron.

El líder se quedó expectante y la pandilla nos acorralaba morbosamente, yo acorralé a Junior contra un muro, el solo lloraba como una niña.

Y apuñé mi daga.

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